¿En qué se parece un coche de hace un siglo a uno actual? Posiblemente en que tiene ruedas y un motor, pero hasta ahí las similitudes. Mercedes fue, y continua siendo, uno de los mayores fabricantes premium del mundo y, como tal, ha sido pionera en el desarrollo de tecnologías que han mejorado los automóviles de muchas maneras. Y no solo han sido incorporadas por la casa alemana, sino que han sido extrapoladas a todos los vehículos del mercado.
Gracias a Mercedes, hemos podido –y podemos– disfrutar de muchas bondades del mundo de la automoción. Veamos qué le debemos a la firma de Stuttgart.
Primer coche: Benz Patent-Motorwagen (1886)
El génesis de la automoción. Fue en 1886 cuando Karl Benz (1844-1929) trajo al mundo el primer vehículo de pasajeros personal motorizado por combustible. Estaba impulsado por un motor de gasolina de 954 cc y un solo cilindro, con una potencia de 0,9 CV. Contaba con tres ruedas y una sola marcha, y podía alcanzar velocidades máximas de entre 12 y 17 km/h.
A modo de curiosidad, a finales del siglo XIX la gasolina tan solo se vendía en las farmacias. Bertha (1849-1944), la esposa de Benz, realizó el primer viaje de larga distancia en coche: algo más de 100 kilómetros, el espacio que separa Mannheim de Pforzheim, al este de Alemania. Los frenos se desgastaron y, con la ayuda de un zapatero y cuero, inventó las pastillas de freno.
Compresor volumétrico: Mercedes Kompressor (1921)
En los albores de la automoción, la eficiencia térmica de los motores de combustión estaba aún muy lejos del estándar actual. Hacían falta grandes motores para conseguir un mínimo de potencia decente; era difícil encontrar un propulsor que rindiese más de 20 CV. Sin embargo, con una inducción forzada de aire, la cámara de combustión puede quemar más combustible y, por ende, generar más potencia.
Esto es lo que venía a ser el compresor volumétrico. Aunque se desarrolló inicialmente en la década de los 80 del siglo XIX, fue Mercedes quien lo implementó por primera vez en un vehículo de producción en sus modelos 6/25/40 HP y 10/40/65 HP. Fueron apodados con el subnombre “Kompressor”, una denominación que la compañía ha estado usando hasta hace unos años en su oferta de gasolina sobrealimentada.
Diésel: Mercedes 260 D (1936)
Herr Rudolf Diesel desarrolló el motor que lleva su nombre poco antes de 1900, y la tecnología rápidamente demostró su valía, especialmente en términos de fuerza y eficiencia de combustible. Rápidamente se comenzó a implementar en barcos y submarinos, y el primer camión diésel apareció en 1908.
Hacer el motor más pequeño y ligero resultó un desafío, pero las compañías automotrices trabajaron en ello después de la Primera Guerra Mundial, con prototipos de Citroën, Saurer y Peugeot. Pero fue Mercedes lanzó el primer coche de producción con motor diésel, el 260 D. Su bloque de cuatro cilindros y 2.545 cc entregaba 45 CV, aportando una respetable velocidad máxima de 95 km/h.
Turbodiésel: Mercedes Clase S 300 SD (1978)
El motor diésel continuó su desarrollo en la casa de Stuttgart durante los siguientes años. Coincidiendo con la crisis del petróleo de los años 70, Mercedes aprovechó para lanzar un propulsor de gasóleo cuya eficiencia fuera muy superior hasta lo visto entonces y, además, compensase la escasa potencia de estos bloques. Así nació el primer turbodiésel.
Fue visto por primera vez en 1978 en el Mercedes Clase S 300 SD (W116), e inicialmente tan solo estaba destinado al mercado estadounidense. Equipaba un bloque de cinco cilindros en línea de 3.0 litros con una potencia de 111 CV y 228 Nm, homologando un consumo medio que oscilaba entre los 7,8 y 9,4 l/100 km. Hoy en día puede parecer poca cosa, pero en su momento fue una revolución.
Sistema antibloqueo de frenos (ABS): Mercedes Clase S (1978)
El primer sistema antibloqueo de frenos (ABS) ya existía desde los años 60, pero era de accionamiento mecánico. El ABS completamente electrónico de cuatro canales no estuvo disponible hasta 1978, cuando se ofreció como equipamiento opcional en el Mercedes Clase S (W116). El ABS mecánico quedó rápidamente eclipsado ante una tecnología más eficiente.
El ABS ha sido obligatorio en todos los coches nuevos vendidos en la Unión Europea desde 2004. En pocas palabras, el ABS permite que los automóviles se detengan más rápidamente y, a su vez, permite un elevado grado de control. Con las ruedas no bloqueadas, aún se puede manipular la dirección en una fuerte detención, además de la consecuente distancia de frenado más reducida.
Barra antivuelco automática: Mercedes SL (1989)
Los descapotables siempre han estado en el punto de mira de las instituciones reguladoras, pues por su concepción son más inseguros en caso de vuelco frente a un coche de techo rígido. Ante la posibilidad de que fuesen prohibidos, algunos fabricantes como Porsche desarrollaron la alternativa de techo Targa, algo a medio camino entre un coupé y un descapotable puro.
