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Redacción

Fábricas de baterías americanas: la agonía continúa

En agosto de 200 Obama anunció un programa de 1.840 millones de euros de subvenciones para crear una industria de baterías para coches eléctricos en Estados Unidos. Tres años después, las fábricas financiadas con esas subvenciones operan muy por debajo de su capacidad prevista. El problema es fácil de detectar. La gente no está comprando suficientes coches eléctricos y la mayoría de los que se venden contienen baterías de fabricantes consolidados de Asia.

La última noticia, la caída de A123 Systems. Ha pasado de ser una empresa prometedora a reducir su valor de forma drástica. Acaba de anunciar su entrada en bancarrota y la venta de su negocio principal -la fabricación de baterías para vehículos- al fabricante rival Johnson Controls, en una operación  de 96 millones de euros). Johnson Controls recibirá todos los activos de automoción de A123, entre ellos sus instalaciones de fabricación en Livonia y Romulus, Michigan (EE.UU.), y una planta de fabricación de cátodos en China.

A través de este acuerdo Johnson Controls no solo adquirirá esas fábricas en Michigan sino que se hará con la tecnología de A123, sus clientes y sus contratos de producción. A123 había anunciado recientemente un acuerdo con inversores chinos que planeaban comprar hasta un 80% de la empresa. Pero hacer unos días aseguró que abandonaba dicho acuerdo «como resultado de desafíos inesperados y significativos para su finalización».

A123 fue fundada en 2001 para comercializar tecnología avanzada de ión-litio desarrollada por Yet-Ming Chiang, científico de materiales del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Rápidamente pasó de ser una prometedora start-up a un importante fabricante de baterías, suministrando a fabricantes muy importantes. Salió a bolsa en 2009, con una oferta pública inicial de alrededor de 400 millones de dólares (307 millones de euros). Sin embargo, la empresa no ha sido rentable. Además de enfrentarse a la dura competencia, ha tenido problemas con su principal cliente, Fisker Automotive, y sufrió un enorme impacto tras una importante retirada de baterías debida a problemas en una de sus plantas de Michigan.

A123 había reunido aproximadamente 766 millones de euros, incluyendo la subvención de 190 millones de euros del Gobierno de EE.UU. para construir las fábricas en Michigan. El Departamento de Energía esperaba que la fábrica creara 3.000 empleos en Michigan para 2012, y ayudara a que a Estados Unidos fuese el líder mundial en vehículos eléctricos. No ha sido así.

La empresa asegura que continuará operando mientras finaliza la transacción con Johnson Controls. Sus contratos de suministro quedan en el aire hasta la resolución del procedimiento de bancarrota. El acuerdo permitirá a la compañía seguir adelante con otros negocios al margen de las baterías para vehículos, entre ellos el suministro de baterías para la red eléctrica y para energía de reserva. A123 ha explicado que aún está pensando qué hacer con esas partes de su negocio.

Fuente: A123 Systems

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