El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que presentó el Gobierno de España a la Unión Europea no ha hecho más que levantar polémica. Probablemente la medida más controvertida, porque afecta a prácticamente todo el mundo, es la de imponer peajes en todas carreteras para 2024. Inicialmente se barajaba la posibilidad del pago por uso de las autovías y autopistas estatales, aunque ahora también se confirma que se incluyen en el plan las regionales y que está muy cerca de hacerse realidad.
El plan es comenzar con los 12.000 kilómetros que hay de autovías y autopistas estatales para después implantar los peajes en los 14.000 kilómetros de carreteras nacionales de un carril restantes. Por el momento no se habla de las carreteras locales o comarcales, pero ya sería una medida que afectaría a todos los conductores en algún momento. El siguiente paso sería abrir un proceso de negociación con las Administraciones autonómicas para consensuar las condiciones.
Inicialmente se propuso que no afectase a todos los usuarios, pero finalmente tendrán que pagar tanto conductores particulares como transportistas, incluidos los nacionales y los extranjeros. No se habla todavía de las tarifas, pero el Gobierno habla de «tarifas asumibles» y también de reducciones o bonificaciones para los menos favorecidos. Otra cosa que se regulará será que para los profesionales sea el contratista el que tenga que pagar y que el dinero no salga así del bolsillo del camionero, aunque todavía no se especifica.
Según varias fuentes, el coste de los peajes tendría que estar entre los 3 y los 5 céntimos por kilómetro para que se pueda acabar con el déficit de 8.000 millones de euros que acumula la conservación de las carreteras a nivel nacional. Con estas tarifas, a una media de 4 céntimos por kilómetro, un viaje de Madrid a Valencia podría costar 14 euros, mientras que ir a La Coruña supondría unos 22 euros. Aunque los vehículos ya están altamente gravados, parece que no es suficiente para la conservación de las vías españolas.
En palabras del Gobierno, «la imposición de un pago por uso permitiría garantizar la conservación de la red viaria, además de generar incentivos hacia la mayor eficiencia en este modo de transporte, lo que a su vez redunda en una minoración de las emisiones de gases de efecto invernadero». Todavía se contempla que haya algunas excepciones, Pere Navarro mencionó que «normalmente el viaje diario, cotidiano, por tema laboral, queda exento». Pero también el director de Tráfico defendió la medida con frases como «usted cuando va en tren, no va gratis» o haciendo referencia al pago por uso que está presente en buena parte de Europa.
En Portugal, Francia e Italia lleva tiempo funcionando este sistema. También en otros países como Suecia, Holanda o Dinamarca; que pagan tarifas planas anuales en vez de pagar por kilómetro recorrido. En otro extremo está Alemania, donde todas las autopistas son gratuitas, similar a lo que veíamos en España hasta el momento. Lo que queda claro es que muchos imponen peajes en vías rápidas, pero ninguno en las carreteras convencionales. Veremos como avanza esta polémica medida.
Fuente: El País