La suspensión es el fetiche de todo conductor. El sistema tiene un objetivo dual ya que, por un lado, contribuye a la estabilidad del vehículo y, por otro, aporta confort y seguridad a los pasajeros. En función del tipo de resorte empleado, del tren que utilice y el número de brazos diseñados encontramos diferentes tipos de suspensión, de los que hace un tiempo te contamos sus ventajas e inconvenientes.
Desde tiempos inmemoriales en los que hacían su aparición los primeros vehículos, los mecánicos no cejaron en sus numerosos cambios de diseño con el fin de conseguir mejoras en el mundo del motor. Así fue como poco a poco la suspensión pudo ir evolucionando de un sistema dependiente a uno independiente, el cual se emplea mayoritariamente a día de hoy.
Y es que este tipo de suspensión en concreto permite a cada rueda del mismo eje moverse de forma vertical, lo que significa que ante un bache, por ejemplo, la reacción de un neumático es completamente independiente del otro. Este mecanismo permite así reducir el balanceo de la carrocería, por lo que el viaje es mucho más confortable.
Asimismo, la suspensión independiente aporta una mayor calidad de rodadura así como un menor peso no suspendido, sin embargo, supone un esfuerzo adicional por parte de los ingenieros lo que conlleva elevar el coste de fabricación.
En este corto de 1935 denominado Spring Harmoney comprobamos cómo funcionan las suspensiones independientes y sus ventajas con respecto a las convencionales. “La cámara muestra cómo los coches de ayer rebotan provocando mucha incomodidad a los pasajeros”, relata la voz en off. Continúa explicando: “Pero con las suspensiones modernas los conductores viajan a través de la misma carretera con comodidad”.
El título del vídeo no es baladí ya que fue justo en primavera cuando descubrieron la gran ventaja obtenida de las nuevas suspensiones. Hecho que les llevó un largo y arduo recorrido a los mecánicos de Chevrolet ya que antes tuvieron que probar con diferentes muelles para la parte delantera y la trasera, comprobando así que los que habían puesto delante no transmitían un balanceo incómodo en los asientos del conductor y el copiloto. La historia de la suspensión está a tan solo un golpe de clik que dura poco más de 9 minutos.
Vídeo: Jeff Quitney