Existen numerosos puntos de comparación entre varias marcas y modelos de coches, pero hay uno al que tanto los entusiastas como el conductor común se aferran con fervor y sin complejos: la potencia. Es un número que los fabricantes siempre han puesto al frente y que es el eje central de sus anuncios, y también una cifra para discutir y determinar una jerarquía. Pero, ¿qué son los caballos dentro del mundo de la ingeniería automotriz?
A modo de resumen, el término “potencia” fue ideado por el ingeniero e inventor escocés James Watt en 1782, el inventor (al menos a la hora de patentarlo) de la máquina de vapor. Sabiendo que su motor competiría principalmente contra los exitosos caballos, Watt ideó una forma de comparar la energía de salida de la máquina y del animal. Esto demostraría que la máquina de vapor podría hacer el trabajo de varios caballos, y de ahí el término “caballos de vapor” (CV, de cheval-vapeur en francés) y de “caballos de potencia” (HP, de horse-power en inglés).
No es certero cómo Watt definió los caballos de fuerza, pero se cree que se basó en un caballo de tiro. La medida se estableció en relación con el esfuerzo máximo que podía que realizar un equino en un minuto: levantar 330 libras (149,7 kg) a una altura de 100 pies (30,5 m). Ajustando la equivalencia a un metro y un solo segundo, un caballo sería capaz de levantar 75 kg. Pero son cifras arbitrarias. Después de todo, no todos los caballos tienen la misma fuerza, y parece que Watt reunió dicha cantidad de fuerza en sus escritos en base a lo que tenía “a mano”.
Al menos así lo señala Jason Fenske, una mente brillante en el mundo de la automoción que nos lo cuenta en su canal de YouTube Engineering Explained. Por supuesto, todo esto significa que hemos estado usando cálculos matemáticos hechos por un hombre en una granja para comparar nuestros coches durante más de un siglo. Pero al caso, la potencia se define como una cantidad determinada de trabajo a lo largo del tiempo. En el caso de los coches es la fuerza necesaria para impulsarse a una distancia determinada, dividida por el tiempo que tarda en cubrir esa distancia.
Los caballos de potencia también se miden de una manera diferente según el sistema utilizado, es decir, si hablamos de unidades métricas o anglosajonas. Las primeras son las que referencian al metro en lugar de al pie, al kilogramo en lugar de la libra. A este lado del charco, la “potencia métrica” se mide en CV (o PS, según el país). Eso significa que 1 caballo de fuerza métrico es solo igual al 98,6 % de 1 caballo de fuerza británico o estadounidense (SAE); 1 CV = 0,986 HP. Asimismo, 1 HP equivale a 1,014 CV y, de la misma forma, 1 CV (1 HP) es lo mismo que 735,4 W (745,7 W).
¿Existe entonces alguna alternativa a los caballos de potencia? Sí, la clave está en las unidades. Fenske sugiere el vatio (W), dado que es la unidad derivada coherente del Sistema Internacional de Unidades (SI) y, por lo tanto, es mucho más fácil trabajar con él; la conversión de unidades de libras y pies en kilos y metros supone una diferencia del 1,4 %. Algunos fabricantes ya cifran la potencia de salida en kilovatios (kW = 1000 W), y se está volviendo más relevante en el caso de los eléctricos, pero como nos arraigamos a las tradiciones, los “caballos” aún permanecen.
Fuente: Engineering Explained
Vía: YouTube