1.830 personas perdieron la vida en las carreteras españolas el pasado año 2017. Esta cifra de siniestralidad puede leerse de diversas maneras. Muy positiva si la comparamos con los más de 5.000 muertos al año que se registraban a principio de siglo. Inadmisible si se compara con las 1.680 víctimas de 2013, el mejor año de la historia en este ámbito. Este número de fallecidos proviene de los 102.233 accidentes con víctimas, que también registraron 139.162 heridos (9.546 con ingreso hospitalario).
Haciendo un análisis de estas cifras, no son particularmente malas a nivel europeo. En nuestro continente ocupamos la octava posición con una tasa de 39 fallecidos por cada millón de habitantes (la media son 50). Sin embargo, preocupa bastante que la siniestralidad siga repuntando y que crezca en la mayoría de provincias, incluidas Madrid y Barcelona, que son las que más víctimas suman. Y hay que analizar las características de la accidentalidad para comprender lo que está fallando.
Si miramos en que tipo de vía se ha producido la mayoría de accidentes comprobamos que ha sido en vías urbanas, con nada menos que 64.740 accidentes con víctimas, pero sin embargo, solo fallecieron 509 personas (el 28% del total). Por el otro lado, en vías interurbanas hay un menor número de accidentes, 37.493, pero su índice de muertes es mayor con 1.321 fallecidos (72 % del total). El factor principal del accidente en carreteras secundarias fue la distracción (y el teléfono móvil su causante en muchos de ellos).
Otro dato bastante preocupando es que un tercio de los fallecidos presentaba una tasa alcoholemia positiva y/o había consumido drogas. Del mismo modo se ha visto que disminuyen el número de fallecidos en los tramos de edad de 45 a 54 años y en los mayores de 65 años, mientras que aumenta significativamente en los jóvenes de entre 25 y 34 años.
Una de las conclusiones principales de las cifras de siniestralidad de 2017 es que hay que mejorar la seguridad de los colectivos vulnerables. El 46 % de todos los fallecidos fueron motoristas (359), peatones (351), ciclistas (78) y ciclomotoristas (49). Ahora las cartas están en la mano de Pere Navarro, nuevo director de la DGT, que ya baraja algunas opciones como reformas en el carnet por puntos. Tras más de una década sin cambios, podría ser recomendable revisar infracciones como el uso del teléfono móvil.
También hay otros dos puntos que la DGT no menciona pero que deberían ser considerados. La edad media de los vehículos accidentados se sitúa en torno a los 12 años. Queda claro que es importante que haya incentivos para que exista una renovación real del parque automovilístico con coches más seguros y que minimicen las lesiones. También hay que mencionar el estado de algunas carreteras y la baja inversión que se realiza en la red estatal.
Fuente: DGT