Si tuviéramos que elegir un coche icónico dentro de Mercedes, probablemente ese sería el 300 SL Gullwing, el mítico «alas de gaviota». Un ejemplar que ha perdurado en la memoria de todos debido a su diseño irrepetible. Aunque lo cierto es que hemos visto otros ejemplares con esa configuración en las puertas, incluso creaciones que escapaban de cualquier límite de la imaginación. Es el caso del Boschert B300 Gullwing, una creación muy singular y totalmente única que ha pasado bastante desapercibida.
Su creador fue Hartmut Boschert, un ingeniero alemán que quería traer de vuelta ese recurso estilístico de la marca de la estrella en un coupé más actual. Tomo como base al Mercedes 300 CE (W124), aunque se le hicieron modificaciones muy notables que cambiaron por completo la estructura del vehículo. Para empezar, el morro era del Mercedes SL R129, de ahí que pueda llevar a engaño. Además, el pilar C fue adelantado 25 cm para poder llevar a cabo el sistema de apertura de las puertas al puro estilo de «alas de gaviota».
Curiosamente, la transformación corrió a cargo de Zagato, que hizo un trabajo impresionante para que el diseño quedase integrado y fuera uniforme. Aunque lo cierto es que había más modificaciones en el Boschert B300 Gullwing. La mecánica M103 de seis cilindros y 3.0 litros fue mejorada con dos turbos Garrett y una solución novedosa para conseguir 287 CV de potencia. Después llegaron otros B300 con incluso más potencia gracias a los motores de 24 válvulas (el primero era de 12), pero nunca fueron lo mismo.
Porque solamente se hizo un Boschert B300 Gullwing con las «alas de gaviota». Al final, el proyecto era tan costoso que salía más caro que hacer el Clase S con motor V12 de finales de los 80. Nunca consiguió llamar demasiado la atención a pesar de que se ofreciera en una tirada limitada a diez unidades y con el de las puertas siendo exhibido por toda Europa. Ese ejemplar pasó a manos del sobrino de uno de los inversores del proyecto, que a su vez se lo vendió a un auténtico entusiasta del modelo.
Tino Zovko era un niño que leía revistas de coches y se recreaba imaginándose conduciendo alguno de ellos el día de mañana. Con el tiempo se puso a investigar sobre el proyecto del B300, especialmente en ese con las «alas de gaviota». Cuando se presentó la oportunidad de comprarlo tuvo que vender su coche, hacer trabajos extra y pedir ayuda económica a su familia, pero consiguió comprarlo. Hizo falta algo de mantenimiento para devolverlo a la vida tras años parados, pero lo hizo funcionar y lo conservó durante muchos años.
Incluso se puso en contacto con el propio Hartmut Boschert, que no dudó en darle todos los documentos y planos originales del vehículo. En 2019 lo puso a la venta a través de Facebook por nada menos que un millón de euros, que para él estaban justificados debido a la singularidad del vehículo. Sin embargo, parece que nadie le dió lo que pedía y que actualmente sigue conservando su Boschert B300 Gullwing con orgullo.
Fuente: Petrolicious
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