Cualquier vehículo sin techo ha de tener pilares más rígidos, lo que conlleva a un aumento de la masa. En caso de vuelco, los ocupantes están más expuestos. Por esta razón, la firma alemana desarrolló una barra antivuelco para el Mercedes SL (R129) que se escondía tras los asientos y se desplegaba en 0,3 segundos, independientemente de si hubiese o no capota, en caso de que los sensores del coche detectasen un vuelco inminente.
Control electrónico de estabilidad (ESC/ESP): Mercedes CL 600 (1995)
El control electrónico de estabilidad (ESC o ESP) es un sistema que se encarga de detectar rápidamente una pérdida de control y frenal las ruedas en consecuencia para contrarrestar el deslizamiento de las ruedas, tanto delanteras como traseras. El primero en incorporarlo fue el Mercedes CL 600 (C140) en 1995.
Dos años después se integró en el Mercedes Clase A, intentando subsanar el desafortunado manejo que mostraba a altas velocidades como bien demostró su fracaso en la “prueba del alce” (maniobra de esquiva) de ese mismo año. Desde el 1 de noviembre de 2014 se hizo obligatorio en cualquier turismo que saliese nuevo de fábrica.
Asistencia de frenado: Mercedes Clase S (1996)
Un gran porcentaje de los conductores siempre ha sentido pavor por pisar el freno hasta la moqueta, pero es lo único que te puede librar de un posible accidente. Al coche no le va a pasar nada, y a ti te puede salvar la vida. Para combatir este fenómeno, TRW desarrolló un sistema que detectaba una posible frenada de emergencia y él mismo aplicaba el resto de la fuerza por sí solo. Fue estrenado en el Mercedes Clase S (W140) y es obligatorio desde 2009.
Control de crucero adaptativo (ACC): Mercedes Clase S (1998)
El control de crucero no es un invento nuevo. De hecho, en Norteamérica muchos vehículos lo han estado ofreciendo desde la década de los 50. Pero el control de crucero adaptativo (ACC) utiliza radares, y a veces también una cámara, para ajustar automáticamente la velocidad mientras se mantiene a una distancia establecida del coche que está delante.
Si bien algunos sistemas más básicos estaban disponibles en tiempos pretéritos, el primer automóvil en ofrecer un sistema completo como lo conocemos hoy en día fue el Mercedes Clase S (W220), lanzado en 1998. El sistema se bloqueaba a sí mismo por debajo de los 32 km/h (20 mph). En 2005, Mercedes lo actualizó para detener el vehículo por sí solo, si fuese necesario.
Acceso y arranque sin llave (Keyless-go): Mercedes Clase S (1998)
Otro elemento muy estandarizado en cualquier coche nuevo en estos días, también fue estrenado en el Mercedes Clase S (W220): la capacidad de poder entrar al coche sin la necesidad de sacar la llave del bolsillo. Tan solo acercarse a la puerta, abrirla, subir, apretar el botón de arranque et voilà. La tecnología fue desarrollada originalmente por el proveedor automotriz VDO de Alemania.
Suspensión activa: Mercedes CL (1999)
El Mercedes Clase CL (C215) marcó el comienzo del primer sistema de suspensión activa del mundo en 1999. Llamado Active Body Control (ABC), utilizó cilindros hidráulicos para compensar los movimientos no deseados de la carrocería, como la inclinación a la hora de afrontar una curva o la parte delantera al hincar el morro bajo una frenada intensa.
En 2013, Mercedes fue más allá. Conectó el sistema a un ordenador que recibía lecturas de una cámara que escaneaba la carretera. Operando hasta 130 km/h, podía detectar ireegularidades y baches e, inmediatamente, ajustar la suspensión en consonancia. Apodado como Magic Body Control, era una opción bastante costosa en el Mercedes Clase S (W222) coetáneo.
Advertencia de salida de carril: Mercedes Actros (2000)
Las distracciones, el cansancio u otras circunstancias pueden derivar en un movimiento hacia fuera del carril de circulación pudiendo causar graves accidentes. El sistema de advertencia de salida de carril emite una señal auditiva si detecta esta circunstancia, utilizando cámaras que escanean las líneas blancas que delimitan los carriles. Los primeros vehículos de producción en incorporar esta tecnología fueron los camiones Mercedes Actros en el 2000.
Frenada de emergencia autónoma (AEB): Mercedes Clase S (2006)
Los accidentes causados por colisión son muy comunes en las carreteras, y siendo a altas velocidades pueden poner en grave peligro la vida de los ocupantes. El sistema de frenado de emergencia autónomo (AEB) fue lanzado en 2006 e incorporado en los Mercedes Clase S (W221) y CL (C216). Para ello, empleaba una pareja de radares que detectaban una colisión inminente.
Al igual que funcionan ahora, el sistema primero advierte al conductor mediante señales luminosas y acústicas. En caso de ignorarse, se aplicaría la fuerza de frenado máximo sobre las cuatr ruedas, ayudando a mitigar la velocidad del impacto, cuyo factor colateral es exponencial. Desde entonces, se ha ido incorporando paulatinamente en todos los segmentos, aunque será obligatorio en nuestro continente a partir de 2021.