La segunda generación del Mitsubishi Outlander llegó al mercado en 2013 para ser uno de los referentes del segmento de los SUV grandes. No cuenta con tantas capacidades offroad como el Montero (ver prueba), pero sí puede afrontar caminos en mal estado sin temor.
Se trata de un modelo muy importante para la marca, que recuerda que, desde que se lanzó el modelo original en el año 2001, han vendido ya más de 1,28 millones de unidades en todo el mundo. Y ojo, que desde que llegó esta segunda generación, el mercado europeo ya supone un tercio del total de ventas, aupado con el auge de los SUV como coches familiares (puede contar con siete plazas).
A la gama se sumó en 2014 una versión híbrida enchufable, el Outlander PHEV, que probamos. Fue tal su éxito, sobre todo en Europa, que la firma del diamante no dudó en renovarlo ligeramente (ver prueba a fondo), aún sabiendo que pronto llegaría la renovación a mitad de vida comercial.
Estas mejoras fueron presentadas en el Salón de Nueva York el pasado abril. Puede que imperceptibles para la mayoría, pero es que el nuevo Mitsubishi Outlander 2016 ha sido el modelo elegido por la firma nipona para inaugurar su nueva línea de diseño, entro otras mejoras en su apartado técnico que prometen mejorar la comodidad del coche y su comportamiento dinámico. Hemos podido pasar una semana con una unidad con motor diésel para comprobar hasta qué punto se notan esas 100 mejoras que anuncia el fabricante.
Exterior
Si hasta ahora el diseño de los Mitsubishi se guiaba por la línea de diseño Jet Fighter (caza de combate), con una parrilla agresiva, ahora la marca cambia de cara. Llamada Dynamic Shield (escudo dinámico), apuesta por enmarcar la nueva parrilla con elementos cromados, como para “proteger el emblema de los tres diamantes”, según nos cuenta la marca. Habrá que ir acostumbrándose a él pues será la línea que siga el futuro ASX (anticipado ya por el XR-PHEV Concept y el eX Concept), que deberíamos conocer este mismo año.
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Son estos cambios los más llamativos respecto al modelo anterior. Sigue siendo un modelo muy grande (ahora incluso 3 cm más largo que antes y se queda en 4,69 metros de longitud), al tiempo que mantiene las cotas de anchura (1,81 metros) y altura (1,68), así como la distancia entre ejes, de 2,67 metros.
No faltan detalles como nuevos faros LED, antinieblas de nueva factura, nuevos diseños de llantas (de 18 pulgadas en nuestra unidad de pruebas, bicolor, más rígidas y con más radios con el fin de reducir la sonoridad) y algunas mejoras en las planchas de la carrocería, como en las aletas delanteras. Los nuevos retrovisores completan los cambios en el lateral.
También en la zaga hay mejoras, como los faros traseros. La actualización es sutil, sin duda, pero da mucho mayor empaque a este SUV que lleva en el mercado un par de meses. Toca ahora abrir las puertas para comprobar qué cambia en el interior.
Interior
A simple vista, tampoco el habitáculo de Mitsubshi Outlander 2016 varía enormemente respecto al anterior, más allá de los habituales cambios de color, algunos materiales y tapicerías propias de cualquier actualización.
Continúa siendo un coche con mucho espacio disponible. Es excepcional en ese sentido en las plazas delanteras en todas las cotas. Por grande que sea el conductor (que no es mi caso), no faltará anchura, longitud o altura.
La posición de conducción es muy alta y se va muy erguido, de forma muy similar a los todoterrenos clásicos. Quien guste conducir «dominando la carretera» tendrá en este coche un aliado (y resulta muy útil al maniobrar en zonas angostas). Los asientos son cómodos y ahora cuentan con mayor acoclchado que antes y la tapicería en color beige no estaba tampoco disponible, y he de reconocer que la combinación con el negro y el rojo de la carrocería nuestra unidad de pruebas le sentaba realmente bien. Al ser de cuero, su limpieza no debería ser demasiado compleja.
En las plazas traseras la sensación de amplitud continúa. No es de extrañar, ya que es de los mejores de su segmento en este sentido. Hay muchísimo espacio para las piernas y también mucha altura disponible. Quien viaje en el asiento central no irá tan desahogado, pero podría afrontar un viaje si es menester.
El acceso a los asientos es cómodo, así como apearse del coche, salvo para niños muy pequeños por la altura del coche (yo debía ayudar a mi hijo de tres años). Por cierto, solamente las plazas laterales cuentan con anclajes Isofix para sistemas de retención infantil y sólo hay salidas de ventilación en la zona inferior.
Los respaldos de los asientos de la segunda fila pueden reclinarse y para ello la barra que sujeta la cortinilla que sirve para cubrir el maletero puede situarse en una posición algo más retrasada. Así permite que el respaldo pueda echarse hacia atrás, favoreciendo el descanso de los ocupantes.
