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Torre
Asier Nuñez-Martinez

Esta torre promete limpiar el aire de las ciudades

A principios de agosto, el 40º Presidente de los Estados Unidos de América anunciaba a su país y al resto del mundo el ambicioso plan para reducir las emisiones de CO2 en el sector termoeléctrico estadounidense, uno de los principales en la emisión de gases de efecto invernadero en EE. UU.

La iniciativa llegó tras la conferencia internacional celebrada meses antes en la sede de la ONU instando a los países a limitar el calentamiento global. La población mundial, las ciudades y el número de coches siguen creciendo lo que supone una mayor demanda que se traduce en más contaminación. Las medidas que se están tomando se centran, además de limitar los sectores más contaminantes, en impulsar diversas fuentes de energía renovables progresivamente.

La contaminación a modo de niebla tóxica también puede causar problemas de salud al respirar como ocurrió en varias ciudades de China. Del mismo modo que los países están tomando medidas para que se apliquen en empresas y en la sociedad en general, personas como Daan Roosegaarde han propuesto interesantes iniciativas para reducir la contaminación en las ciudades.

La propuesta de Roosegaarde, un artista holandés que se centra en proyectos que mejoran el entorno urbano, es la creación de la torre más grande del mundo que funcione como un dispositivo de purificador de aire que permita a los ciudadanos respirar un aire más limpio en plena ciudad.

El objetivo de la torre purificadora es dar a la sociedad una aproximación a lo que sería respirar aire limpio en el futuro y concienciar del impacto medioambiental.

La torre funciona como ionizadora de aire que consiste en filtrar y limpiar las partículas con carga eléctrica de diferente signo que se atraen electrostáticamente en el aire.

Utilizando una corriente que lanza iones cargados positivamente al aire para su mezcla, la torre vuelve a aspirar el aire. En el interior esa mezcla pasa un filtro para finalmente expulsar el aire con una carga de iones negativa. Este proceso crea una calidad de aire de hasta un 75% mejor que fuera del rango de la torre.

Según su creador la torre, que mide unos 7 metros de alto por 3,5 de ancho, puede limpiar alrededor de 30.000 metro cúbicos de aire cada hora utilizando muy poca energía. Para poner en marcha la torre se necesitan 1.700 vatios de potencia procedente de la electricidad generada por energía eólica.

El proyecto ha sido desarrollado durante los últimos tres años y se espera la ciudad holandesa de Rotterdam sea la primera en estrenar la torre el próximo mes de septiembre. El artista tiene planeado hacer un tour con la torre por otras ciudades del mundo como Pekín, Los Ángeles, París o Bombay.

Asimismo, las toxinas acumuladas en la torre se utilizarán para crear bisutería en forma de anillo. En estos momentos, el artista, junto con su equipo, está recaudando fondos en Kickstarter hasta el próximo 16 de septiembre para instalar la torre en Rotterdam. Todo aquel que quiera aportar en el proyecto, puede donar una cantidad que va desde los 5€ hasta lo 1.500€.

Fuente: Kickstarter, Studio Roosegaarde

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