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Mario Nogales

¿Por qué usar diésel en un coche deportivo? Lo descubrimos con el Audi S5 TDI

Las modas son caprichosas y siempre merecen un análisis, aunque sea por mera curiosidad. Hace apenas una década veíamos como el diésel era el combustible preferido en nuestro país, presente en más del 60 % de los coches que se vendían. En los último años hemos visto como la tendencia se revertía hasta quedar por debajo del 30 % durante el pasado año. A pesar de que seguirá bajando y que algunas marcas han renunciado a él, el diésel está presente en el Audi S5 TDI que probamos recientemente.

Ya sabemos que la marca de los cuatro aros tiene dos niveles para designar a sus modelos deportivos. Con la S van aquellos que buscan deportividad, pero si llegar a ser radicales, mientras que con la RS están los auténticos topes de gama. Así que la primera pregunta que nos podríamos plantear sería: ¿por qué usar diésel en un coche considerado como deportivo? Más aún en un fabricante que ha vivido en sus propias carnes el escándalo del Dieselgate y teniendo en cuenta lo volcados que están con la electrificación.

Fue en 2019 cuando Audi comenzó a meter mecánicas diésel TDI en sus modelos deportivos S en Europa, una decisión no exenta de polémica que muchos no terminaron de comprender. La respuesta simple es que buscaban eficiencia sumada a las prestaciones que tienen que aparecer en estas versiones, además de una tecnología destacada. No hay que olvidar que no es un diésel convencional, sino que cuenta con la etiqueta ECO de la DGT gracias a la microhibridación ligera.

Apuestan por el mítico V6 TDI de 3.0 litros ligado al sistema Mild Hybrid de 48 V y también a un compresor eléctrico que sirve para insuflar aire al turbocompresor y eliminar el conocido lag de estas mecánicas. Con la transmisión automática tiptronic de ocho velocidades como única opción, desarrolla una potencia de 341 CV y 700 Nm depar, algo menos de lo que conseguía anteriormente con la mecánica de gasolina. Sin embargo, sus prestaciones apenas se resienten y consigue acelerar de 0 a 100 km/h en 4,6 km/h, con la velocidad máxima limitada a 250 km/h.

El resultado aplicado a este Audi S5 TDI la verdad es que sorprende. Como te contamos en el vídeo, éramos escépticos respecto al uso del diésel en un supuesto deportivo, pero le queda bien el motor al conjunto. Lo más destacado es la reactividad y esa capacidad de aceleración entre las 1.750 y las 3.250 rpm. Logra un equilibrio perfecto al combinar esas prestaciones con el confort en marcha al hacer viajes largos y unos consumos realmente ajustados. ¿Tendría más carácter y sonaría mejor siendo gasolina? Pues sí. ¿Sería menos equilibrado y aprovechable? Pues también.

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