Cuando el caso Dieselgate y escándalos similares parecen haberse perdido ya en el olvido, esta semana nos viene de nuevo a la menta con nuevos jugadores. Esta vez, es el gobierno alemán el que está allanando las oficinas de Hyundai y Kia en busca de evidencias de dispositivos que engañaban sobre las emisiones generadas por sus motores diésel. Al menos un personaje sigue siendo el mismo: Bosch.
Según las autoridades alemanas, 210.000 modelos diésel de las dos marcas coreanas tendrían problemas de gases. El software maligno, supuestamente, venía de Bosch y Delphi, que ahora pertenecen a BorgWarner. Si esto se confirma, Bosch tendría un papel diferente al Dieselgate. El proveedor alemán fue multado con 90 millones de euros por negligencia, con un software diseñado con dicha intención y venido a los fabricantes, quienes también son responsables de demostrar que sus vehículos cumplen con los límites de emisiones.
En sí, Bosch habría fallado al permitir que se instalara en sus proveedores. Por eso, hasta ocho propiedades de Kia y Hyundai en Alemania y Luxemburgo han sido sitio de registro. El objetivo era encontrar elementos para demostrar que las ambas marcas coreanas siguieron la misma estrategia que adoptó Volkswagen para vender vehículos diésel que no respetaban los límites de emisiones en Europa y Estados Unidos. La agencia de noticias Reutersmanifiesta que dicha operación fue coordinada por la organización europea Eurojust.
Si no recuerdas el Dieselgate, te hacemos un memorándum breve: se creó un software para los motores diésel que identificaba los procedimientos de prueba de emisiones e inmediatamente adoptaba un perfil que lo hacía respetar los límites legales durante estas pruebas. Con el coche rodando fuera del laboratorio, el software adoptaba un mapa motor diferente, haciéndolo más atractivo de conducir, pero también más contaminante. Cuando Volkswagen arregló la pifia, los coches eran menos enérgicos y quemaban más diésel que antes.
Hyundai ha confirmado las redadas y dice abiertamente estar colaborando con las autoridades alemanas y europeas. Desde Bloombergno se menciona si el fabricante con sede en Seúl negó las acusaciones o no. Si realmente no fue así, es una mala señal para los propietarios de estos más de200.000 vehículos diésel vendidos hasta 2020. Dependiendo de lo que se aprenda durante las redadas, además del posible descubrimiento de los dispositivos ilegales, Hyundai y Kia podrían enfrentarse a una demanda por fraude por hacer trampa en las emisiones.
Fuente: Europe Automotive News