La gran ventaja competitiva de esta versión diésel es que puede contar con siete plazas (ahora también está disponible con cinco). Son de uso ocasional, pero pueden resultar muy prácticas para algunos usuarios de baja estatura (la altura libre al techo penalizará a aquellos que superen el 1,70). Los asientos de la segunda fila pueden desplazarse longitudinalmente (hasta 25 cm) para ganar espacio para las piernas de los ocupantes de la tercera fila (a costa de espacio en la segunda fila) así que solamente pueden usarse por niños… o de forma ocasional. Es ahí donde se nota que el coche es notablemente más corto que algunos rivales, como el Kia Sorento (ver prueba). El acceso a las mismas no es demasiado incómodo para personas ágiles, echando hacia delante los asientos de la segunda fila.
En cuanto a los materiales empleados, no esperes lujos. El aspecto es bueno (ha mejorado en este sentido respecto a la anterior versión, con mejores plásticos en algunas zonas e inserciones en madera), pero sigue pecando de un aspecto muy sobrio. Da sensación de robustez, pero no de moderno.
Entre las mejoras que ha supuesto la renovación ha cambiado el diseño del volante, con más botones que antes para controlar el sistema de infoentretenimiento (cuyo manejo, tras una semana de uso, me pareció muy mejorable). El aro es de un grosor muy bueno y el tacto es de coche de una categoría superior.
El sistema de climatización y otras funciones del coche me parecieron mucho más sencillas de utilizar, gracias a los botones de generoso tamaño. Tan solo me disgustó el botón para seleccionar diferentes opciones del ordenador de a bordo, situado a la izquierda tras el volante, sin apenas visibilidad. Uno puede entender que se sitúe ahí algún mando de poco uso, pero no ese precisamente, que algunos conductores usan (usamos) muy a menudo durante un viaje. Hay también información sobre cada trayecto en la pantalla central, pero a mi personalmente me resulta más práctico verlo en la que se sitúa entre los relojes del cuadro, sin tener que desviar tanto la vista.
Maletero
El Mitsubishi Outlander 2016 cuenta con un buen maletero, de 510 litros de capacidad (que aumentan hasta los 519 en las versiones de tracción delantera. Eso sí, cuando uno precisa de las siete plazas, el volumen de carga se ve reducido hasta los 145 litros. Cuando no se emplean, los dos asientos se pueden plegar indivicualmente y queda una superficie totalmente plana como piso del maletero. La operación se realiza en un instante, ya que tan solo debe tirarse de unas correas.
Como los asientos de la sengunda fila de asientos pueden desplazarse hasta 25 cm hacia delante, también es posible ganar algo de espacio realizando esta operación. Estos asientos pueden abatirse con un sencillo movimiento para que quede un espacio de carga totalmente plano que alcanza los 1.625 litros (llega a 1.681 en la variante de tracción delantera y tracción total). Hay que echar el asiento hacia delante, con un mando situado en el mismo y abatir los respaldos.
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Como puedes observar en las imágenes, las formas del maletero son muy regulares, lo que lo hace muy aprovechable. Apenas restan algo de espacio los pasos de rueda y el altavoz situado en el lado izquierdo.
Existe un pequeño cajón bajo el piso para guardar objetos (puedes verlo en la galería de imágenes), en la parte más cercana al portón, que en el caso de nuestra unidad, con el acabado más alto de gama, tenía accionamiento eléctrico. La boca de carga queda algo elevada, pero no es algo exagerado. En el apartado práctico, cuenta con algunas argollas para poder fijar una red y mantener sujetos los enseres.y que no vayan dando tumbos por el cofre. La iluminación corre a carfo de un plafón, algo escaso para el tamaño del maletero.
Equipamiento
Ya habíamos hablado de los dos niveles de acabado del Mitsubishi 2016, que se denominan con la habitual nomenclatura de la marca:
Mitsubishi Outlander Motion: Incluye los habituales sistemas de seguridad, múltiples airbags, asistente al arranque en pendientes, faros antiniebla, luces diurnas por LED, llantas de aleación de 18 pulgadas, control y limitador de velocidad, luces y parabrisas automáticos. Cuenta con comodidades como el climatizador dual, acceso sin llave, arranque por botón, elevalunas eléctricos, espejos térmicos, navegador con pantalla de 7 pulgadas, cámara de visión trasera, Bluetooth y puerto USB.
Mitsubishi Outlander Kaiteki: añade a lo anterior los faros Full LED, control de crucero adaptativo, asistente de cambio de carril, sistema de mitigación de impactos, asientos delanteros eléctricos y térmicos, techo solar eléctrico, tapizado en piel, sistema de sonido Rockford Fosgate, subwoofer… Se asocia invariablemente al cambio automático.
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Motor
El motor diésel no varía respecto al anterior, pero mejora su eficiencia. Se trata de un propulsor de 2.268 cc de cuatro cilindros con alimentación por inyección directa por conducto común. Dispone de turbo de geometría variable e intercooler. Rinde 150 CV y omologa un consumo de 5,8 l/100 km y unas emisiones (154 g/km de CO2). Ha reducido notablemente sus emisiones de NOx (de 139 a 51, mg/km).
Con él bajo el capó, el Mitsuchishi Outlander 2016 es capaz de alcanzar los 200 km/h de velocidad máxima y acelera de 0 a 100 km/h en 10,0 segundos.
