Frenar es algo imprescindible a la hora de circular con tu vehículo, ya que los frenos son uno de los integrantes del triángulo de seguridad del vehículo. En la mayoría de las situaciones esto no supone ningún problema, pero te puedes topar con circunstancias en las que frenar puede suponerte perder el control del coche y llevarte algo más que un susto. Hemos elaborado un decálogo para que te ayude a frenar del mejor modo posible:
1. Conocer tu coche
Hoy en día la mayoría de coches llevan ABS. En Europa, por lo menos todos los fabricados a partir del 2004 (o los anteriores que contaban con él en su equipamiento de serie o como extra). Este fabuloso sistema evita que las ruedas se queden bloqueadas aunque se pise el freno a fondo, ya que optimiza la frenada al aumentar y disminuye la fuerza de frenado conforme sea necesario.
El ABS se encarga de conseguir la máxima efectividad sin que importe la pericia del conductor, siempre que se mantenga la presión sobre el circuito hidráulico (que se mantenga pisado el pedal). Además de evitar el bloqueo de ruedas, ayuda a mantener la estabilidad y evita el deslizamiento si se frena bruscamente. Gracias a ello, es posible dirigir el coche hacia donde sea menester.
En una frenada normal no hay diferencia en un coche que cuente con ABS y uno que no cuente con él, solamente en frenadas bruscas. Cuando actúa el ABS es habitual notar unas series de golpes en el pedal (como pulsaciones), así como ruidos y vibraciones. No hay que reducir la presión de frenado. Para frenar en un coche sin ABS hay que ir soltando el freno poco a poco, dosificando para evitar el bloqueo (las ruedas no obedecen a la dirección y el coche continúa recto contra el obstáculo). Pero tampoco hay que levantar el pie del todo, para evitar que el coche se lance del todo. La experiencia del conductor es clave en este sentido.
Por supuesto, a la hora de conocer tu coche es clave que sepas detectar problemas en los frenos (para cambiarlos cuando sea menester), así como trucos de mantenimiento de los frenos, de modo que duren más funcionando correctamente.
2. Calcular la distancia de frenado
Tu coche puede contar con mil y una tecnologías de frenado que, si vas demasiado cerca del vehículo que te precede, no habrá forma de evitar el choque. En muchas ocasiones define mejor a un buen conductor no tener que frenar que hacerlo estupendamente… cuando podría haberlo evitado.
¿Pero cuánto tarda en frenar un coche? En circunstancias normales (aumenta en función del estado de la vía, neumáticos, frenos, climatología…) incluyendo el tiempo de reacción, equivale al cuadrado de la primera cifra de la velocidad a la que circula el vehículo. De este modo, a 90 km/h, tardarás nada menos que 81 metros para detener el coche por completo (9×9=81).
Esta es una de las razones por las que la DGT decidió reducir la velocidad máxima en vías secundarias de 100 a 90 km/h. Con esta bajada de la velocidad máxima permitida un coche tardaría en frenar casi 13 metros menos en una superficie seca (12,706 metros). La diferencia entre salvarse o no, además de que evita duplicidades de límites y hacer la norma más sencilla (antes la velocidad máxima se establecía por la anchura del arcén).
Un apunte: el ABS ayuda a no bloquear las ruedas y facilita que un conductor no experto realice frenadas de emergencia… pero en ningún momento disminuye la distancia de frenada. Este es un error muy común que puede llevar a reducir la distancia de seguridad… cuando no debería ser así.
3. Mejor, en recto
Lo ideal para frenar es hacerlo en línea recta, para que las dos ruedas de cada eje soporten las mismas fuerzas, aunque el tren delantero siempre aguantará una mayor intensidad.
La frenada ideal debería comenzar con una presión suave en un primer momento. De este modo, los pistones y las pastillas se posicionan donde deben, contra el disco. Una vez que el coche baje el morro, es cuando hay que aumentar la presión, hasta el máximo que sea necesario para evitar la colisión. Al final de la frenada debería disminuirse la presión sobre el pedal con suavidad.
Ayuda acompañar la frenada con una reducción de marchas (conocido como freno motor). Cuando el coche tiene más peso en el eje delantero, pierde velocidad y, es entonces cuando hay que empezas a bajar relaciones del cambio (manualmente o, en caso de un automático, haciendo uso de las levas o el modo manual, si dispone de él).
4. ¿Se puede frenar en una curva?
Lo mejor es adecuar la velocidad antes de comenzar a trazar la curva pero, sobre todo si no conoces la carretera, a veces es necesario frenar en la curva. Procura hacerlo con suavidad, para no tener un subviraje y perder el control del vehículo.
Frenar en una curva con el coche apoyado puede provocar que se desestabilice. Cuando no hay más remedio, lo ideal sería poner las ruedas rectas, frenar con el coche equilibrado y, una vez reducida la velocidad, volver a girar para tomar la curva. Si no lo haces así, la tendencia del coche será a irse de atrás. Podrás arreglarlo disminuyendo la presión de frenado, para que el peso del coche vuelva a las ruedas traseras y el eje posterior recupere adherencia.
5. Utiliza el freno motor
Ya te explicamos a fondo el freno motor. Para disminuir la velocidad del vehículo conviene utilizar la caja de cambios, una maniobra que evita que se fatiguen los frenos en ocasiones como a la hora de afrontar un puerto de montaña.
