El Ferrari 412 no es exactamente el gran turismo más bonito que existe, pero marcó el amargo final de la serie de modelos destinados a la calle más larga de la firma del cavallino rampante. Con un diseño de Leonardo Fioravanti y una carrocería cortesía del famoso carrocero turinés Pininfarina, el 365 GT4 2+2 se lanzó en 1972 como reemplazo del 365 GTC/4.
Como era habitual en los modelos de la época, el 365 es una estimación del desplazamiento de cada cilindro en centímetros cúbicos. Asimismo, GT4 en realidad se refiere a los cuatro árboles de levas, mientras que 2+2 se explica por sí mismo. La casa de Maranello actualizó este modelo en 1976 mediante algunos cambios cosméticos menores y un corazón mecánico ligeramente más grande (de 4.9 litros en lugar de 4.8 litros). De hecho, la gama 400 tiene el honor de ser la que estrenó una transmisión automática en Ferrari.
El 400i, cuyo sufijo “i” sirve para designar la inyección de combustible mecánica, también fue una novedad para Ferrari. Reemplazado por el magnífico 456 en 1992, podemos decir que el 412 es la última encarnación de la serie F101. Fabricado de 1985 a 1989, el 412 hace gala de un motor aún más enérgico que su predecesor. Con un diámetro de 1 milímetro para aumentar la cilindrada de 4.823 a 4.942 centímetros cúbicos, esta se trata de la última evolución del bloque “Colombo V12”, llamado así por Gioachino Colombo.
Con una configuración hecha íntegramente de aleación y dos válvulas por cilindro, el motor de 4.9 litros contaba con lubricación por cárter húmedo, una relación de compresión de 9.6:1, un encendido electrónico Marelli Microplex y dos opciones de transmisión. Los manuales tienen el nombre en código “F101 E 010”, mientras que las vertientes automáticas lucían el distintivo “F101 E 70”. Esta caja de cambios de tres relaciones estaba desarrollada por General Motors, más concretamente la unidad TH400 presentada en 1964.
En cuanto a sus prestaciones, Ferrari citaba 340 CV a 6.000 revoluciones por minuto y 451 Nm a 4.200 rpm. No eran malas cifras para esa época, más aún si se compara con los 315 CV y 412 Nm que producía el modelo anterior. También era de 20 a 25 kilos más ligero en comparación con su predecesor, lo que lo hacía más ágil. En cuanto a su velocidad, el 412 podía alcanzar los 245 km/h de punta con la caja automática o los 250 km/h. Ferrari también prometía 8,3 o 6,7 segundos para hacer el 0 a 100 km/h respectivamente.
Repetimos, no son cifras apabullantes hoy en día, pero no estaban nada mal para mediados de la década de los 80, sobre todo cuando recuerdas la antigüedad de los cimientos del vehículo. Mostrado en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1985, el Ferrari 412 se puede resumir como un crucero discretamente elegante con asientos para cuatro personas. Basado en un chasis de acero tubular con una distancia entre ejes de 2.700 milímetros, tenía una suspensión equipada con brazos oscilantes de longitud desigual en ambos ejes.
Hablamos de amortiguadores telescópicos firmados por Koni que trabajan junto con las barras estabilizadoras, por si acaso. El eje trasero es una unidad autonivelante y, como era costumbre en un gran turismo de alta gama de ese entonces, la dirección asistida era estándar. El también primer Ferrari de producción con unos frenos ABS, originalmente, acogía un calzado Michelin TRX sobre unas llantas de aleación de cinco radios y 16 pulgadas. Y a diferencia del previo 400i, el 412 presenta una vía delantera ligeramente más ancha.
El V12 atmosférico en la parte delantera es alimentado por dos depósitos de gasolina con una capacidad combinada de 120 litros, para que sus consumos superiores a los 20 l/100 km no se replicasen en una escasa autonomía. En cuanto a la cara visible, las instalaciones de Pininfarina en Turín producían la que quizá es una de las carrocerías de acero menos atractivas de la dupla italiana; que no por ello decir que cause un impacto visual negativo. Esta, luego, se unía con la puerta del maletero y el capó de aluminio en Maranello.
Los parachoques del color de la carrocería eran de serie (eran otros tiempos, recuerda, esto no era algo normal) y se instalaron intermitentes transparentes en lugar del color ámbar. También hay que mencionar diversos toques negros aquí y allá, junto con un escape cuádruple, espejos laterales más grandes, unas molduras de las lunas negras en lugar de cromadas, y dos insignias de Pininfarina en las aletas delanteras. La pareja de faros practicables y las posteriores dobles, redondas, por supuesto, le daban el carácter de un Ferrari.
A bordo, el 412 hace alarde de un volante Momo y una cubierta para la columna de dirección que dice Ferrari a gritos, 412 y el número de identificación del vehículo. También se presentan indicadores negros con números y letras naranjas, un equipo de aire acondicionado, tapicería de cuero, elevalunas eléctricos, asientos delanteros eléctricos y cierre centralizado. Además, el Ferrari 412 era bastante espacioso para un gran turismo, ya que podía alojar hasta 500 litros de lo que fuese en el maletero, una cifra aún destacada en la actualidad.
Los extras opcionales incluían la mencionada caja de cambios automática de tres relaciones, el equipo de equipaje creado por Schedoni, aire acondicionado bizona y el tan importante techo corredizo. A fines de 1989 se completaron un total de 576 unidades, siendo de todas ellas 270 manuales y 306 automáticas. De los mismos, 24 unidades con cambio manual y 61 automático se terminaron con el volante a la derecha para el mercado de Reino Unido y demás regiones donde se conduce en “sentido equivocado” de la circulación.
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