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Mario Nogales

No quiero comprar un coche: ¿qué alternativas tengo?

Por desgracia, comprar un coche es algo que no está al alcance de todo el mundo en la actualidad. La que se dice muchas veces que es la segunda adquisición más grande en la vida de una persona, después de la vivienda, cada vez es menos asequible. La inflación, la crisis y el resto de factores han incrementado los precios de los vehículos nuevos hasta niveles impensables. Debido a esto, muchos usuarios se plantean otras alternativas a la compra tradicional. Hay algunas muy interesantes, como la que nos plantean empresas como Wabi.

Coche por suscripción

El coche de suscripción es la fórmula más reciente y de la que más se está hablando en los últimos tiempos. Algo así como el «Netflix de los coches», que permite al usuario tener un vehículo suscribiéndose a él. Las ventajas principales son la mayor flexibilidad gracias a una ausencia de permanencia, pues el periodo mínimo es el mes de suscripción, y la facilidad para realizar el proceso. Se hace todo online a través de una aplicación móvil en apenas minutos.

Además, bajo esa cuota mensual están incluidos todo tipo de servicios, entre los que destacan el seguro o el mantenimiento del coche. Es más caro que otras modalidades más tradicionales, pero se adapta mejor a las necesidades cambiantes del usuario y permite probar distintas opciones antes de tomar una decisión más comprometedora.

Car sharing/alquiler

Para quien no quiera atarse a un coche y que solo lo necesite en ocasiones puntuales, el car sharing o el alquiler pueden ser opciones muy interesantes. El coche compartido es más para desplazarse por las grandes ciudades debido a sus restricciones zonales, mientras que el alquiler permite más libertad y por eso está relacionado con los periodos vacacionales.

En ambos casos la tarifa a pagar es superior, pues prácticamente es un pago por uso. En el car sharing destaca el uso a través de aplicación móvil y casi siempre con vehículos electrificados para saltarse las restricciones en entornos urbanos. En esa modalidad se incluyen todos los servicios. En el alquiler hay que pagar el combustible y se hace de una forma más tradicional, teniendo que pasar por oficina para dejar la documentación de forma presencia,.

Renting

El renting nació hace unos años y se puso de moda por ser algo así como un alquiler a largo plazo. Suele ser por un periodo de entre 24 y 48 meses, aunque también se pueden negociar los plazos. La ventaja respecto a la compra es que no hace falta un gran desembolso inicial y, sobre todo, la flexibilidad que ofrece al finalizar el contrato. Porque el cliente puede elegir si cambiar de vehículo y comenzar un nuevo renting con otro o si quiere quedarse con ese coche pagando la diferencia.

Leasing

El leasing tuvo su momento de popularidad en los años del renting, aunque ahora ya apenas se opta por él. Se trata también de un alquiler a largo plazo, pero con la obligatoriedad de comprar el coche finalizado ese tiempo. Es como una adquisición aplazada, pues se van pagando en concepto de alquiler y sin la titularidad del vehículo durante los primeros meses y se finaliza con el pago completo. Se ha sustituido por la financiación del coche, que actualmente ofrece más flexibilidad y unas condiciones bastante favorables.

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