Si cogemos el globo terráqueo por la zona del Sudeste Asiático, en la zona centro, y limitando con Malasia, hay un pequeño punto de apenas 5.765 km² donde viven unas 420.000 personas. Se llama Brunéi.
Con una economía dependiente de la explotación del petróleo y el gas natural, es un país con grandes niveles de riqueza, pero con una población que depende de las ayudas estatales para subsistir. Educación, vivienda, y servicios médicos gratuitos permiten mantener una cohesión social bastante estable. ¿Y por qué no iban a estarlo con todo esto?
Pues bien, siendo la forma de gobierno un sultanato absolutista, el sultán Muda Hassanal Bolkiah, es el monarca más rico del mundo. Para hacernos una idea de su riqueza, vive en un palacio con más de 1.800 habitaciones, tiene una vasta colección de aviones, y sobre todo, tiene la colección de coches privados más grande de la que haya constancia. En cuanto al número exacto de unidades no hay mucho consenso, aunque las cifras oscilarían entre los 2.500 y 5.000 coches.
En 2011, se reconoció de forma oficial por parte del Guinness World Record, el récord a la mayor colección privada de Rolls-Royce del mundo. Alrededor de 500, suponiendo la mitad de todas las compras de la compañía en la década de los 90.
Cifrándose el valor total de la colección en 4.000 millones de dólares, atento a las exquisiteces que la componen:
El único Mercedes-Benz CLK-GTR con el volante a la derecha
En Brunéi se conduce por la izquierda, motivo por el cual cuando al sultán se le antojó un flamante Mercedes-Benz CLK-GTR, tenía que estar a la medida de la circulación de su país.
Este deportivo de competición con motor de 612 CV, cuya cotización ronda los tres millones de dólares, no tenía grandes elementos en cuanto a acabados y comodidades ya que su diseño estaba calculado al milímetro para ser una abominable bestia sobre el asfalto. Uno de los más potentes de su década, aunque siendo desbancado por el siguiente coche de la lista.
Cinco McLaren F1
Efectivamente, el que fuese el automóvil de producción más rápido del mundo, y con un precio base que no bajaba de los 970.000 dólares, enamoró y de qué manera al sultán. Rápidamente se hizo con 8 unidades del mismo, tres de las cuales acabó vendiendo.
Tres Cizeta-Moroder V16T
Una auténtica rareza del motor. El Cizeta-Moroder con motor V16T, fue fruto de un sueño conjunto entre el ingeniero Claudio Zampoli y el músico Giorgio Moroder. