El catalizador del coche es uno de esos elementos que siempre hemos escuchado pero que todavía mucha gente no conoce exactamente para qué sirve. En primer lugar tenemos que hacer referencia a su objetivo, que no es otro que el de reducir las emisiones contaminantes que producen los gases del motor cuando salen al exterior. Algo que es clave para cumplir las estrictas normativas impuestas al automóvil en la actualidad, por eso están presentes en la gran mayoría de coches.
Este elemento, también conocido como convertidor catalítico, va situado entre el tubo de escape y el silenciador del vehículo. Se trata de una especie de apéndice, como una zona ensanchada del tubo, que en su interior esconde una estructura cerámica con forma de panal de abeja. En los canales longitudes de esa estructura suele haber un revestimiento que emplea materiales como el platino, el rodio o el paladio; que serán claves para realizar su función.
¿Qué hace?
La misión del catalizador es que los gases que salen al exterior sean menos contaminantes. Esa reacción química, conocida como catálisis, tiene lugar gracias a los materiales catalizadores que hemos nombrado antes. Cuando los hidrocarburos (HC), el monóxido de carbono (CO) pasan por el catalizador del coche se transforman en agua (H2O) y dióxido de carbono (CO2), respectivamente, gracias a las elevadas temperaturas a las que circulan los gases.
Aunque el dióxido de carbono también sea considerado como perjudicial, esa transformación es bastante beneficiosa para el medio ambiente si hablamos en términos generales. Se vuelve más efectiva en algunos modelos que ya cuentan con sistemas SCR, que gracias al AdBlue eliminan en mayor medida los óxidos de nitrógeno (NOx). El convertidor catalítico de un coche tendrá una vida útil cercana a los 120.000 kilómetros, aunque puede depender del mantenimiento y el uso del vehículo.
¿Cuáles son sus principales averías?
Como decíamos, el catalizador no es eterno y para que dure lo suficiente hay que mantenerlo correctamente. En primer lugar hay que tener en cuenta su posición en el coche y que si frecuentamos calzadas bacheadas o caminos, se podría llegar a romper su panel cerámico por los golpes. Otro de los motivos por los que se puede averiar el catalizador tienen que ver con la admisión o con el encendido. El combustible sin quemar podría llegar a este elemento, por lo que no es recomendable arrancar empujando.
También le pueden afectar el estado de otros elementos como las bujías, la sonda lambda o el filtro del aire; que deben tener su propio mantenimientos al día. Si hemos sufrido una avería en el catalizador nos podremos dar cuenta a través de algunos síntomas que sufrirá el coche. El funcionamiento del motor no será el correcto, pues se puede percibir una falta de potencia e incluso podría llegar a calarse repetidamente. En este último caso puede que el catalizador esté totalmente obstruido.
También podría pasar que notásemos algunos ruidos metálicos procedentes de los bajos del coche, donde está situado este elemento. En este caso lo que podría suceder es que el panel cerámico se ha roto y los trozos están moviéndose en su interior. Otro síntoma sería un humo denso y con olor poco habitual saliendo del escape, lo que podría indicar que el convertidor catalítico no está realizando su labor correctamente.
El catalizador es un elemento bastante caro de sustituir, ya que su precio suele estar por encima de los 200 euros, dependiendo del tipo de vehículo. La explicación a su valor es que los materiales como el platino o el paladio son caros y difíciles de conseguir. Es por ello que hace unos años se puso de moda robar este elemento. Otra curiosidad del catalizador es que recientemente se le relacionó con el marisco por la presencia del platino.