Hace ya un tiempo que te contamos la historia del BMW 507, el cabrio que enamoró a Estados Unidos. Detrás de su carrocería hermosísima está un modelo que casi lleva a la quiebra a BMW. Cuando la cesó la producción, apenas habían sido fabricadas 251 (o 252) unidades.
La idea del coche fue de un importador de BMW en Estados Unidos, Max Hoffman, que convenció al fabricante de la necesidad de crear un auténtico roadster biplaza, digno de rivalizar con el Mercedes 300 SL. El problema, que era tan caro fabricarlo que se salía de precio de mercado (costaba cuatro veces más que un Corvette) y solamente los más ricos y acaudalados se hicieron con uno. Entre ellos, Elvis Presley, a quien perteneció la unidad que ves en estas imágenes.
El mítico cantante sucumbió a las líneas del roadster y compró una unidad cuando realizó el servicio militar en Alemania en 1958. Elvis compró una unidad de este roadster dotado de un motor V8 de 3.2 litros y 155 CV (pertenece a la segunda serie del modelo, ya que la primera rendía 150 CV). Presley podía acelerar de 0 a 100 km/h con su coche en 8,8 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 217 km/h.
Parece ser que se hizo con él unos días antes de Navidad, durante sus días de descanso del servicio con la Tercera División Blindada, en el cuartel de Friedberg. Hasta entonces se movía con su primer coche en tierras alemanas, un Beetle, en el que se piensa que fue hasta Frankfurt para probar el BMW 507 y comprarlo. Las malas lenguas dicen que qeuría un coche tan rápido para ir a ver a su novia de Frankfurt, Priscilla Beaulieu, que con el tiempo se convertiría en su esposa.
Originalmente era blanco (puedes ver aquí una imagen del coche original), pero el Rey del rock decidió pintarlo de rojo. Cuenta la leyenda (y rumores urbanos) que lo hizo cansando de que su legión de fans le dejasen la carrocería hecha un asco, ya que le dejaban a diario mensajes y sus números de teléfono, utilizando el pintalabios.
Cuando Elvis Presley regresó de su destino, llevó al coche con él a América. Su vuelta a Estados Unidos fue el 2 de marzo de 1960, con rango de sargento… y una nuevo destino en su mente, el cine. Siempre habíamos oído que después regaló su Elviswagen a la actriz Ursula Andress en 1963, después de conocerla en el rodaje de El ídolo de Acapulco (Fun in Acapulco), pero puede que la historia no fuese exactamente así.
La pista del BMW 507 de Elvis se pierde hasta 1962. Después, un distribuidor de Chrysler en Nueva York se lo vende a Tommy Charles, un señor de Alabama que monta en el pequeño roadster un motor V8 (no está claro si Chevrolet o Ford), una nueva transmisión… y de nuevo el coche vuelve a «desaparecer» hasta 1968, que vuelve a aparecer en Arizona, donde lo compar el ingeniero aeronáutico Jack Castor. Lo usa cinco o seis años y luego lo guarda en California, con la idea de restaurarlo pronto.
El 16 de agosto de 1977 Elvis Presley muere en Graceland debido a una la insuficiencia cardíaca. Justo 20 años después, en la subasta Barrett-Jackson, se subasta un BMW 507 con número de chasis 70192 por 350.000 dólares, que fue presentado como el antiguo coche de Elvis. Pocos sabían entonces que el auténtico coche de Elvis había sido pintado de rojo… y su número de chasis era el 70079. El subastado, blanco, había pertenecido a Ursula Andress, cierto (de ahí surgió la leyenda urbana de que Elvis lo había regalado), pero no era el del cantate de Tupelo.
Mientras esto ocurría, el coche original de Elvis seguía guardado…Y ahí estuvo hasta julio de 2014, cuando Jack Castor embala su codiciado tesoro, lo monta en un avión y lo lleva a Munich, donde lo han fotografiado antes de que lo restauren (y mostrado en el museo de la marca un par de semanas). Los expertos de BMW calculan que será un trabajo duro, que costará dos años.
El BMW 507 no tiene motor bajo el capó, el maletero está atado al tubo de escape (o al revés) y faltan docenas de piezas y detalles, desde parachoques trasero… pero a pesar de todo y del polvo acumulado durante décadas, mantiene la belleza de las líneas diseñadas por Albrecht Goertz. Dentro de dos años se unirá al 80% de los 251 (o 252) BMW 507 fabricados que todavía sobreviven. Pero este destacará entre todos. Decidan pintarlo blanco, o rojo… será el coche de El Rey. Y viendo cómo luce un BMW 507 restaurado… promete enamorar.
Vía: Auto Motor und Sport
Galería de fotos: (por Hardy Mutschler / BMW)