Hay pocas dudas de que Rolls-Royce es el summum de lujo británico. Décadas de exquisita historia le han llevado al punto en el que se encuentra, aunque también ha tenido que adaptarse a los tiempos que corren. De hecho, se subieron al carro de la electrificación con el Spectre, su primer modelo totalmente eléctrico. Desde su lanzamiento quedaba claro el potencial que tenía y eso lo han demostrado ahora con el Rolls-Royce Spectre Black Badge. No es otra cosa que su versión tope de gama y han llegado a referirse a ella como un «alter ego».
Eso se debe a que cambia el carácter del Spectre para sacar su cara más potente y audaz. Se ha convertido en el Rolls-Royce más potente de la historia, dejando atrás el nivel que ofrecía la mecánica V12 y dejando claro que la electrificación va a alcanzar cifras hasta ahora impensables. En este caso, entrega 659 CV y 1.075 Nm de par, que son 74 CV y 175 Nm más que lo que entrega el Spectre convencional. Eso también supone incrementar sus prestaciones y afilar su comportamiento para hacer gala de sus insignias oscurecidas.
Eso es precisamente lo que significa Black Badge, una denominación que había estado presente en otros modelos de corte deportivo. Sorprende que la marca hiciera en secreto una tirada limitada de este ejemplar y que sus clientes prometiesen no revelarlo hasta su presentación. No se ha confirmado cuántas unidades se hicieron, pero todas ellas son capaces de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,2 segundos. Con el botón Infinity del volante se dispone toda la potencia de forma instantánea bajo el pie derecho, ofreciendo una respuesta más directa.
El Rolls-Royce Spectre Black Badge también presume de una puesta a punto del chasis específica, con una dirección que ofrece un peso mayor y una suspensión con la que consiguen reducir el balanceo de la carrocería en curvas. Mantiene el confort propio de la Magic Carpet Ride, pero ahora con un toque extra de rigidez. También hay que decir que tiene un aspecto diferenciado respecto al resto de la gama. Se presenta con el color Vapour Violet que hace referencia a la cultura del neón de los 80 y 90, con un capó en Iced Black haciendo contraste.
Otros detalles propios del Black Badge son las llantas de 23 pulgadas en aluminio forjado, que pueden ir en negro, además de un buen número de elementos como el marco de la parrilla (que va iluminada), la insignia o las manecillas de las puertas en color negro. En el interior cuenta con el techo iluminado por 5.500 «estrellas» y cuenta con materiales tan destacados como la fibra de carbono o la madera de Bolívar. No ha trascendido el precio de este ejemplar, pero seguro que está a un nivel muy elevado.
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