6. Detención repentina
La forma correcta de utilizar el freno consiste en ejercer una presión lo suficientemente fuerte y de una sola vez, para que las ruedas se agarren al asfalto y tengan el giro suficiente para obedecer las órdenes de la dirección.
Procura frenar lo máximo posible sin quedarte pegado al vehículo que te precede, dejando cierto espacio de seguridad con él. Y enciende los cuatro intermitentes para que los vehículos que vienen detrás se percaten de la situación (los coches modernos lo hacen de manera automática cuando se pisa el freno a fondo). No está de más que vigiles que los vehículos detrás se han dado cuenta: de no ser así, aprovecha la distancia de seguridad extra para acercarte al vehículo delantero o escapar (al lado derecho mejor).
7. Obstáculo en la calzada
Si te topas con un obstáculo imprevisto, lo innato es pegar un volantazo para esquivarlo. Pero la lógica no indica eso, sino que tendrás que reducir velocidad antes de dar el mínimo golpe de volante, pues el movimiento del volante aceleraría la transferencia de la masa y podría provocar el derrapaje o el vuelco de nuestro vehículo.
Eso implica frenar a fondo (recuerda, en coches ABS sin problema alguno, en los que no cuentan con él dosificando, para evitar bloqueos) y no mover el volante hasta reducir la velocidad al máximo posible. En estas situaciones no suele dar tiempo a valorar la situación, pero en ocasiones es mucho menos problemática una pequeña colisión a velocidad moderada (donde el airbag y, sobre todo, el cinturón de seguridad te pueden salvar) que un golpe de volante que pueda hacer que choques de frente con otro vehículo (algo que multiplica las fuerzas de colisión), volcar o incluso salirte de la calzada.
8. Atención al resto de vehículos
A menudo nos vemos inmersos en una caravana con bastantes coches circulando a una velodidad media o alta. El problema de estas situaciones es que son potencialmente muy peligrosas en casos de deceleraciones bruscas (que ocurren muy a menudo).
Por eso, lo mejor es dejar una distancia de seguridad amplia y tener pensada una escapatoria en caso de que suceda algo. Si el uso del carril izquierdo, en vías de dos carriles o más no estuviese tan extendido, (usándolo solamente en adelantamientos), este problema sería menos.
9. Frenada de emergencia
Aunque a lo largo de estos puntos ya nos hemos referido a diferentes situaciones de emergencia, es vital tener las cosas claras. En estas frenadas de emergencia se debe pisar el embrague al mismo tiempo que el freno, tanto con ABS como sin él. En estas ocasiones, nada de pisar el freno fuerte o ir reduciendo marchas para utilizar el freno motor. Hablaríamos entonces de una parada brusca, no de una frenada de emergencia.
Pisando el embrague consigues tres cosas:
- Desconectar el motor de la transmisión. Así no interfiere en la frenada, se equilibran pesos y se consigue una frenada más estable. En el caso de no pisar el embrague, la fuerza de retención del motor se suma al poder de frenada y para evitar un bloqueo de las ruedas, el ABS suelta freno, lo que alarga la frenada un 6%.
- No calar el motor. El motor continúa en marcha y, en una situación de emergencia, puede ser vital para salir del embrollo después de la frenada. El motor parado implica que todos los sistemas de seguridad electrónicos se apaguen, las ruedas se bloqueen e incluso la dirección pierda su asistencia. El tiempo de reacción se multiplica.
- Con los dos pies se ejerce más fuerza sobre los pedales que si únicamente pisas con el pie derecho.
No podemos dejar de señalar los nuevos sistema de asistencia a la frenada de emergencia. Las siglas pueden variar en función del fabricante: BAS (brake assist system), BA (brake assist), EBA (electronic brake assist), DBC (dynamic brake control), AFU (assistance au freinage d’urgence), SAFE (sistema de ayuda a la frenada de emergencia), MBA (mechanical brake assist), HBA (hydraulic brake assist).
Esta innovación detecta situaciones de frenada de emergencia, y asegura que en ellas la fuerza de frenado, y con ella la deceleración del vehículo, sea máxima. Eso si, su efectividad es máxima siempre y cuando el conductor se comporta de la misma forma que lo haría si no dispusiera del sistema. Forma parte del equipamiento obligatorio en todos los turismos nuevos vendidos en Europa.
10. Aplica el sentido común
Dos cosas más de esas que te cuentan en la autoescuela y que pocas veces recordamos. Además del pie, a la hora de frenar resultas clave los ojos. En caso de que padezcas alguna de estas situaciones antes descritas, no debes mirar al obstáculo, sino mirar al lugar donde quieres llevar al vehículo. De este modo, te aseguras aflojar los frenos cuando lo necesites (si miras al obstáculo, tu instinto te hará pisar aún más fuerte el freno).
En segundo lugar, piensa mal y acertarás. No debes confiar en que el resto de conductores va a aactuar siempre de modo adecuado. En el 99% de los casos actuarán con normalidad, sí, pero si piensas que pueden tener una reacción inapropiada, irás más vigilante y podrás preveer un punto de escape. Con calma y previsión los sustos se llevan mejor.
Fuente: DGT