Desde el momento en que uno acepta que un coche es un máquina, hay que aceptar que las averías son inevitables. Pero, además de las averías que se producen por el desgaste de las partes o el defecto de fabricación, hay otro tipo de ellas de las que el conductor es responsable directo.
El Grupo Red Europea, una empresa de seguros mecánicos, ha elaborado una lista con las averías más frecuentes por negligencia o mal uso por parte del conductor. Son claves porque no están cubiertas por garantías o por seguros mecánicos, al estar consideradas como mal uso.
De todas las visitas al taller, sólo el 55,8 % están previstas por el fabricante, a modo de mantenimiento clave para prolongar la vida del vehículo. Un coche visita el taller con más frecuencia a partir de los 126.500 kilómetros para averías de gran desgaste, y de 131.000kilómetros para averías de mayor complejidad.
El resultado de toda estas averías –o incluso despistes- será que nuestro coche pasará entre uno y diez días en el taller.
Estas son las principales averías que podrías evitar. Sólo suponen el 0,5 % del total, pero a diferencia de las demás, estas sí que te las puedes ahorrar, tanto en tiempo como en dinero.
Equivocarse al repostar: 26%
Si uno echa gasolina a un coche diésel en cantidad, toca vaciar el depósito y limpiar los filtros. Y eso si te das cuenta a tiempo, ya que si arrancas, puede salir bastante más caro ya que puede afectar a otras partes de la mecánica. Es más complicado equivocarse al revés, ya que la boca de la manguera del gasóleo no cabe en un gasolina al ser más gruesa. Fijándose un poco al repostar, no es difícil evitar esta situación.
Pasar de los testigos del tablero de instrumentos: 20%
Siempre hablamos de la importancia de leer el manual de instrucciones. Así sabremos qué nos indican las diferentes luces del salpicadero, ya que muchas de ellas advierten de posibles averías. Como regla general, las luces rojas indican una detención inmediata. Hazles caso, pues puede que el coche no frene de forma adecuada o que el motor no se lubrique correctamente, lo que pone en riesgo tu vida… y tu bolsillo.
No realizar el mantenimiento programado en tiempo o kilómetros: 16%
Cuando el fabricante de tu coche marca unos intervalos de mantenimiento (en años o en kilómetros), no lo hace por gusto. No hay que ignorarlos nunca, ya que eso podría anular las diferentes garantías de tu vehículo o que aparezcan averías que sea más caro solucionar. Aunque a veces parezca que hay que acudir demasiado pronto al taller, hazlo, bien en taller oficial o independiente. Es inteligente también cambiar las piezas de desgaste antes de que revienten solas (puede interesarte saber la diferencia entre recambio original o de calidad equivalente).
Estilo de conducción: 13%
No se debe abusar de la conducción agresiva… ni de la conducción eficiente mal realizada ya que someten a un estrés adicional a los componentes, y pueden fallar antes (embragues, turbos, sistemas anticontaminación en diésel). Es fácil de arreglar, conduciendo con suavidad y, de vez en cuando, dar un estrujón a la mecánica para quemar carbonilla.
Dejarse las llaves dentro: 10%
Las llaves electrónicas han traido muchas comodidades… pero también quebraderos de cabeza, ya que cuando se olvidan dentro, resulta más complicado abrir el vehículo si no se cuenta con la segunda llave (y toca llamar al servicio técnico oficial para que lo abran). Por suerte, suelen contar con un avisador acústico cuando uno se aleja del coche que indica que se ha quedado en el interior… así que mejor fijarse.
Uso incorrecto de aditivos: 6%
Hay que hacer más caso al manual de instrucciones que a la publicidad de supuestos aditivos «milagro» o chips de potencia que no funcionan correctamente en todos los casos. Así, conviene informarse bien, ya que las potenciaciones, además de aumentar potencia y disminuir consumo, también pueden provocar averías que pueden no hacerlas aconsejables siempre.
Falta de anticongelante: 5%
Cuando la proporción de agua y anticongelante no es la correcta, una helada puede congelar el agua del sistema y romper los manguitos, que son las partes más delicadas. Como comprobar con un densímetro la proporción de anticongelante no está al alcance de todo el mundo, lo mejor es utilizar anticongelante de uso directo, ya mezclado. Debes cambiarlo cada cierto tiempo ya que pierde propiedades, así que apunta cuándo toca.
Otros errores
En el resto de errores señalados se comenta que usar el punto muerto en cajas automáticas en detenciones cortas puede provocar averías en la transmisión. No podemos generalizar, ya que hay diferentes tipos de cambio y otros con Stop/Start, así que lo mejor es, de nuevo, leer bien el manual no me lleva la contraria.
Otra causa habitual es debida a la limpieza del coche. El uso recreativo de SUV y todoterrenos, provoca que se acumule barro en zonas sensibles, como el sistema de refrigeración y se recalienta el motor. También puede ocurrir eso si se nos pega una bolsa de plástico a una toma de aire en un modelo convencional.
Normalmente es más económico el mantenimiento preventivo que el correctivo. Además, un correcto mantenimiento, justificado con facturas, puede ayudarnos a vender mejor tu coche (la dejadez no habla bien del propietario del vehículo), o a reclamar averías al fabricante o taller.
Fuente: Grupo Red Europea