Europa teme a los coches chinos. Más los políticos (de ahí los aranceles que les han impuesto) que los conductores, que apuestan por marcas y modelos de fabricantes chinos cuando encajan en sus necesidades y presupuestos. En España se traduce en coches de gasolina e híbridos, más que los eléctricos (que son los que preocupan a la Unión Europea). Uno de esos coches es el BYD Dolphin de 204 CV, que probamos a fondo hace poco.
Se trata de un coche con una buena relación entre precio y autonomía, que es lo que busca la mayoría de posibles compradores de coches eléctricos urbanos, no nos engañemos. Los acabados, sin ser lujosos, son mejores de los que puedes encontrar en un MG 4 (por citar otro de sus rivales chinos a la venta en España) y se trata de un coche bastante práctico. ¿Por qué le tenemos tanto miedo? Lo analizamos en este vídeo:
Tiene un buen confort de marcha, muy en la línea del BYD Atto 3, que vendría a ser el SUV equivalente y con el que comparte la gran mayoría de soluciones técnicas. Las prestaciones, al menos con el motor más alto de la gama, son notables y el interior resulta bastante funcional para sus dimensiones exteriores.
Nos gustó mucho también que los consumos son bajos y la cifra de autonomía que muestra bastante realista. Ojo, hablamos de entornos urbanos y periferia de ciudad, a velocidades máximas de 100 km/h. Porque para quien viaje a menudo quizá no sea su coche ideal. En viajes por autovía a velocidades sostenidas de 120 km/h toca parar más o menos cada 300 km y la recarga es algo más lenta que otras alternativas. Eso sí, salvo el tramo del 90 al 100 % de carga aguanta los 88 kW de potencia de carga que anuncia. Tampoco lo elijas si quieres un coche con un guiado preciso (busca más ser confortable) y no nos convencieron tampoco las ayudas a la conducción, bastante erráticas con tráfico denso y que debería mejorar.
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