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Luis Ramos Penabad

Luces adaptativas: qué son, tipos y evolución de la tecnología

Cada vez más coches nuevos ofrecen luces adaptativas entre su equipamiento de serie y opcional. Se trata de un sistema que puede ser interesante para quien circule mucho de noche, sobre todo por carreteras secundarias, ya que aumenta la seguridad durante la conducción.

En los últimos años esta tecnología se ha ido mejorando, por lo que puedes encontrar vehículos con sistemas muy variados. No debes confundir este sistema con las luces automáticas (las que se encienden solas en bajas situaciones de visibilidad) o con las luces largas automáticas (que evitan deslumbrar), si bien los sistemas más avanzados de faros adaptativos incluyen estas funcionalidades. Pongamos luz en el asunto:

¿Qué son las luces adaptativas?

Un sistema de luz adaptativa puede modificar la intensidad de las luces, así como su orientación, en busca de que el haz de luz sea el más indicado a la situación en que te encuentres. Esto se consigue mediante un grupo de sensores que recaban toda la información para realizar los cambios necesarios en la tecnología de iluminación.

Poder modificar el haz de luz permite iluminar zonas que un simple faro frontal (que solamente dirige el haz de luz hacia delante) no iluminaría, algo muy interesante en curvas, para iluminar la calzada y no la cuneta. Además, pueden cambiar la iluminación en función de las condiciones meteorológicas, en función de la velocidad que lleva el coche o según el tipo de vía por el que circules. Permiten también ampliar el alcance del haz de luz, pero sin deslumbrar a los conductores que circulan en sentido contrario, reduciéndolo en esa zona

¿Cómo funcionan las luces adaptativas?

Lo habitual es que el vehículo cuente con una cámara en la parte delantera (la ubicación más frecuente es el parabrisas) y son distintos sensores los que recopilan datos sobre velocidad, ángulo del giro del volante, condiciones lumínicas y meteorológicas). Algunos vehículos también emplean datos del sistema de navegación para aportar más información todavía (como por ejemplo, iluminar una curva antes de que llegues a ella).

Una unidad de control recoge todos esos datos, los procesa, y luego hace que el sistema de luz adaptativa actúe de la manera más adecuada. La gran mayoría de luces adaptativas del mercado funcionan con faros LED, pues al estar formados por diferentes diodos es más sencillo ajustar la iluminación acorde con la información recibida.

Tipos de luces adaptativas

No todos los sistemas de luz adaptativa son iguales ni actúan de igual modo. Fueron evolucionando con el tiempo y puedes encontrar en el mercado varias clases, más o menos evolucionadas:

  • Luces de giro estáticas: Se trató del primer paso en la iluminación adaptativa. Son faros aparte de la iluminación principal, normalmente ubicadas en la parte inferior externa del paragolpes y una denominación habitual era la de función cornering. Se encienden solamente en giros, cuando la dirección supera un cierto número de grados o al activar los intermitentes. Cuando se acaba la maniobra o se endereza el volante, se apagan. Parece poca cosa, pero en ciertas situaciones ayudan mucho (iluminan hasta un 90% más el área de giro comparado con un faro convencional).
  • Luces de giro dinámicas: El siguiente paso era obvio: eliminar esos pilotos extra y que fuesen las ópticas principales las que pivotasen en función del ángulo de giro. De ese modo se ilumina mejor la carretera al enfrentarse a giros. Los faros se mueven habitualmente en un umbral de 15 a 35°, a cualquier velocidad que vaya el coche.
  • Asistente de luces de carretera: ¿Y sí…? Imaginamos que con una pregunta así se llegó al siguiente estadio. No se trata solamente de detectar el giro, también al resto de usuarios de la vía. Para conseguirlo se equipan sensores de luces o una cámara (normalmente en el parabrisas, en la base del retrovisor interior) para detectar coches que vienen de frente o que nos preceden, además de percibir si llegamos a una zona iluminada). De este modo puedes ir con luces largas más tiempo, pasando a las de cruce cuando las primeras pueden ser molestas o innecesarias. Los más avanzados cambian de modo en función de la velocidad. A velocidades de entre 55 y 115 km/h (aproximadamente, varía en función de la marca, los faros proporcionan un haz de luz más ancho y corto –en torno a 70 metros). Superando esa velocidad pasa a modo autopista, con un haz más largo y estrecho, para no deslumbrar a conductores que vienen en sentido contrario).
  • Asistente de iluminación predictiva: Si a todo esto sumamos que el coche pueda saber dónde está y qué se va a encontrar próximamente para gestionar mejor la iluminación. ¿Cómo se consigue? Con los datos del GPS que aporta el sistema de navegación del vehículo.

