En el mundo del motor nos suelen llamar la atención las rarezas y las transformaciones. Y pocas hay más curiosas que las que se hacen en los coches del Papa. Los que han ocupado el papel máximo representante de la Iglesia Católica han utilizado todo tipo de vehículos en sus distintas visitas a diferentes países. El último papamóvil que hemos podido ver es el Toyota Mirai que ha sido regalado al Papa Francisco por la Conferencia Episcopal Católica de Japón.
Se trata de un encargo especial a Toyota que ha tenido que ser altamente modificado para poder llevar con comodidad al Sumo Pontífice. Podría decirse que se toma un estilo Laundalet al mantener intacto el frontal y las plazas delanteras, pero abriendo el vehículo en la parte trasera y sustituyendo los asientos por una superficie plana donde el Papa pueda estar visible por todos. Se ha alargado el voladizo, modificado las puertas y puesto unas escaleras para acceder a esa zona.
Tanto ha sido el cambio, que sus dimensiones crecen notablemente. Ahora llega hasta los 5,1 metros de largo y 2,7 metros de alto debido a esa plataforma que sirve para que el Papa Francisco pueda ir de pie dentro del coche. Incluso se ha puesto iluminación en ese techo de la parte trasera que también impide que se moje. Lo que no cambia es ese sistema de propulsión tan novedoso que tiene el Toyota Mirai.
No es el primer coche de cero emisiones en el que se puede ver a un Papa, pues hace unos años ya se le pudo ver en una Renault Kangoo eléctrica. Sin embargo, sí que es el primero movido por hidrógeno gracias a un sistema de pila de combustible. Ese componente lo que hace es transformar el hidrógeno en electricidad a través de una reacción química en la que solamente se genera vapor de agua. Con cada carga se pueden conseguir unos 500 kilómetros de autonomía. Lo que desconocemos es si habrá muchos sitios donde repostar hidrógeno cerca de El Vaticano.
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