Tal vez recuerdes que el pasado mes de mayo surgió una polémica tras ver al líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, a bordo de unos coches que, aparentemente, deberían de ser imposibles de adquirir. Ahora, gracias al The New York Times y al Center for Advanced Defense Studies (C4DS) podemos conocer de dónde venían estos carísimos coches y, una vez más, el dictador norcoreano ha demostrado estar por encima de ley.
La ardua investigación realizada por el The New York Times rastreó en particular los dos Mercedes Clase S 600 Pullman Guard que llegaron a Corea del Norte. El reportaje señala que los analistas usaron “software y sistemas” de Palantir, una compañía de gestión de big data y software con sede en California e importantes vínculos con la U.S. Intelligence Community y el Ejército para respaldar su trabajo.
Aun así, los orígenes exactos de los Mercedes S 600 siguen sin estar claros. Daimler, propietaria de Mercedes y Mercedes-Maybach, tan solo comercializa la versión blindada (Pullman Guard) de estos vehículos para auténticos clientes VIP, incluidos funcionarios del gobierno. Antes de aceptar el pedido, la compañía alemana realiza un estudio de los antecedentes de cualquier posible comprador. La marca declaró oficialmente la negativa de haber vendido esos coches a Corea del Norte.
El precio de un Mercedes S 600 Pullman Guard puede rondar el medio millón de euros, y superarlo con creces según las peticiones del cliente
El reconocido periódico estadounidense y C4ADS comenzaron la búsqueda en el puerto de Rotterdam, Países Bajos, donde ambos vehículos fueron cargados en contenedores separados en junio de 2018. Tras 41 días surcando los mares, la compañía de transportes de carga holandesa, Slavenburg & Huyser BV, los entregó en Dailan, China. Después de llegar al puerto chino, una compañía homóloga japonesa, Zuisyo Company, firmó los contenedores y los envió nuevamente a Osaka, Japón.
Mientras se encontraban en Japón, otra empresa de transporte de mercancías llamada Mino Logistics Japan asumió la responsabilidad de los contenedores y, posteriormente, los envió a Busan, Corea del Sur. Allí, la firma surcoreana Mino Logistics Company firmó por ellos. De acuerdo con C4ADS, no se ha podido verificar si estas dos compañías están relacionadas a pesar de sus nombres casi idénticos.
Según se informa, el 30 de septiembre de 2018 los empleados portuarios cargaron las limusinas en el buque carguero DN5505 con bandera de Togo. Poco después de salir los coches de Busan, el barco zarpó con destino a Nakhodka, Rusia, y la fecha estimada de llegada era el 5 de octubre. Entre el día 1 y el 19 no dio ningún signo de vida, desapareció. Tras 18 días en la incertidumbre, el DN5505 se dirigía de nuevo a Busan.
No se encontró ningún documento que reflejase la certeza de que el navío había llegado a Nakhodka, ni a ninguno de los otros cinco puertos previstos del lejano oriente ruso. Sin embargo, después de llegar a Pohang, Corea del Sur, la tripulación del barco informó a los funcionarios de aduanas del país que habían recogido un cargamento de carbón en Nakhodka.
Además, el 7 de octubre, Air Koryo, la aerolínea estatal de Corea del Norte, había enviado tres aviones de carga Ilyushin Il-76 Candid a Vladivostok en Rusia, que se encuentra a unas tres horas en coche al este de Nakhodka. Son naves capaces de transportar vehículos y que, a menudo, traen limusinas y otros coches para apoyar los viajes al extranjero de Kim. Los Il-76 de Air Koryo hacen viajes a Vladivostok, pero estos no estaban programados, y no parecía estar relacionada con ninguna otra actividad conocida del estado norcoreano.
Se presupone que fue ese día cuando los Mercedes S 600 llegaron a Corea del Norte. Cuatro meses después, los medios estatales publicaron un vídeo de Kim siendo trasladado en una de sus nuevas limusinas. Dado que tanto el DN5505 como su dueño, Do Young Shipping Company, poseen varias denuncias separadas por violar las sanciones con respecto a Corea del Norte, no parece una presuposición demasiado descabellada.
El viaje de los S600 a Corea del Norte entre junio y octubre de 2018 involucró, al menos, a cinco compañías diferentes en cinco países separados, poniendo de relieve lo difícil que es aislar realmente al régimen del dictador Kim Jong-un; la economía global interconectada. Es un “vete a tomar por culo freír espárragos” para las Naciones Unidas y las sanciones internacionales sobre bienes de lujo que se aplican al país asiático.
Un programa ineficaz que pretende evitar que Kim y su círculo interno adquieran nuevos vehículos de lujo, incluso cuando esas entregas pasan a través de países que, supuestamente, vigilan muy de cerca las posibles violaciones. Y si es capaz de traer dos enormes y caras limusinas de una forma tan “sencilla”, ¿qué más entre de forma furtiva en Corea del Norte?