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Mario Nogales

Conducir el coche usando el punto muerto: verdades y mitos

El punto muerto siempre ha sido objeto de todo tipo de debates. Alrededor de su figura se han ido forjando algunos mitos que no siempre han resultado ser verdaderos y que a pesar de ello han saltado de generación en generación. Hay cierta creencia popular a pensar que circular con el coche en punto muerto es beneficioso y reduce los consumos. Aunque también se ha afirmado que dicha práctica podría conllevar ciertos problemas mecánicos. ¿Cuál es la verdad y cuál es el mito? Vamos a intentar resolverlo a continuación.

¿Qué es el punto muerto?

A nivel técnico, el punto muerto es un término de la ingeniería mecánica que viene a representar una disposición de los elementos en la que no se transmite movimiento alguno. Si nos centramos en el coche, el punto muerto hace referencia a la caja de cambios. Puede aparecer tanto en las transmisiones manuales como en las automáticas y es cuando los engranajes se colocan de tal forma que el movimiento del motor no se transmite a las ruedas.

Por lo tanto, en punto muerto tenemos un motor completamente encendido y operativo pero que no ejerce ningún alguno en la transmisión de la potencia porque no hay una marcha engranada. Al cortar «ese puente» se puede observar que si pisamos el acelerador las revoluciones suben pero sin efecto en las ruedas, que están libres y podrán moverse de estar en una pendiente. Tiene sentido para mantener el motor encendido sin necesidad de estar pisando el embrague o incluso para mover el coche con el motor apagado.

Mitos

El mito más extendido sobre el punto muerto es que ayuda a ahorrar combustible. Mucha gente todavía lo utiliza para bajar pendientes prolongadas o puertos de montaña sin darse cuenta de que es una acción bastante inútil. Porque, para no apagarse, el motor se pone a ralentí cuando se está en punto muerto. Ese bajo régimen de revoluciones constante hace que haya consumo de combustible, bastante reducido sí, pero algo de consumo al fin y al cabo (de media son entre 0,5 y 0,7 l/h).

Cuando se lleva una marcha engranada, las ruedas son las que moverán al motor en el caso de que vayamos circulando por una bajada. Eso hace que el consumo también sea nulo, la inyección no necesita ni trabajar para mantener el ralentí como sí pasaba llevando el punto muerto. Otro tema son ya algunos vehículos actuales con cambios automáticos que activan el modo vela, desacoplando la transmisión en algunas de estas situaciones.

Verdades

Y tras ‘cazar’ ese mito, toca decir un par de verdades sobre el punto muerto. La primera es que si lo ponemos en una bajada pronunciada, el coche se moverá por pura inercia y perderemos parcialmente su control. Cuando se lleva una marcha engranada contamos con la ayuda del freno motor que nos va reteniendo de forma gradual. Circulando en punto muerto aumentan las posibilidades de que el coche se descontrole y de causar un accidente.

Por no hablar de que sin utilizar el freno motor se recurre mucho más a los frenos convencionales. Y si se está usando más asiduamente este elemento, eso conlleva que haya un mayor desgaste tanto de los discos, como de las pastillas, como del líquido. Además si la bajada es muy pronunciada y se extiende durante varios kilómetros puede aparecer fatiga en los frenos de tanto uso e incluso provocar una avería por el abuso. Al final, usar el punto muerto puede salir bastante caro…

El usar el punto muerto de forma abusiva también puede resultar negativo para el propio motor. Porque cuando está funcionando a ralentí, con ese régimen de revoluciones tan bajo, el motor no se está refrigerando ni lubricando como es debido. Aunque no haya exigencia, si esto ocurre en verano con temperaturas altas, puede causar una avería. En los diésel, las bajas revoluciones también son sinónimo de acumulación de carbonilla en la válvula EGR y una posible obstrucción.

En definitiva, el uso del punto muerto cuando circulamos en el coche tendría que quedar limitado a cuando estamos parados y de forma limitada. Nada de utilizarlo para ahorrar combustible porque el resultado es que puede salir mucho más caro si causa una avería, algo que puede pasar a la larga.

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  • transmisión
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