Koenigsegg es una marca conocida por hacer superdeportivos de enorme exclusividad. El fabricante sueco ha producido poco más de 200 unidades desde su fundación, una cifra que quiere aumentar en los próximos años con el lanzamiento CC850. A su vez, esto significa que sus primeros ejemplares están muy cotizados y que hay auténticos unicornios por ahí sueltos. Uno de ellos es el Koenigsegg CCGT GT1, que es el único modelo de competición que ha salido de sus instalaciones en casi tres décadas de historia.
Proviene de la era de principios de siglo, justo después del trágico incendio que barrió su fábrica anterior y les obligó a cambiarse a la actual. Les sirvió para coger fuerza y en 2004 lanzaron el mítico Koenigsegg CCR que le arrebataría el récord como coche de producción más rápido al McLaren F1. Después vinieron algunas evoluciones, como la del CCX y CCXR que aumentaban de potencia y mejoraban sus prestaciones. Entre medias presentarían en el Salón de Ginebra de 2007 el Koenigsegg CCGT, que estaba pensado para competir en las 24 Horas de Le Mans.
Este ejemplar se basaba en el CCR, aunque con algunas mejoras del CCX y con una profunda transformación para adecuarse a la categoría GT1 en la que quería entrar. Algunas limitaciones que tenía era que el coche no podía superar los dos metros de anchura y la cabina debía ser al menos del 70 % del ancho del coche, de ahí esas proporciones tan llamativas. El resultado fue la brutalidad que se ve en las fotos, que pesaba menos de 1.000 kg en vacío y que generaba más de 600 kg de carga aerodinámica a altas velocidades.
Se movía gracias al motor V8 atmosférico de 5.0 litros y 32 válvulas que usaban en la época y que quedaba limitado a 600 CV por la normativa. Contaba con una transmisión secuencial de magnesio hecha por Koenigsegg y Cima, además de un embrague de doble disco AP-Racing. No podían faltar una suspensión de doble horquilla con amortiguadores hidráulicos, frenos carbocerámicos de 362 mm y una jaula de seguridad para reforzar el habitáculo. El chasis y la carrocería son de fibra de carbono, como se podía esperar.
Este Koenigsegg CCGT GT1 fue hecho por un equipo especializado y estuvo a punto de comenzar a competir. Justo cuando finalizaba la fase de desarrollo, la ACO y la FIA cambiaron la normativa de la categoría GT1 y el sueño se quedó en el aire. Ya no se permitían los chasis tipo monocasco de carbono y había que producir 350 coches por año, en vez de los 20 que se dijo inicialmente. La marca no tenía esa capacidad y eso hizo que se tuviera que retirar de la competición sin haber empezado siquiera.
Ese único prototipo fue adquirido por Bård Eker, que fuera accionista de Koenigsegg y propietario de Eker Design (que contribuyó a diseñar éste vehículo). Durante años ha estado conservado en perfectas condiciones, haciendo apariciones esporádicas en algunos eventos. De hecho, conserva los neumáticos originales. La parte positiva es que actualmente podría competir en las Masters Endurance Legends. Eso si cae en menos del propietario adecuado, porque se subastará próximamente y se espera que alcance un precio de entre 3,5 y 4,67 millones de euros (entre 3 y 4 millones de libras).
Fuente: Bonhams
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