El logotipo de Mitsubishi lo forman tres diamantes y son precisamente tres las versiones del Outlander 2016, una de las joyas de su gama. Este SUV se puede elegir diésel (una variante de 150 CV y tracción total), y también híbrido enchufable, el Outlander PHEV, el primer SUV con esta tecnología lanzado en el mundo y rey de ventas europeo de su categoría.
El tercer puntal, que el Outlander 200 MPI, la versión de gasolina. En principio puede parecer una locura un coche tan grande con este combustible, pero los ingenieros nipones han conseguido contener el peso (200 kg menos que el diésel) de este SUV con 150 CV y cambio automático.
Tras nuestra prueba del Outlander diésel y probar a fondo el Outlander PHEV, es el momento de comprobar si es de recibo apostar por un SUV grande de gasolina. Tal y como están las cosas para el diésel en Europa, con más que previsibles restricciones a la circulación en ciertas zonas (en Londres el peaje para acceder al centro o los aparcamientos ya son más caros) quizá no sea una tontería.
En nuestros consejos para elegir motor diésel o gasolina uno de los mantras es que, cuanto mayor sea el coche, más compensará elegir una mecánica de gasóleo. Comprobemos si, en el caso del Outlander, podría compensar su compra, conociéndolo a fondo.
Exterior
El pasado año conocimos el cambio de diseño de Mitsubishi. De la línea llamada Jet Fighter (caza de combate) se pasó a la Dynamic Shield (escudo dinámico), que apuesta por enmarcar la nueva parrilla con elementos cromados, como para “proteger el emblema de los tres diamantes”, según asegura el fabricante. Es la línea que seguirán futuros modelos de la marca, como el ASX 2017 o el nuevo SUV que conoceremos en el Salón de Ginebra.
Por lo demás, no hay diferencias con otros modelos de la marca. Este SUV grande mide 4.695 mm de longitud. Supone que sea 3 cm más largo que el anterior Outlander 2012, del que mantiene su anchura ,1.810 mm y altura, 1.680 mm
En la vista lateral lo más llamativo son las llantas de 18 pulgadas, con neumáticos 225/ 55 R y un diseño muy logrado (más rígidas y con más radios con el fin de reducir la sonoridad), así como la gran distancia entre ejes de 2,67 metros. Hay también unas aletas con unas formas más trabajadas, nuevos retrovisores y unas unas láminas cromadas en la parte inferior de las puertas, a juego con los cromados del frontal o los marcos de las ventanillas.
Es el frontal lo más destacado de esta profunda revisión, con esa nueva parrilla rodeada de elementos cromados. Para gustos colores, pero es indudable que le dan una gran personalidad al coche, así como ayudan a diferenciarlo entre la cada vez más numerosa oferta de SUV grandes. Las luces diurnas LED apoyan el diseño y hay faros antiniebla nuevos (que funcionan realmente bien, pudimos comprobarlo).
En la zaga varían respecto al modelo anterior la forma de las ópticas, que ahora se adentran hacia el portón y las líneas del paragolpes. Eso consigue que el Outñander parezca más ancho desde atrás. Hay también cromados entre los faros y un protector de bajos en la parte inferior, color plata, enmarcado entre los catadióptricos y la luza de marcha atrás.
Interior
No hay cambios en el interior de habitabilidad, con un habitáculo realmente amplio en todas las cotas. Los asientos delanteros son fantásticos. Eran uno de las cien mejoras anunciadas en este modelo y desde luego, se aprecia el trabajo. Son de un tamaño generoso y cómodos. Realizamos dos viajes largos, de más de 600 km, en ellos y te sientes realmente a gusto. La posición de conducción es muy SUV, en el que se domina la carretera, algo elevado, y el paso de los kilómetros no pesan en tu espalda.
También trata muy bien a los ocupantes de las plazas traseras. Hay mucha distancia entre la banqueta trasera y los respaldos delanteros, con lo que hay un gran espacio para las piernas, de los mejores de la categoría. Hay mucho espacio para las cabezas y la anchura no es mala, pero como es habitual el ocupante del asiento central irá algo menos cómodo de los que viajan en los laterales. Por suerte, el túnel de transmisión apenas le roba espacio para los pies. Es posible viajar dos personas detrás y un sistema de retención infantil sin que suponga una tortura. Comprobado.
