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Opel Grandland X seats
Luis Blázquez

La tradición en los asientos de Opel tiene su historia

Desde que Opel produce coches, allá por 1899, siempre ha hecho de la comodidad de los conductores y pasajeros una prioridad. Después de todo, los que viajan en coche quieren una serie de premisas por encima de todo: estar cómodos, relajados y seguros. Los asientos juegan un papel clave; son la conexión entre el hombre y la máquina. Es por ello por lo que la firma del rayo comenzó el desarrollo de sus ergonómicos asientos desde una etapa temprana.

La lista de hitos en 120 años de historia abarca desde la introducción del ajuste longitudinal en 1931 y los asientos reclinables en el Opel Kapitän, hasta el ajuste de altura en los Opel Monza y Senator a finales de los años 70. Por ejemplo, del sistema de asientos Flex7 en el primer Opel Zafira hace exactamente 20 años. Luego, en 2003, el primer asiento ergonómico certificado por AGR (Aktion Gesunder Rücken eV – Asociación de Espaldas Saludables) hizo su estreno de Opel en el Signum. Hoy en día, modelos como el Astra, Insignia y Grandland X se pueden pedir con estos asientos.

A finales del siglo XIX, la gente ni siquiera podía soñar con asientos tan sofisticados tecnológicamente. El foco se centraba entonces en la potencia del motor, ya que la comodidad desempeñaba un papel subordinado. Los coches todavía se parecían a los carros, al igual que los asientos. Por supuesto, no había posibilidades de ajustar los asientos todavía, así que Opel optó por el consuelo del momento en su Patentmotorwagen “System Lutzmann” de 1899: tapizarlo íntegramente en lujoso cuero.

Opel Patentmotorwagen System Lutzmann (1899)

Treinta años después, en 1929, el asiento del Opel 4/20 “Moonlight Roadster” todavía era un banco fijo. Sin embargo, se posicionó considerablemente más abajo y permitió a los pasajeros estirar las piernas delante de ellos, de manera similar a la de hoy. En el modelo de cuatro puertas y la limusina, los asientos delanteros podían abatirse. Posteriormente, llegarían los asientos con ajuste longitudinal. “Los asientos delanteros ajustables son como sillas de club: profundos y agradables, con respaldos cómodos”, así lo destacaba la publicidad de aquella época.

Desde principios de la década de 1950, los asientos del Opel Olympia se fijaron a una estructura de metal y también se ajustaban longitudinalmente. Para facilitar la entrada de los pasajeros traseros, los respaldos se podían plegar hacia adelante. En 1956, el Opel Kapitän L llevó las cosas un paso más allá con un mayor confort en los asientos. “El ocupante de cada asiento delantero ajustable individualmente puede reclinar el respaldo hasta la posición horizontal, simplemente tirando de una palanca y reclinándose”, decía la descripción. Así nació el asiento reclinable.

Opel KAD y Opel Insgnia

En aquel entonces, se destacó la importancia de los asientos en el aspecto referido a la seguridad. “Especialmente en las curvas, realmente se siente cómo estos asientos tienen la forma correcta y cuánto apoyo ofrecen. El resultado es una sensación de conducción agradable y segura que nunca querrá volver a perder”, destacaba la marca. Desde finales de la década de los 60, Opel equipó gradualmente varios modelos con reposacabezas opcionales, como el Kadett B, Rekord C, Commodore A y Olympia A.

El siguiente paso importante del desarrollo se produjo en 1978. En línea con el lema “El confort es una función de la tecnología”, Opel introdujo la regulación en altura del asiento en varios niveles de equipamiento de los Monza A y Senator A. Ya en los 90, aterrizaron los asientos ajustables eléctricamente, aunque de forma opcional. Dependiendo del acabado, las tres plazas traseras venían ya con cinturones de seguridad de tres puntos y reposacabezas.

Opel Zafira Flex7 (1999)

Pero el Zafira marcó un hito en 1999. Por primera vez, un monovolumen compacto de siete plazas podría transformarse, en poco tiempo y sin ningún esfuerzo, en un vehículo de transporte de dos asientos con un área de carga grande (hasta 1.700 litros), sin tener que retirar los asientos y almacenarlos de forma incómoda fuera del vehículo. La tercera fila de asientos se podía plegar a ras de suelo, mientras que la segunda se podía abatir pegando con los respaldos de los asientos delanteros.

Opel fue el primer fabricante de automóviles en ofrecer asientos ergonómicos en el segmento medio en 2003. Contaba con certificación de AGR y se estrenó en el Opel Signum. En 2008, los asientos confort equipados de serie en el Opel Insignia ofrecieron un gran baremo de ajuste –65 mm (eléctrico) para la altura y 270 mm longitudinalmente–, logrando las mejores calificaciones. El asiento premium para el conductor también fue certificado por AGR. Y en 2012, el Opel Meriva fue el primer automóvil de producción en serie en recibir el sello de aprobación AGR por su concepto ergonómico general.

Opel Signum (2003)

El Opel Astra los recibió en 2015, y contaban además con función de masaje, calefacción, ventilación y memoria. Además del compacto, tanto el Grandland X como el Insignia los tienen disponibles. De hecho, este último, en su versión GSi, estrena asientos semibaquet certificados, con ventilación, calefacción, función de masaje y regulación del apoyo lateral. Esta pareja de asientos “performance” los hace únicos en su segmento, desarrollada en el centro de competencias para asientos saludables en Rüsselsheim.

Fuente: Opel

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