Nuestra unidad contaba con la tracción total 4WD, que distribuye par entre ambos ejes, de forma muy diferente a la tracción de la versión híbrida. Es un sistema automático, que varía el funcionamiento del embrague multidisco que sirve de nexo entre las ruedas delanteras y las traseras.Se activa pulsando un botón en la consola central.
Uno puede circular en modo Eco si busca el mínimo consumo, en el que habitualmente las ruedas delanteras mueven coche (el eje trasero desacoplado para reducir las pérdidas por rozamiento, además de optimizar el funcionamiento del climatizador). En el modo por defecto va variando el grado de acoplamiento del embrague multicisco, en función del deslizamiento de las ruedas delanteras y en el modo 4WD el embrague se acopla para mover ambos ejes al mismo tiempo. Su funcionamiento es sencillo y muy eficaz en pistas de tierra sin dificultad por las que lo probamos.
Comportamiento
El trabajo de los ingenieros con el Mitsubishi Outlander 2016 se han centrado en mejorar el confort. Para aislar del interior nos anunciaban 30 medidas, desde el doble acristalamiento en las ventanillas delanteras, parabrisas acústico, ventanillas traseras más gruesas, puertas mejor selladas (que ahora suenan a coche de mayor categoría al cerrarlas), más aislante… Ha funcionado. No llega a ser tan agradable de conducir como el híbrido, sobre todo en ciudad, pero cuesta oir el sonido que llega del motor una vez en marcha. Muchas marcas premium deberían tomar nota.
La sensación al conducir este Mitsubishi Outander 2016 220 DI-D 150 4WD con cambio automático es que, a pesar de que en principio el motor puede no parecer suficiente para un coche tan grande, de 1685 kg de peso, es que en carretera puede ser bastante rápido. No viajé nunca con él cargado, pero las sensaciones fueron bastante positivas en este sentido.
El motor responde bien en un alto rango de revoluciones, ya que entrega el par máximo de 350 Nm desde las 1.500 hasta las 2.750 rpm. Pero no es un coche dinámico y se nota que se ha enfocado mucho más hacia la comodidad.
Sobre todo cuando lo llevamos a circular por una carretera con curvas lentas. En un puerto de montaña se nota que la configuración de las suspensiones es muy cómoda. Lo que agradecíamos en ciudad y autovía, no se muestra tan eficaz en ese entorno. Hay SUV más ágiles para eso, con un enfoque más de turismo… y el Outlander aún tiene reminiscencias de todoterreno. No obstante, siempre que no busquemos llevarlo al límite, es capaz de enlazar curvas a buen ritmo porque, aunque los amortiguadores tarden algo en apoyar, sus reacciones no son bruscas y trasnmite tranquilidad.
El cambio automático es un convertidor de par de seis relaciones, que aporta suavidad a la conducción. No es tan eficaz, a mi modo de ver, como algunos de doble embrague y otros que emplean la misma tecnología son más rápidos, pero casa a la perfección con la idiosincrasia del coche, muy alejado de una conducción dinámica. En el volante cuenta con unas levas para cambiar de modo manual, que no tienen mucho sentido dado el enfoque del Outlander… pero que están ahí por si alguien desea emplearlas en algún momento.
Durante los recorridos que realizamos por pistas de tierra vimos que la suspensión es bastante blanda y absorbe con eficacia las irregularidades del terreno. Como decíamos antes, este SUV recuerda de dónde vino… y es todavía muy capaz en zonas no demasiado compliacadas. Lo que en asfalto le penalizaba, fuera de él se demuestra
El consumo del Outlander durante la prueba me ha parecido bastante alto. Cierto que recorrimos más trayectos urbanos de los que nos gustaría con él, pero veo difícil bajar de los 8 l/100 km en una conducción normal. Buena parte de la «culpa» la tiene el cambio automático (homologa medio litro más que el manual, pero si quieres un Outlander equipado a tope, hay que contar con él.
Veredicto coches.com
A pesar de no ser un modelo totalmente nuevo y las diferencias estéticas sean someras, no cabe duda de que el Mitsubishi Outlander 2016 ha supuesto una actualización profunda que mejora sobre todo la comodidad. El confort de marcha es excelente y se ha refinado mucho. No es tan eficaz como otros en carreteras exigentes a ritmos altos, pero conserva algunos genes todoterrenos que le hacen ganar en versatilidad.
Algunos le pueden achacar no contar con una motorización diésel algo más potente, pero los 150 CV de esta versión me han parecido suficientes para la mayoría de usuarios. Personalmente optaría por el Mitsubishi Outlander PHEV, pero es más caro (sin ayudas gubernamentales, son casi 7.000 euros de diferencia) y su sistema de tracción total es mucho menos versátil.
- Amplitud del interior, siete plazas y buen maletero
- Confort de marcha y refinamiento del motor diésel
- Mejora de calidad percibida y equipamiento notable para su precio
- Diseño del habitáculo demasiado sobrio, sin chispa
- Sistema de infoentretenimiento poco intuitivo
- Consumos algo elevados
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