Aquí hay tomate. Eso podremos decir al entrar a nuestro vehículo dentro de unos años. Y es que después de encontra tomates desde el pa amb tumaca hasta la mayoría de los platos de la cocina italiana, ahora los investigadores de Ford y Heinz podrían haber descubierto el ingrediente secreto para fabricar piezas de automóviles con ellos.
Los ingenieros de ambas empresas están investigando la posible utilización de piel de tomate, que normalmente son un desperdicio, para fabricar algunas de las partes del interiores de los automóviles, como soportes de cableado o pequeños detalles bajo el salpicadero.
Esta investigación forma parte del inento de Heinz para encontrar nuevos usos para la piel no deseada, tallos y semillas que van echan a perder cuando la empresa transforma tomates en ketchup. Se trata de una cantidad considerable de residuos que podría ser salvados, ya que la empresa utiliza más de dos millones de toneladas de tomates para hacer sus salsas, y la piel no se utiliza en este proceso.
El proyecto todavía se encuentra en fase de desarrollo y podría sufrir muchos cambios. Hoy en día, se intenta crear un plástico a base de tomates mediante un proceso bastante sencillo. La piel del tomate se aplasta y se forma una masa a partir de la cual se crean unos pellets de fibra de tomate. Son estos gránulos los que llegan después al laboratorio y se mezclan con otros materiales para conseguir los bioplásticos que en un futuro podrían formar parte del interior de un coche.
Ford ya ha demostrado su apuesta por el reciclaje de materiales utilizando pantalones vaqueros en las tapicerías del coche, o incluso aprovechando setas en puertas y paragolpes, pero con este paso pretende llegar aún más lejos. Los avances son prometedores de cara a conseguir coches más respetuosos con el medio ambiente, pero todavía es pronto… o quizá no tanto.
Preguntado por un medio de comunicación, un representante de Ford, explicaba que el objetivo está a más que un par de meses de distancia, pero no a años de distancia. Ford y Heinz no han revelado muchos más detalles concretos, salvo que el resultado final es completamente inodoro, aunque los investigadores informan que huele un poco como la pizza durante el proceso de moldeo.
Fuente: Ford
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