Por fin hemos visto en persona al nuevo Mazda MX-30 R-EV. La versión híbrida enchufable de un SUV nacido como eléctrico con un sistema de propulsión único en el mercado, ya que su motor rotativo se emplea como generador eléctrico y siempre se propulsa en modo eléctrico.
Pero más que este SUV híbrido enchufable lo interesante es dónde lo presentaron: en el Madrid Design Festival, junto al segundo híbrido enchufable de la marca, el CX-60 para dar paso a la exposición Rasgos Intangibles.
«Un espacio multisensorial rodeado de artesanía, diseño y sostenibilidad. Lugar en donde las creaciones duermen imperceptibles y es nuestro recorrido como visitantes el que las despierta invitándonos a dialogar y a sentir con cada obra expuesta”. Así define Victoria de Pereda, comisaria de la exposición, a la colaboración entre Mazda y la Asociación Española de Artesanía Contemporánea SACo.
No es la primera vez que Mazda colabora con ellos, pues llevan cuatro años apoyando a la asociación que promociona la cultura española, preservando los oficios y potenciando el patrimonio cultural.
¿Y por qué Mazda se ve envuelta en un proyecto así? Pues porque, como vimos en la prueba del CX-60, varios de los pilares fundamentales de la firma de Hiroshima son el diseño y el proceso artesanal en la concepción de sus vehículos. Las manos de sus maestros Takumi transmiten alma a su creación.
Además de las obras de los artesanos de SACo y de los dos vehículos Mazda expuestos, el visitante también podrá disfrutar de una escultura desarrollada por el Institute for Material design (IMD), perteneciente a la Universidad de Arte y Diseño de Offenbach y Mazda Motor Corporation. Consiste en una instalación interactiva que reinterpreta la filosofía del diseño japonés desde una perspectiva europea. Representando el concepto japonés del Ma en el arte y la artesanía de Japón. Literalmente, Ma significa hueco, espacio, pausa, y es una filosofía que hace referencia al tiempo y a los espacios intermedios.