Con el fin de coincidir con el lanzamiento del Cinquecento, el sucesor espiritual del clásico 500 a comienzos de la década de 1990, Fiat invitó a distintas casas de diseño a crear versiones del urbano italiano. A una de las más conocidas, Zagato, se le ocurrió esto: el Fiat Cinquecento Z-Eco.
Presentado en el Salón del Autmóvil de Turín de 1992, el modelo lucía un diseño definido en su forma y función por el hecho de adoptar una especie de portabicicletas. Mirando el pequeño automóvil, se puede ver claramente lo que significa integrar este tipo de función en el chasis del que sería el Fiat 500 del ‘92. Pero, de nuevo, no es un Cinquecento ordinario. Esta máquina cuenta con la firma de Zagato, quien había estado implicada en múltiples proyectos centrados en bicicletas. Era solo cuestión de tiempo aunar ambos mundos.
Entonces, ¿qué está pasando aquí? Bueno, piensa en este prototipo como el tipo de máquina que te ayudaría a decir adiós a los atascos al garantizar que tu bicicleta esté siempre a tu lado, literalmente. Para lograr esto, podemos ver que se realizaron amplias modificaciones sobre el Fiat, incluida la eliminación de todas las ruedas excepto las del lado derecho del vehículo. En realidad, una palabra mejor que “eliminar” sería “reutilizar”, puesto que eso es lo que tenemos aquí. No hay asientos para pasajeros, a pesar del parecido con el urbano.
El resto del vehículo solo ha visto modificaciones en la carrocería para hacer posible el montaje de una bicicleta, y algunos de esos cambios incluyen un parachoques delantero diferente y una parte trasera rediseñada. Curiosamente, la zaga tiene un aspecto casi deportivo, generado por ese medio alerón que se encuentra detrás de la bicicleta. Ten en cuenta, sin embargo, que no hay espejo en el lado derecho del vehículo, por lo que la seguridad puede haber sido una de las razones por las que no vemos ninguno de estos en las calles hoy en día.
Finalmente, queremos llamar tu atención con su dinámica. Un problema de este diseño quizá es la distribución del peso. Debido a que el conductor, copiloto y carrocería se han desplazado al lado izquierdo del coche, podría haber un desgaste desigual de los neumáticos, sin mencionar algunos virajes bastante aterradores. Zagato trató la cabina como un espacio completamente funcional e incluyó ventanas alrededor, incluido un parabrisas. Imagínate dejarte las llaves en el interior y tener que romper una de esas ventanillas personalizadas…
Personalmente, encuentro este prototipo bastante divertido, por no decir relativamente funcional. Los únicos problemas visibles son los recién mencionados. Me pregunto qué nos darían si Zagato hiciese lo propio en esta era moderna, actualizando el Fiat Cinquecento Z-Eco. Cualquiera que sea el resultado, probablemente sería tan memorable como el de aquí, y más ahora que los medios de transporte “de último kilómetro” están a la orden del día.
Fuente: Autobild
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