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Luis Ramos Penabad

Atlas Babycar 2S (por alguna razón inexplicable, lo desearás)

Dicen que el hambre agudiza el ingenio y en el caso de los coches que surgieron tras la Segunda Guerra Mundial, lo cierto es que los fabricantes y diseñadores estrujaron al máximo sus meninges para poder dar vehículos a una población que convivía con la escasez.

En aquella época floreció como nunca en la historia la fabricación de microcoches, como el BMW Isseta, el Brutsch Mopetta, (en España teníamos también algunos)…  y uno de los más interesantes estéticamente fue este Babycar Atlas 2S, desarrollado como prototipo por la Société Annonay Sofravel (SAS), que fue mostrado al público en los Salones de París de 1948 y 1949 por la Société Industrielle de Livry (SIL) de París… y acabí fabricando Duriez.

Con un diseño moderno de roadster, su carrocería de 2,74 metros de longitud lucía guardabarros redondos y bulbosos, el diseño del Atlas Babycar 2S se realizó completamente en acero, sobre un chasis tubular robusto y muy bien diseñado. Contaba con una suspensión delantera de muelles helicoidales, dirección de piñón y cremallera y frenos de tambor con cable en sus cuatro ruedas (dos piezas fundidas de aluminio… realmente elegantes).

Se testaron varias mecánicas antes de comenzar su producción y al final el encargado de propulsar el vehículo fue un motor de un solo cilindro AMC de 175 cc que rendía 8,5 CV. Para evitar la necesidad de equipar un diferencial que encarecería el producto, el motor solamente impulsaba la rueda trasera izquierda mediante un cardán, a través de transmisión manual de cuatro velocidades que sumaba marcha atrás. Se arrancaba con una palanca de tracción montada en el piso en la cabina.

El mismo diseño básico de este pequeño coche se empleó en otros dos microcoches. como el Kover y el Le Piaf, pero el Atlas era el más caro y mejor equipado, con «lujos» como puertas, parabrisas plegables, faros incorporados con bordes cromados o la parrilla barroca. Pero ni este ni sus sucedáneos tuvieron mucho éxito y en 1953 dejaron de fabricarse.

El Babycar que ves en estas imágenes formó parte del catálogo del famoso museo Bruce Weiner de Madison, Georgia (EE.UU.). Lo descubrieron en Francia en sus condiciones originales, lo que unido a su elegancia y a su rareza, hizo que compensase realizar una restauración minuciosa. Y no era fácil, ya que apenas había referentes… más allá de fotografías antiguas que hubo que mirar con lupa.

En ese proceso se descubrieron cosas sorprendentes. La escasez de materiales, por ejemplo, obligó a que en lugar de utiliar arandelas planas de acero en los brazos de la dirección fuesen sustituidos por monedas de un franco.

Su propietario actual lo ha mimado, sobre todo en el apartado mecánico, que cumple a la perfección y aseguran que se conduce realmente bien. El aspecto es espectaular, lo mires por donde lo mires. Si ahora nos hemos acordado de él es porque esta unidad se subasta… Todavía no hay un precio estimado, pero a buen seguro que pujarán alto por él ya que no desentonaría en ninguna colección, por su belleza, lo cuidado de su restauración… y sobre todo su rareza. El 11 de marzo saldremos de dudas, en la subasta de Amelia Island.

Fuente: RM Sotheby´s
Galería de fotos: Greg Keysar, cortesía de RM Sotheby´s

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