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Maserati Bora (1)
Luis Blázquez

Maserati Bora, el primero de los superdeportivos hecho para ser tan rápido como práctico y lujoso

El Maserati Bora fue el primer vehículo de producción de la maca con el motor en posición central, y también el primero con suspensión independiente en las cuatro ruedas. Al igual que otros modelos de la firma italiana, el Bora tomó su nombre de un viento, en este caso de uno que se encuentra en áreas cercanas al mar Adriático. Con un aspecto muy futurista para su época, el deportivo allanó el camino para el renacimiento de la empresa en los 70.

Presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra el el 11 de marzo de 1971, fue diseñado por Giorgetto Giugiaro (Italdesign) a pedido de la marca del tridente. La carrocería en forma de cuña se complementó con un conjunto de faros escamoteables en la sección superior del capó, justo encima de las salidas de aire rectangulares que formaban la parrilla y separadas por el logotipo de Maserati. Era un placer para la vista de todos aquellos que fueron a la cita suiza, a pesar de compartir escenario con el prototipo Lamborghini LP500 y el Miura SV.

Por otro lado, la mayoría de los deportivos de la época ofrecían poco espacio para los pies y poca o ninguna provisión para el equipaje, pero el Bora tiene un maletero completo delante y era conocido por ser notablemente más civilizado que sus competidores. A diferencia de estos últimos, el Bora empleaba un cristal doble que separaba su cabina del compartimiento del motor, así como una tapa del motor de aluminio alfombrado, lo que disminuía en gran medida el ruido del motor a bordo y aumentaba el nivel de comodidad para el conductor.

Sin embargo, aunque las líneas exteriores e interiores fueron obra de Giugiaro, fue Giulio Alfieri quien se hizo cargo del aspecto ingenieril. El Bora además presentaba una suspensión independiente en las cuatro ruedas, una novedad para la marca italiana, así como frenos de disco y una caja de cambios manual de cinco relaciones fabricada por ZF que quedaba unida a un motor V8, bien de 4.7 litros (de 1971 a 1978) o de 4.9 litros (1973-1978), montado en un bastidor auxiliar del monocasco. Eso sí, el peso oscilaba entre los 1.610 y 1.830 kg.

Con la primera de las mecánicas, el Bora entregaba 310 CVa 5.200 rpm, lo suficiente para llegar a una velocidad máxima de 270 km/h. El ocho cilindros de mayor tamaño erogaba un máximo de 330 CVa 5.500 rpm, aumentando la punta hasta los 285 km/h. En ambos casos, la carrera hasta los 100 km/h desde parado necesitaba de unos siete segundos, mientras que el consumo medio en una conducción medianamente alegra podía rondar los 30 l/100 km. En el caso del EE. UU., todas las cifras mermaban ante las normativas de emisiones.

El avanzado sistema hidráulico de alta presión de Citroën se adoptó para operar los frenos de disco ventilados en el circuito principal, y en otro auxiliar la caja de pedales (embrague, freno, acelerador de pie), el asiento del conductor (solo con ajuste vertical) y los faros. Las ruedas eran de aleación ligera Campagnolo de 15 pulgadas, recubiertas con tapacubos de acero inoxidable pulido extraíbles y envueltas en neumáticos Michelin XWX 205/70 delante y detrás, aunque al principio presentaban problemas de tramlining a alta velocidad.

Pero una de las cosas que realmente distinguía a este coche de la competencia fue el hecho de que tenía una distancia entre ejes más ancha que la mayoría y una postura más cerca del suelo. Esto le permitió ser más manejable circulando rápido, especialmente en las curvas rápidas. Considerándolo todo, era una máquina capaz de ir rápido en rectas y trazar giros con confianza, y detenerse en un momento. Y todo ello en un conjunto que era más lujoso, cómodo y refinado que sus contrapartes equivalentes diseñadas por Lamborghini y Ferrari.

Aún así, una versión de carreras se desarrolló en 1973 a raíz de la solicitud del importador francés Thepenier de competir en el Grupo 4, pero en ese momento, y después de extraer más de 430 CV del propulsor V8, Maserati no pudo alcanzar la cifra de producción de 500 unidades requerida para obtener su homologación. La crisis del petróleo, combinada con las nuevas restricciones impositivas aprobadas por el gobierno italiano para motores de más de 2.0 litros, había reducido significativamente el mercado de vehículos de alto rendimiento.

Desde 1971 hasta 1978, Maserati completó el montaje de 564 ejemplares del Bora, con un grupo liderado por el espectacular (para la época) Boomerang, que compartía los mismos fundamentos. A pesar de los problemas financieros que enfrentó la marca después de que Citroën la vendiese a la desafortunada compañía De Tomaso en 1975, el Maserati Bora fue en gran medida un éxito para la firma con sede en Módena. 50 años más tarde, es el MC20 el modelo que busca continuar con el linaje de los deportivos de motor central de la marca.

Fuente: Maserati

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