Ayuda a la comodidad de los pasajeros traseros el hecho de que la banqueta pueda reclinarse unos grados. Esta operación puede hacerse en dos partes, ya que la banqueta está partida. Con el espacio en esas plazas, es una pena que no hubiesen pensado en hacer los asientos correderos longitudinalmente, en aras de ganar espacio para el maletero (hablaremos de él más tarde). Hay espacio de sobra para no penalizar demasiado la comodidad para las piernas y el modelo ganaría en versatilidad. Con tres asientos individuales, me atrevería a decir que podría competir con monovolúmenes compactos sin salir escaldado.
Los nuevos acabados hacen que el diseño sea un poco sobrio quizá, pero la calidad de ajustes y materiales es buena, acorde con lo que se podía demandar un usuario medio (no presenta grillos o ruidos aun circulando por terrenos rotos). No me acaban de convencer los remates en negro piano que rodean buena parte de la zona del selector del cambio o la consola central… es una tendencia que imagino pasará, como otras modas. Atrapan demasiado polvo.
El volante es algo grande, pensando más en un comportamiento rutero. Tiene mandos para manejar la radio y teléfono a la izquierda, mientras que el otro lado queda reservado al control de crucero. Lo más llamativo son las levas situadas tras él. No son solidarias con el volante, pero son metálicas y de buen tamaño, me gustaron. y, como verás más adelante, conviene usarlas a menudo.
En el centro de la consola destaca el sistema de infoentretenimiento MMCS con pantalla táctil de 7 pulgadas. Tiene buena visibilidad y su funcionamiento es bastante sencillo. Es compatible con Apple Carplay y Android Auto, por lo que a pesar de que no cuenta con navegación, podemos utilizar nuestro smartphone para esos menesteres.
En el apartado más pra´ctico, cuenta con buenas bolsas en las puertas, un cofre entre los asientos, con tomas USB, Aux, se convierte en el lugar perfecto para ir cargando el móvil y conectarlo al coche para ir disfrutando de sus contenidos. La guantera está dividida en dos partes, lo que facilita colocar en ella objetos de uso más común más a la vista y ordenados.
Maletero
El maletero del Mitsubishi Outlander es grande, con 550 litros de capacidad. Esta versión de gasolina no puede elegirse con siete plazas, lo que hace que gane 40 litros respecto al diésel de tracción total, algo a tener en cuenta si no precisamos esas dos extra.
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Tiene formas bastante regulares (quedan reminiscencias de que en otras versiones puede llevarse a más gente, como los posavasos sobre los pasos de rueda) y si se opta por abatir los respaldos de los asientos traseros (pueden plegarse con mucha facilidad desde una pieza en los extremos laterales del asientos, desde dentro del coche y fuera, alcanza los 1.718 litros. En principio podríamos pensar que la superficie resultante no es plana pero puede conseguirse moviendo la banqueta de los asientos traseros hacia delante.
Bajo el piso hay un par de compartimentos donde es posible dejar objetos… y un practiquísimo (no entiendo cómo no cuentan con algo así todos los modelos) alojamiento específico para el estor cubreequipajes. El maletero está también iluminado, y hay cuatro argollas para poder sujetar la carga y que no vaya suelta.
Equipamiento
El Outlander 200 MPI CVT está disponible únicamente en el acabado Motion, el más sencillo de la gama. Ojo, esto no quiere decir que sea una terminación epartana, ya que cuenta con bastates elementos.
En el apartado de seguridad cuenta con control de estabilidad, ABS y sistema de asistencia a la frenada, además de ayuda de arranque en pendiente y distribución electrónica de frenado. No falta elementos de seguridad pasiva como los airbags frontales de conductor y pasajero, airbags de cabeza delanteros, traseros y laterales delanteros o el airbag de rodilla para conductor.
También son de serie las luces diurnas LED y los faros antiniebla delanteros, cristales traseros tintados señalización de frenada de emergencia, cámara de visión trasera y volante multifunción con levas o el control de velociadd. En el apartado de comodidad no falta el climatizador bizona, asientos traseros reclinables, apertura sin llave y arranque por botón sensor de lluvia y luces, conexión Bluetooth para telefóno móvil y USB en elreposabrazos delantero…
La única opción disponible en nuestro configuraror es el de la pintura metalizada (495 €). ¿Echará alguien de menos algún elemento del Kaiteki? Creemos que no (salvo que quieras techo solar, tapizado en piel, los faros Full LED o el control de crucero adaptativo). Hay algunas tapas por aquí y por allá que disimulan los botones con los que sí cuentan otros acabados, pero salvo esos elementos de confort y estética, no falta nada importante.
