Este raro vehículo semioruga con base de Volkswagen Transporter fue construido en la década de 1960 y languideció en la oscuridad en las décadas siguientes antes de que fuera rescatado y restaurado por el fabricante alemán. Esta Volkswagen T1, conocida como “Half-Track Fox”, fue una invención de un ingeniero que quería un vehículo apropiado para su montañosa tierra de Centroeuropa, y ciertamente una muy eficaz.
Corría el año 1962 y Kurt Ketzner, un ingenioso mecánico vienés de Volkswagen, pensó que no había ningún vehículo diseñado para adaptarse al particular terreno montañoso de su país. Por lo tanto, se esforzó por crear el suyo propio, que finalmente se denominaría “Half-Track Fox”. Ketzner determinó que la base perfecta para el proyecto era un microbús Volkswagen T1, pero decidió que necesitaría orugas de tanque para sortear la nieve. “No pude encontrar el vehículo con el que estaba soñando. Así que decidí construirlo yo mismo”, escribió Ketzner en su día.
Aterrizó, entonces, en la idea de incorporar un par de ejes extra a la furgoneta germana. En la parte posterior, el microbús acogería dichos ejes que impulsarían unas orugas diseñadas por el propio Ketzner. Montadas sobre ruedas de 13 pulgadas, las orugas estaban hechas de aluminio y caucho para que fueran seguras para su uso tanto en carretera como fuera de ella. Mientras tanto, los ejes delanteros mantenían las ruedas normales, pero con gomas de 14 pulgadas con la banda de rodadura rugosa y con un freno en cada rueda.
Para garantizar una distribución uniforme de la energía motriz a las ruedas, incluso en la nieve más profunda, también tenía un diferencial de deslizamiento limitado. Sin embargo, no había abundancia de potencia para distribuir. Ketzner no vio la necesidad de modificar el bloque de cuatro cilindros refrigerado por aire y 1.192 cm3 de Volkswagen, por lo que esta Transporter T1 generaba solo 34CV. Eso era suficiente para alcanzar una velocidad máxima de 35 km/h, lo que lo hace un poco más lento que un zorro real de cuatro patas.
Ketzner fabricó solo dos de estos elaborados artilugios en 1968. De hecho, estaba trabajando en un tercero cuando se vio obligado a finalizar la producción. Este, finalmente, fue comprado en 1990 por el Museo Porsche de Gmünd, Austria, antes de pasar a formar parte de la colección de Bullikartel eV, una sociedad entusiasta de los microbuses de Volkswagen. Porque no cabe la menor duda de que, además de parecer muy divertido de llevar, este es uno de los furgones de la firma de Wolfsburgo más extraños y únicos que uno ha visto.
En 2005, intentaron iniciar una restauración del vehículo, pero se encontraron con problemas que los obligaron a detenerse. Por eso en 2018, Volkswagen Commercial Vehicles se hizo cargo del “Half-Track Fox” y se lo entregó a su departamento de Vehículos Clásicos, encargándole la extensa restauración del modelo que, por cierto, finalizó en febrero de 2022. Eso ha permitido al equipo dejar que el vehículo se abriera paso a través de la nieve una vez más. Y dicen que, a pesar de la falta de potencia, es asombrosamente bueno para escalar montañas nevadas.
La carrocería se desnudó por completo, se volvió a tratar la chapa y se le dio un nuevo trabajo de pintura naranja, elegido originalmente para destacar en un entorno alpino. La mecánica también se reparó y actualizó de manera similar. Asimismo, el interior fue una oportunidad para que el equipo de restauración se volviera creativo, ya que no había registros reales del diseño original del vehículo. Se instalaron elementos frescos de haya y pino en el interior junto con provisiones para herramientas y otros equipos adecuados para la vida montañosa.
Fuente: Volkswagen
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