Este Lola T70 MKIII B de 1969 que ves aquí es el descendiente del Lola T70 1965 de Lola, un coche famoso por ser pilotado por la leyenda de las carreras de Fórmula 1 y de motos, John Surtees. El coche fue diseñado por el inglés Eric Broadley que, pasó más de 40 años trabajando en Lola, la marca . Fue también Eric Broadley, un fanático de la aerodinámica, el creador del cupé deportivo Lola Mc 6 de 1962, considerado por muchos como el prototipo no oficiale del Ford GT40.
Con número de chasis SL76/141 este Lola T70 MkIII B se fabricó en enero de 1969 para el suizo Ulf Norinder quien lo utilizó, junto a otros pilotos, para competir en circuitos como Daytona, Brands Hatch, Monza o Magny-Cours. Su historial de competición acabó en 1970, cuando el SL76/141 compite por última vez en Argentina. A mediados de año el bólido se vendidó a Solar Productions la productora de cine del actor y piloto Steve McQueen para ser utilizado en la película Le Mans.
Pero el destino del Lola T70 no era protagonizar la película, sino hacer de doble de un Porsche 917 en una escena de un accidente. McQueen compró cinco de Lola en total. En un principio este chasis en concreto fue pintado de amarillo y le pusieron el número 11. Pero luego, para esa escena, lo «travistieron» como un Gulf-Porsche 917 y aquí es donde la historia se pone realmente interesante;
El coche clonado sería conducido por control remoto en la escena del accidente. Ya habían utilizado este método en el rodaje de Le Mans, (con otros dos Lola Cars disfrazados de Ferrari 512), pero el sistema de control remoto falló en ambas ocasiones. Habían usado entonces un cañón de aire para lanzar los falsos Ferrari en llamas (y el resultado quedó realmente bien).
Pero el equipo de rodaje no se dio por vencido y equiparon de nuevo al Lola T70 convertido en Porsche 917 con el sistema de rcontrol remoto, convencidos de que habían resuelto los problemas anteriores. En esa escena, el conductor del 917 se distraía con una explosión de Ferrari, y luego viraba bruscamente para evitar encontrarse con un 911 que iba más lento… y finalmente chocar contra la barrera.
El inicio del truco salió exactamente según lo previsto, el Lola T70 camuflado esquivó al 911 y chocó con la barrera, como estava previsto. Sin embargo la antena del control remoto, ubicada en parte izquierda trasera, se cayó. El coche quedó fuera de control con el acelerador atascado al tope de revoluciones, por lo que sigió rebotando a toda velocidad de barrera en barrera, por la curva de la Maison Blanche, mientras el coche iba haciéndose añicos. Los resultados fueron espectaculares, mucho mejor de lo esperado. Y todo quedó reflejado en la película por varias cámaras. (si ahora te pica la curiosidad, está en el minuto 1:09:13 de la película).
El coche terminó enterrado en el Armco y se quedó allí con las ruedas traseras girando mientras el motor seguía a tope de revoluciones. Todo el mundo dio un paso atrás esperando que, antes o después el combustible se acabase. Pero alguien había echado más combustible del necesario! Así que, después de varios minutos, un valiente (o más bien un insensato) se acercó a los restos del coche, buscó en el interior de la cabina destrozada y apagó el motor V8 Chevrolet de 5.000 cc.
Pues bien, este Lola T70 MkIII B de 1969 fue subastado por Silverstone Auction la semana pasada en Stoneleigh Park. Se entrega con certificado de Lola Cars (empresa desaparecida hace pocos meses), historial de competición de la FIA y un pack de repuestos. Esperaban venderlo por 700.000 euros, sobre todo debido a su papel estelar en una de las películas más famosas de la década de 1970, además de la restauración ejemplar que había sufrido (motor nuevo, una caja de cambios reconstruida, nuevo diferencial y la decoración “Valvoline” que utilizó en 1969.). Pero la subasta quedó desierta. Esperemos que se subaste de nuevo y esta leyenda rodante regrese al lugar donde merece… las pistas de competición.
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Fuente: Silverstone Auctions