El Alpina B12 5.7 Coupé es uno de los coches más rápidos que el preparador alemán haya hecho jamás. Basado en el BMW 850 CSi (E31) presentado a finales de 1992, el B12 5.7 Coupé hizo lo propio medio año después. El modelo que salía de las instalaciones de la Bayerische Motoren Werke en Baviera ya era de por sí bastante bueno, especialmente si tenemos en cuenta que fue el departamento Motorsport de la casa el encargado de ponerlo a punto.
Sin embargo, para algunos clientes insatisfechos, Alpina aún veía un pequeño margen de mejora. El 850 CSi era el pináculo de la gama de BMW, con un motor V12 de 5,6 litros (S70B56) afinado por M para alcanzar los 380 CV y 550 Nm. Asociado a una transmisión manual de seis velocidades podía alcanzar los 100 km/h desde parado en apenas seis segundos, y continuar acelerando hasta los 250 km/h limitados electrónicamente (290 km/h sin limitador). Esas cifras coqueteaban con las de un Aston Martin DB7, y no se alejaban mucho de las de un Ferrari 456 GT.
Alpina aumentó la cilindrada hasta los 5.646 cc, modificó la admisión, instaló un nuevo árbol de levas y el escape se trató para dejar circular con mayor libertad al flujo de gases. Como resultado, el V12 incrementó su fuerza hasta 416 CV y 570 Nm. Esos fueron aumentos saludables sobre el 850 CSi de serie. La potencia y par motor adicionales hizo que el Alpina B12 5.7 Coupé también fuera más rápido, citando una velocidad máxima de 299 km/h y un tiempo de 0 a 100 km/h de 5,8 segundos. En la época, pocos gran turismo había más rápidos que este bemeta.
Además, gracias al paquete estético exterior de Alpina, queda subrayado que no estamos ante un ordinario Serie 8. Este kit comprende las ya clásicas llantas de aleación multirradio de Alpina y las calcomanías doradas. El carácter especial del B12 5.7 Coupé se destaca aún más por el sistema de escape con salidas cuádruples y la toma de ventilación del capó de estilo NACA. Por último, pero no menos importante, el logotipo designativo de esta versión quedaba colocado de forma discreta en el lado derecho de la parrilla frontal y en el portón del maletero.
El interior era lujoso, donde la madera y el cuero son los protagonistas. Aquí, los cambios son nimios respecto al modelo de serie, con diferencias que tan solo atañen a un nuevo tapizado con costuras en contraste, así como un volante y pomo de la palanca de cambios con el logo de Alpina. El ejemplar mostrado en las fotografías hace gala de una caja de cambios manual de seis velocidades, uno de un total de 25, ya que el resto de unidades se fabricaron con una transmisión semiautomática “Shift-Tronic” de cinco relaciones, opcional en ese momento.
Y es que solo se fabricaron 57 ejemplares del Alpina B12 5.7 Coupé, lo que lo convierte en un automóvil verdaderamente único en comparación con las 1.510 unidades del 850 CSi en el que se basa. Como puedes imaginar, hacerse con uno de ellos suele valer mucho dinero. Por ejemplo, la casa de subastas RM Sotheby’s adjudicó un modelo de 1993 con menos de 9.000 kilómetros en el odómetro el pasado 20 de febrero por 265.000 euros. Sin duda, un futuro clásico que tan solo se podrá ver con cuentagotas, si es que alguno sale a ser disfrutado a las calles.
Fuente: Carscoops
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