Como periodistas, cubrimos la actualidad del motor. Y no solo se trata de dar luz a novedades o curiosidades, también de lo que está por venir.
Introduciéndonos en este último apartado, las marcas registradas son siempre un tema un tanto escabroso ya que, a menudo, se hacen apuestas sobre si un fabricante va a utilizar una palabra o frase que ya ha sido registrada. La acción en sí está lejos de ser una garantía de que una empresa tenga algo en camino, algo que hemos vivido en innumerables ocasiones.
Antes de nada, vale la pena entender qué es una marca comercial. Es un tipo de propiedad intelectual en el que un individuo o empresa se registra como la única entidad capaz de usar una palabra, frase o logotipo en el mercado para una clase de productos.
La protección solo se aplica a ciertas categorías de elementos identificados en el registro de marca particular. Eso quiere decir una compañía automotriz puede usar un mismo nombre su vehículo, y una entidad que nada tenga que ver con la automoción replicarlo sin ningún problema legal.
Cada país (y ciertas regiones en un caso como la Unión Europea) tiene una oficina de marcas separada, por lo que si una empresa tiene la intención de vender el producto en dicha zona, debe presentar la documentación en cada lugar. La marca es importante, particularmente en la industria automotriz, porque es imposible vender un producto sin tener un nombre. Por lo tanto, los periodistas como nosotros vigilamos continuamente sitios como la Oficina de Patentes y Marcas Registradas y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.
Estos registros pueden ser la primera pista sobre lo que está planeando una empresa. Y otra cosa de relevancia es que los registros iniciales de marcas comerciales con intención de uso son en concepto de que, si no se usan, se pierden. En la Unión Europea se concederá por un periodo de 10 años contados a partir de la fecha de solicitud y el registro podrá renovarse indefinidamente por periodos sucesivos de 10 años, mientras que en EE. UU. el periodo es de seis meses desde que obtiene la aprobación inicial (con hasta cinco extensiones más).
Esto conduce a una situación en la que los fabricantes renuevan continuamente una marca comercial no utilizada para no perderla. Porque, tras años de inactividad, el titular puede no tener los derechos de la marca comercial y ha de presentar una nueva solicitud. Un ejemplo perfecto lo tenemos en el nombre “Celica”. Tras la desaparición del modelo, Toyota perdió la marca registrada en 2016 porque ya no estaba en uso. La empresa no volvió a presentar la solicitud del apellido hasta 2017, y de nuevo ha solicitado proteger la denominación.
Cuando vemos que una compañía automotriz vuelve a presentar la misma marca registrada varias veces durante muchos años, es una señal relativamente clara para nosotros de que una compañía puede estar, simplemente, reservando el nombre para proteger el apodo, en lugar de tener la intención real de llevar el nombre al mercado en un nuevo producto. Nada es imposible, pero desde luego que no esperamos que el Toyota Celica regrese pronto a los concesionarios. Y como el extinto coupé nipón, hay –y habrá– muchísimos más casos.
Vía: Motor1