El clima económico actual ha sido difícil para muchos de nosotros. La gente busca buenas formas de estirar cada céntimo y recortar gastos, que se extiende también a los coches que conducimos. Ahora más que nunca tiene mucho más sentido mantener un vehículos actual funcionando en buenas condiciones que tener que salir a comprar uno nuevo. Y dado que un motor nuevo puede costar fácilmente varios miles de dólares, cuidarlo valdrá la pena a largo plazo.
Piénsalo, el motor es el corazón del vehículo, y estar atentos de su manutención (cambiar los líquidos y los filtros a los intervalos recomendados), en ocasiones, no es suficiente para que funcione sin problemas. La forma en que uno conduce también puede tener efectos adversos en el motor, así que, en este artículo, veremos varias formas sencillas de modificar algunos hábitos de conducción para dar algo más de vidilla de que su motor dure mucho tiempo.
¿Coche nuevo? Se respetuoso con él
Si estás estrenando coche, ten en cuenta que requiere un período de rodaje para ayudar a que todas las partes móviles se ajusten y se asienten. Es difícil resistirse a la tentación de darle algo de cera al principio, especialmente si se trata de un vehículo de alto rendimiento, pero llevarlo a un régimen de vueltas normal y a velocidades legales durante los primeros 1.500 kilómetros, (más o menos) podría marcar una gran diferencia en el futuro. Consulta el manual del usuario para conocer la mejor manera de asentar y proteger el nuevo motor.
Respeta los tiempos de calentamiento
En los días en los que no tienes prisa, e incluso en las mañanas frías de vez en cuando, enciende el coche y deja que se relaje. El clima más frío es difícil para el motor y se necesita más energía para arrancar y funcionar, dado que la batería tiene una carga más baja. El aceite, espeso debido a las bajas temperaturas, también ayuda a subir la dificulta para el correcto funcionamiento de las piezas internas que a tanto estrés están sometidas. Aun así, trata de hacer funcionar el coche en días que sean, o extremadamente fríos o muy, muy calurosos.
No fuerces la transmisión (si es manual)
Si conduces un vehículo manual y te adelanta un coche más feo, viejo y lento, pisar el acelerador a bajas revoluciones, o cuando estás en una marcha alta, es una mala idea. Eso hace al motor trabajar más innecesariamente y provocará un desgaste prematuro, por lo que debes vigilar el tacómetro (cuentarrevoluciones) y reducir de marcha antes de pisar el pedal derecho. Y si lo que quieres es reducir, evita abusar del freno motor: daña el tren motriz y debe usarse solo en casos extremos como conducir en invierno, cuando la carretera está helada y resbaladiza.
Por otro lado, algunos tienden a conducir con el pie apoyado en el pedal del embrague. Esto genera una fricción innecesaria que, de forma prolongada en el tiempo, hace que el embrague se desgaste prematuramente. De manera similar, es tentador apoyar la mano en la palanca de cambios, pero esto aplica presión a la horquilla selectora y otras partes internas. El roce adicional acelera el desgaste de la transmisión, por lo que hay que intentar adquirir el hábito de mover la mano sobre el volante y apoyar el pie izquierdo en otra parte del espacio destinado a los pies.
Evita cargar con objetos demasiado pesados
Los coches más pequeños con motores aún más modestos tienen dificultades para cargar con objetos grandes. Reducir la cantidad de peso que lleva no solo reduce la carga del motor, sino que también lo ayuda a obtener un mejor rendimiento gracias a una mejor eficiencia por parte de la gasolina. Para cargas pesadas, también existen las camionetas (pick-up)dedicadas, que suelen tener motores grandes y potentes con mucha fuerza. Esto se debe a que están diseñados para remolcar y transportar cosas muchas veces su propio tamaño y peso.
Cumple con los intervalos de mantenimiento
Un mantenimiento regular es vital para mantener un coche en óptimas condiciones y prolongar su vida útil. Los intervalos de revisión se basan en el tiempo o los kilómetros recorridos; consulta el manual para averiguar cuándo debe realizarse y qué se requiere. Por suerte, la mayoría de los vehículos modernos ya son capaces de decirte cuándo toca revisión, es decir, el típico cambio de aceite y del filtro de aceite, y reemplazar otros fluidos si fuera necesario. Dependiendo del modelo y el kilometraje, también se pueden cubrir el filtro de aire y las bujías.
No te quedes sin combustible
Cuando el coche se queda sin su oro líquido, la bomba de combustible absorbe el aire que hay en el circuito, haciendo que los sedimentos del fondo del depósito sean aspirados en un intento de alimentar el motor. Los materiales no deseados pueden obstruir el sistema y, a veces, corroer la bomba y los filtros, bloqueando la entrada de combustible y el arranque. Los propietarios de diésel deben tener especial cuidado con los niveles bajos de combustible, ya que los inyectores de sus motores introducen grandes cantidades de aire en el sistema y pueden fallar antes.
Haz caso a los testigos del cuadro de instrumentos
Puede ser fácil ignorar las luces de advertencia, especialmente cuando no parece haber ninguna diferencia cuando se encienden en el cuadro de instrumentos. Sin embargo, dejar los problemas desarrollarse podría significar un final prematuro para el coche. Los testigos del motor, del freno y de la dirección asistida indican algunas de las fallas más urgentes que podrían generar costosas facturas de reparación, o peor aún, una situación de conducción insegura. El mismo enfoque con respecto a los ruidos inusuales también ayudará a eliminar los problemas de raíz.
Las temperaturas también afectan
Muchos de los daños se producen en invierno, cuando se tiende a cometer un error muy común: encender el coche y dejarlo en ralentí hasta que el motor alcanza su temperatura normal de funcionamiento. Si el vehículo no cuenta con calefacción auxiliar, esto puede hacer más daño que bien porque el motor se calienta a un ritmo mucho más lento cuando está en ralentí. El flujo de aceite y las temperaturas también aumentan más lentamente, y la mayor cantidad de gases de escape puede obstruir el convertidor catalítico, provocando un aumento en el consumo de combustible y en las emisiones (o provocar un fallo).
Fuente: RAC