Para los fieles seguidores de la Fórmula 1 o de la marca británica McLaren, el nombre de Gordon Murray les dirá mucho. Este sudafricano fue el encargado del diseño de los Brabham de Fórmula 1 entre los años 1969 y 1986. Tras casi dos décadas en el ‘gran circo’ fichó por McLaren, donde comenzó trabajando junto a Ron Dennis en el apartado de la competición, pero luego dio el salto a los productos de calle.
Diseñó uno de los modelos más interesantes de los 90: el McLaren F1. Este modelo, que fue el más rápido de la época, contaba con multitud de novedades técnicas. Todavía nos sorprende hoy en día como un coche pudo rozar los 400 km/h hace ya 25 años. Se trataba prácticamente un Fórmula 1 de calle, con monocasco de carbono incluido y ahora su creador nos desvela algunas de las claves que lo hicieron tan importante.
Una de las peculiaridades más llamativas del McLaren F1 es la disposición de sus pasajeros. El conductor va sentado en posición central y por detrás hay espacio para dos acompañantes que van en fila. Esta distribución de 1+2 siempre ha sido discutida y cuestionada, ¿a qué se debe?, ¿mejorar la visibilidad? ¿las sensaciones de conducción? Pues el propio Murray afirma que se trató de una medida para optimizar la posición de los pedales y para hacer al conductor sentirse especial.
También explica la importancia de la aerodinámica en un vehículo de la talla del McLaren F1 y las enormes tomas de aire para refrigerar su motor y frenos. Irónicamente reconoce que el coche no buscaba batir el récord de velocidad, pero buscaban el máximo rendimiento y el resultado fue sorprendente. Termina desvelando que tuvieron que desconectar el limitador de revoluciones para alcanzar esos preciados 391 km/h, que sería la velocidad máxima de un coche de producción por varios años.