Cuando un modelo vuelve a la vida, el clásico que le da su nombre toma impulso y se revaloriza. Recuerdo (así, a bote pronto) que ocurrió con el Beetle, el Fiat 500 o el Volkswagen Scirocco. De repente, el modelo vuelve a estar en boca de todos y eso parece que demuestra algo así como «yo lo conocía antes» y que da caché poseer uno.
Uno de esos clásicos que en breve sufrirá una subida de precios es el Maserati Ghibli. En el pasado Salón de Ginebra lucía el nuevo Ghibli, una berlina de corte deportivo llamada a jugar un papel significativo para alcanzar las 50.000 unidades vendidas al año. Y entonces han empezado a aflorar antiguos Ghiblis. Como este que traemos hoy, un Maserati Ghibli de 1968 que pasó los últimos 14 años oculto en una nave y que ahora vuelve a la vida.
El Maserati Ghibli, fue el modelo de la marca del tridente más memorable de su épca. Se presentó en el Salón de Turín de 1966 y había sido concebido el año antes por por Giorgetto Giugiaro, entonces jefe de diseño de Ghia. Fue entonces cuando la prensa especializada mundial fue consciente del notable talento de aquel joven italiano.
El Ghibli compartió chasis y tren de rodaje con la berlina Quattroporte y el cupé México, aunque la distancia entre ejes se redujo respecto a la de este último, ya que el Ghibli fue diseñado como un GT de dos plazas. El objetivo era plantar cara a sus competidores obvios, el Ferrari 275 GTB y el Lamborghini 400 GT, por eso habia que completar su increíble apriencia con un bien motor.
Así que en Maserati incluyeron en aquella carrocería larguísima (el dos plazas europeo más largo jamás construido, con 4.572 mm), anchísima y bajísima (1168 mm, el Maserati más bajo de siempre) y que atraía todas las miradas un motor V8 4.7 litros de 330 CV, el más potente de Maserati en aquel momento.
Ese propulsor estaba asociado a un cambio manual de cinco velocidades. Las prestaciones escandalosas para la época y excelentes todavía hoy: Aceleraba 0 a 100 km/h en 6 segundos yalcanzaba 248 km/h de velocidad máxima. No era solamente un envoltorio bonito. Contaba con argumentos de peso en su interior, donde todo estaba duplicado: cuatro carburadores de doble cuerpo, dos depósitos de carburante y dos servofrenos, uno para cada uno de los dos circuitos de frenos.
Por desgracia, todas las cosas buenas tienen su final. El Maserati Ghibli acabó su historia en 1973 con la introducción de su sucesor directo, el Khamsin. Era técnicamente más avanzado, pero no tan bonito como las 1.274 unidades de Maserati Ghibli construidas (1.149 unidades del cupé y 125 unidades del Spider, este entre 1969 y 1973).
Pues bien, la unidad con número de chasis TRP118F que ves en las imágenes quedó congelada en el tiempo 14 años, desde 1999 (fecha en que pagó elúltimo impuesto de circulación, reflejado en una pegatina en la parte trasera del parabrisas). Silverstone Auctions, encargada de su venta, informa de que fue orginlamente comprada en Sudáfrica a finales de 1966… y en algún momento se matriculó en el Reino Unido, antes de ser guardado… y olvidado.
Mañana 17 de mayo la casa de subastas inglesa saca a subasta esta unidad. Todo un hallazgo de esos que los anglosajones conocen como barn find (yo lo máximo que encontré fue un Seat 600 y no conseguí que me lo vendiesen). Está sin restaurar, de ahí que el precio estimado no sea muy alto… entre 12.000 y 16.000 libras (15.000 y 19.000 euros). Ponerlo al día costará bastante más, pero es un excelente punto de partida para poder disfrutar de un clásico con pedigree, de esos que se revalorizarán con el tiempo.
[ACTUALIZACIÓN 20/05/2013]: El coche alcanzó un precio final de 27.500 libras, unos 32.500 euros… ¿ves cómo si la marca retoma la denominación de un coche no hay mejor forma de revalorizar un clásico?
Fuente: Silverstone Auctions
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