El precio es realmente competitivo. Y es que cuesta 27.900 euros… pero puedes encontrar numerosas ofertas de Mitsubishi Outlander que lo dejan en precios para competir con un SUV compacto. Si lo comparamos con el diésel automático con el mismo nivel de acabado Motion la diferencia es de 7.500 euros. A pesar de que el diésel oferta tracción total y siete plazas, la diferencia es muy apreciable. Para valorarlo mejor, analicemos la parte mecánica.
Motor
El nuevo Mitsubishi Outlander 200 MPI cuenta con un propulsor de dos litros de cilindrada con 150 CV de potencia a 6.000 rpm y 195 Nm de par máximo a a 4.200 rpm (esta última cifra, ya sobre el papel, parece escasa). Va asociado, de manera obligatoria a un cambio automático CVT que permite un funcionamiento manual simulando seis relaciones, que se pueden «engranar» desde las levas en el volante.
Con esta mecánica, el Outlander pesa 1.430 kg (155 kg menos que el diésel) con lo que consigue una mayor agilidad y unas prestaciones parejas al propulsor del 220 DI-D. De este modo, la aceleración de 0 a 100 km/h puede hacerla en 11,5 segundos, una cigfra correcta. La velocidad punta anunciada es de 192 km/h, también respetable. La reducción de pesos le iguala en prestaciones al diésel.
Mitsubishi anuncia un consumo medio de 6,2 l/100 km y 144 gr/km de CO2 (debe pagar un 4,75% de impuesto de matriculación). Veremos en cuanto queda el consumo real tras realizar nuestra prueba. Leemos en el dossier de prensa que «desde el punto de vista de la eficiencia, el motor de gasolina ha sido el centro de atención el departamento de ingeniería, para lograr una buena integración con el cambio CVT y llegar a valores e consumo y emisiones muy próximos a la configuración diesel de la gama».
Comportamiento
Las primeras sensaciones a bordo es comprobar el silencio de funcionamiento, la suavidad de marcha y la baja sonoridad. En esta generación del Outlander se trabajó mucho para conseguir un gran aislamiento del habitáculo (con doble acristalamiento de las ventanillas delanteras, parabrisas acústico, ventanillas traseras más gruesas y puertas mejor selladas). Cuando se unen a el motor de gasolina, el resultado es un confort total.
Ayudaron también los refuerzos estructurales en acero de alta resistencia, que lograron mayor rigidez del conjunto, o los nuevos ajustes de suspensión, con soportes dinámicos para minimizar las vibraciones. Se trata de un coche que busca una conducción relajada y cómoda…. y la consigue.
A pesar de su tamaño, resulta cómodo de conducir en ciudad gracias a su postura de conducción elevada que permite una buena visibilidadad. Pese a lo que pueda parecer, es hasta sencillo maniobrar con él en garajes tortuosos y de difícil acceso. Su radio mínimo de giro de 10,6 metros, la dirección suave y la cámara de visión trasera ayudan en este sentido. El cambio CVT se muestra solvente y cómodo en este ambiente urbano siempre que no demandemos al cochecomportamientos agresivos.
Los consumos tampoco se desbocaban en estas situaciones y es común moverse en cifras menores a los 8 litros en tráfico urbano. Equivalentes a la versión diésel, que debe lidiar con un peso mucho mayor, recuerda.
Pero este coche y su configuración está pensada por y para viajar. Así que, con unas teperaturas realmente gélidas nos dirigimos a Galicia desde Madrid. Cuatro ocupantes y el maletero cargado hasta los topes (más al volver, como siempre). Es aquí, sobre todo a la hora de afrontar los puertos, donde el coche parecía morir en ocasiones. Pero había solución y estaba bien cerca: las levas tras el volante.
La configuración del cambio automático CVT se ha pensado para mantener los consumos a raya, procurando llevar el coche siempre en torno a las 2.000 rpm. Ocurre lo mismo en las fases de recuperación (en los carriles de aceleración, por ejemplo) donde tienes la sensación de que al coche le falta fuerza. No es así. Es que se toma un tiempo para reaccionar, a fin de mantener el consumo a raya. Para evitar situaciones peligrosas, lo mejor es bajar un par de relaciones y, ya cerca de las 4.000 en las que entrega su par máximo, ya vuelve a animarse. Este comportamiento no ocurre, sin embargo, en las salidas desde parado, que pueden ser realmente fulgurantes.
