Después de ocho ediciones y casi cuatro años de vigencia, julio de 2016 pasará a la historia como el mes del fin del PIVE. Oficialmente la fecha de defunción del Plan PIVE 8 era el 31 de julio, pero los fondos de esta edición se acabaron incluso antes, concretamente el día 27.
El Gobierno había dicho ya que este programa de achatarramiento de vehículos antiguos al comprar uno nuevo no tendría continuidad. Desde luego, su llegada en octubre de 2012, coincidiendo con la peor crisis económica de los últimos años, ayudó a frenar la caida de las ventas de automóviles y evitó que el sector se deteriorase más. Las ayudas fueron principalmente a la distribución (concesionarios), pero la amenaza de deslocalización de fábricas se frenó en parte por la reactivación del mercado.
Patronales de fabricantes y distribuidores hacen un balance muy positivo de estas ocho ediciones. Sin este programa no hubiera sido posible que la cifra de previsión de cierre anual se acercase cercana a los 1,2 millones de unidades. Al mismo tiempo, piden su continuidad, ya que gracias al Plan PIVE se han retirado de la circulación 1,1 millones de vehículos antiguos y se ha conseguido recaudar casi 3.400 millones de euros vía impuestos, fundamentalmente IVA (por lo que lo consideran una inversión del Estado con retorno”. Mas lo que está buscando el Ministerio en concepto de IRPF.
Según Faconauto, estas ayudas a la compra han permitido reactivar poco la actividad comercial de los concesionarios, haciendo aflorar en su conjunto una demanda añadida de 250.000 vehículos. Más de un 20% de las matriculaciones entre 2013 y 2016 se han producido gracias a los planes PIVE.
Esto evitó el cierre de muchos concesionarios y se frenó la pérdida de empleos que éstos habían sufrido, un total de 50.000 entre 2008 y 2013. De poder cerrar 1 de cada 4 concesionarios, en los últimos tres ejercicios, la distribución oficial ha generado 15.000 puestos de trabajo y ha generado una actividad económica en nuestro país superior a los 10.000 millones de euros. No obstante, las previsiones apuntan a que los concesionarios podrán sobrevivir sin estas ayuda, ya que el impacto del PIVE sobre las ventas era ya bajo.
El parque móvil sigue envejecido
Faconauto, sin embargo, considera que los Planes PIVE no han conseguido frenar el envejecimiento de los coches que circulan por las carreteras españolas, que era uno de sus objetivos. Se han retirado más de 1,1 millones de vehículos con más de diez años pero la pérdida de matriculaciones durante los años de crisis ha sido muy importante y ha impedido seguir con la intensa renovación del parque que hubo hasta 2008.
Como puedes observar en el gráfico superior, desde la puesta en marcha de los PIVE, la edad media del parque ha aumentado en un año, de tal forma que ésta alcanzará los 12 años de media al finalizar 2016. El dato más preocupante, sin embargo, se producirá en el próximo lustro, ya que, según previsiones de Faconauto, en 2020 el 66% de los coches en circulación superará los 10 años de antigüedad.
“Si en 2008, la antigüedad media de nuestros coches era de 8 años, actualmente nos acercamos peligrosamente a los 12, muy lejos de la media europea, una situación que se va a agravar si no se pone remedio, con las implicaciones que ello ya tiene sobre el medio ambiente y la seguridad vial», comenta el presidente de Faconauto, Jaume Roura. Es cierto que los sistemas de seguridad de un coche actual son mucho mejores. Los concesionarios confían en que un nuevo Gobierno pueda poner en marcha un plan estructural e intensivo, que consideran «prioritario».
Por comunidades autónomas, las que más PIVES han registrado son aquellas que más mercado acaparan. Así, Cataluña encabezaría la lista, con el 15,7% de todas las solicitudes, seguida por Andalucía, con el 15,4%, la Comunidad de Madrid, con el 14,9%, y la Comunidad Valenciana, con el 11,1%. El resto quedan muy por debajo, oscilando entre el 6,3% de Galicia y 0,9% de La Rioja.
Fuentes: Faconauto, Anfac