Leyes y antecedentes de las luces adaptativas

La normativa que regula el sistema de iluminación frontal adaptable (AFS) –así es cómo se definen los dispositivo de luces adaptativa–, se publicó en el Reglamento nº 123 de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE), de “Disposiciones uniformes relativas a la homologación de los sistemas de alumbrado delantero adaptables (AFS) para vehículos de motor”.

Es en ese texto (publicado en el BOE como corresponde), donde se definen las especificaciones generales, cómo ha de ser el proceso de homologación de los mismos por parte de los fabricantes, requisitos técnicos y diversas disposiciones administrativas. No son obligatorias, de hecho no todas las marcas de coches cuentan con ellas.

Ahí se regula por completo estos tipos de faros que pueden ser montados en coches desde 2002. Primero llegaron a los coches de lujo y fue Opel, en 2003, el primer fabricante generalista en ofrecer un sistema dinámico de luz de curva y un sistema estático de luz de giro a 90º, con el sistema AFL (Adaptive Forward Lighting – Sistema de Iluminación Adaptativa). En 2008, la siguiente generación del sistema AFL + debutó  en el Insignia.

Técnicamente podrían haberse empleado antes. De hecho, hubo modelos que contaban con sistemas de este tipo, que actuaban de manera mecánica cuando giraba el volante El Tucker 48 (1948) ya contaba con faros que se movían al alimón con las ruedas y la actualización del Citroën DS de 1968 usaba también faros direccionales… mejorados en el Citroën SM de 1970, que además de esa innovación usaba ya lámparas halógenas.

Ventajas de las luces adaptativas ( y contra)

¿Deberías equipar en tu vehículo faros adaptativos? Nosotros, que no dejamos de realizar pruebas de coches en todo tipo de situaciones, los recomendamos siempre que económicamente sea posible. Estos son los motivos:

  • Mayor seguridad: El principal, sin duda alguna, y todo el resto tiene relación con ella. Si se mejora la iluminación en zonas que el conductor podría no ver con luces convencionales,
  • Mayor comodidad: Un conductor que vaya más relajado al volante va más seguro, sobre todo cuando circula de noche, con una visibilidad reducida. Ayudan también mucho a que las transiciones de claro a oscuro no sean tan bruscas.
  • Mayor predicción: La tecnología más avanzada consigue que se iluminen zonas antes de que el conductor llegue a ellas. Incluso en vías cuyo trazado ya conoce, pueden avisar de imprevistos, evitando colisiones o imprevistos.
  • Menor consumo: Si se iluminan solamente las zonas, al regular la intensidad de la luz, se ahorra energía. Esto también ayuda a que los faros duren más.

Por supuesto, hay una pega. El precio. La gran mayoría de fabricantes premium ya los incluye de serie y muchos generalistas, de no hacerlo, lo hacen en paquetes para hacerlos más asequibles en la compra de un coche nuevo.

A medida que ha aumentado su complejidad, sobre todo con LED, el coste de su reemplazo se dispara. En un informe de ADAC, de 2021, indicaban que los LED que forman las ópticas no pueden repararse de manera individual, ya que la homologación obliga a sellarlos, obligando a que todo el faro deba cambiarse en caso de rotura o avería. Y no es barato. Según ADAC, un faro full-LED completo puede costar hasta 4.800 euros en un vehículo de gama alta. En un coche generalista del segmento C, entre 1.200 y 1.800 euros.

[NOTA: Información publicada originalmente el 13/11/2023, corregida y ampliada]

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  • luces
  • seguridad vial
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