Una vez lanzado, el motor es capaz de mantener el buen ritmo con suavidad. A la hora de afrontar un puerto de montaña tendrás que requerir par al cambio automático de nuevo bajando algunas relaciones de las que simula para mantener un ritmo alto, y es que si dejas toda la conducción al cambio automático, la dinámica será muy cómoda, pero poco emocionante.
No se le puede poner un sólo pero en lo tocante a la solidez y aplomo en esas vías rápidas, pero ya que estábamos en tierra de curvas, había que testar también cómo se desenvolvía el Outlander en ese terreno. Se nota, como en ciudad, el menor peso respecto al diésel. La dirección, pese a ser bastante blanda, resulta bastante precisa y la configuración de las supensiones busca primar el confort, pero se pueden llevar ritmos animados con una sensación de seguridad elevada. De nuevo la mayor limitación llega de mano del cambio… y de nuevo volvemos a usar las levas cuando requerimos revoluciones que garanticen el par y potencia que precisamos.
Cuando no «tiras» de levas, al acelerar fuerte el cambio de variador continuo se comporta como es habitual en ellos: el motor sube de vueltas pero el empuje del coche no se corresponde. Por suerte, el escalonamiento de las marchas está bastante conseguido (no existen como tales) y uno puede ayudarse de las levas en esos momentos que quiere sacar del coche algo para lo que no está pensado en realidad (no aconsejamos intentar el récord de Nürburgring con él).
Y no, tampoco es un todoterreno, pero no dejamos pasar la ocasión de probar el coche en una pista de tierra con algunas pequeñas complicaciones. Ayuda en este sentido la suspensión muy elástica, gracias a la que se mantiene un buen nivel de confort y que «copia» bastante bien el terreno. Los frenos tienen buena mordiente (la respuesta inicial es algo brusca) y, a pesar de no contar con tracción total y ni mucho menos reductora, puedes adentrarte sin problemas por caminos de tierra que no estén en muy mal estado, gracias a sus 190 mm de altura libre al suelo, sin preocuparte demasiado por golpear los bajos. Tiene un ángulo de ataque de 21 grados, 22,5 de salida y 21 de paso de creta… Nada mal.
Y sí, hablemos de consumos, no creas que nos hemos olvidado. Tras más de 1.800 km con el coche nos hemso ido a 9 l/100 km. Una cifra alta, que no excesiva si tenemos en cuenta que la velocidad media fue muy alta, el tamaño y carrocería del coche (y cómo lo llevábamnos de cargado). Con una conducción tranquila me parece sencillo mejorar mucho estas cifras.
Veredicto coches.com
¿Es interesante el Mitsubishi Outlander 200 MPI? Más de lo que podíamos pensar en un primer momento. Se trata de un SUV familiar amplio, perfecto para viajar en familia y con un aplomo y confort de marcha en autovía a la altura de los mejores.
Su precio es imbatible. Y aunque venga equipado con el nivel más básico, las ópticas traseras y faros diurnos LED, las llantas de aleación de 18 pulgadas o el sistema de infoentretenimiento ves que no es, ni mucho menos, simple. Eso sí, olvídate de opcionales o siquiera de elegir el tipo de cambio. Es un coche con el equipamiento cerrado.
Solamente recomendaríamos el diésel a aquellos que realicen muchísimos kilómetros o precisen la tracción total o las siete plazas. ¿Y el híbrido enchufable? Obviamente, si se hacen muchos kilómetros en ciudad… y tienes posibilidad de enchufarlo entre ellos. Ahí debería cada uno echar sus cuentas, ya que si la diferencia con el diésel es de 7.500 euros, con el Outlander PHEV es todavía mayor. Se gana potencia (203 CV frente a 150) y equipamiento, pero amortizarlo (y con unos consumos en viajes largos muy penalizados por su peso extra que le dan las batería y sistema eléctrico) se antoja difícil.
Mitsubishi ha consguido que un SUV grande de gasolina sea apetecible y no una locura. Con un precio atractivo, equipamiento más que correcto y que, si tenemos en cuenta que es automático, casi sin rivales.
- Suavidad de marcha y comodidad de uso
- Habitabilidad y maletero por encima de la media
- Precio a nivel de segmentos más bajos
- Prestaciones del motor justas a la hora de comportamiento dinámico
- Consumos altos (que no exagerados)
- Comportamiento del cambio poco dinámico
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