El control de descenso de pendientes (HDC, por sus siglas en inglés Hill Descent Control) es un sistema de asistencia al conductor presente en multitud de vehículos de corte off-road para defenderse fuera del asfalto. En pocas palabras, esta función permite bajar de forma controlada sobre superficies notablemente inclinadas y accidentadas sin que el conductor tenga que intervenir los frenos.
Durante más de 20 años, el control de descenso en pendientes ha ayudado a innumerables conductores a afrontar descensos muy empinados de forma segura, y está disponible en la mayoría de los todoterrenos, crossovers, SUV y camionetas modernas que se venden en la actualidad. En este artículo, exploraremos cómo se originó, cómo funciona y por qué se ha vuelto tan ampliamente utilizado cuando en su día no se tomó en serio.
¿Cómo funciona el control de descenso en pendientes?
Si nunca has conducido un vehículo con control de descenso en pendientes, imagina que estás explorando algunos senderos y llegas a un punto en el que la única forma de avanzar es bajar una empinada colina. En un coche sin esta función o sin una reductora, controlar una bajada tan peligrosa sería complicado, especialmente si el terreno está suelto, mojado o cubierto de nieve. Para mantener una velocidad segura, habría que pisar magistralmente el pedal del freno mientras rezas para no perder tracción.
Land Rover introdujo el denominado control de descenso de pendientes en el Freelander de primera generación, que estuvo a la venta entre 1997 y 2007. El modelo no disponía de las marchas de rango bajo (caja reductora) que ayudaban a afrontar descensos a baja velocidad como en los Land Rover más convencionales. Muchos lo criticaron en su día, pero el sistema era una tecnología de vanguardia que permitió que el Freelander fuese englobado dentro de la categoría de los llamados “soft roaders” de los años 90.
La primera versión no era perfecta, y muchos afirmaron que la velocidad predeterminada a la que descendía el vehículo era demasiado elevada para un descenso seguro y controlado en condiciones extremas. También se argumentó que, incluso el más mínimo toque al pedal del freno desconectaría instantáneamente el sistema. A pesar de esto, rápidamente se abrió camino en otros modelos de Land Rover y en el BMW X5 de primera generación, ya que en ese entonces la compañía alemana era su propietaria.
Ese sistema y todos los que lo han seguido operan de la misma manera básica. Una vez que el conductor ha activado el sistema y ha elegido una velocidad máxima, el vehículo recurre a los sistemas del control de tracción (TCS) y de los frenos antibloqueo (ABS) para minimizar el deslizamiento de los neumáticos y facilitar así el descenso por la pendiente. El conductor no necesita tocar los pedales del acelerador o del freno y, por lo tanto, puede concentrarse en maniobrar para evitar posibles peligros que se avecinan.
Los “pulsos” del ABS hacen que los neumáticos patinen ligeramente sobre algunos terrenos determinados, a menudo acumulando pequeños montones de tierra, pedregal o materiales similares delante de los ejes. Estos pequeños “obstáculos” pueden proporcionar más ayuda para controlar el descenso de una colina. Los botones de control de crucero pueden ajustar la velocidad a un nivel cómodo, y aplicar presión al pedal del acelerador o del freno anulará las órdenes del sistema cuando el conductor lo requiera.
A diferencia del control de crucero, el control de descenso en pendientes solo funciona en un abanico reducido de velocidades y ofrece ajustes más precisos. Algunos sistemas limitan el uso a menos de 8 km/h y ofrecen unas calibraciones a la décima. En la mayoría de los vehículos, una luz de advertencia o una notificación señalarán la disponibilidad del HDC, y el conductor debe activarlo manualmente presionando un botón o un interruptor basculante; la mayoría de veces está ubicado en la consola central.
El control de descenso de pendientes se comercializa utilizando esa denominación exacta en la mayoría de los fabricantes de coches (normalmente en inglés), aunque hay excepciones según le de al departamento de marketing de turno. Pero lo que es indudable es que más de dos décadas después de su desarrollo, se ha convertido en un elemento básico de los SUV modernos y los pocos todoterrenos auténticos que aún quedan en el mercado.
Fuente: Mr4x4, Autoevolution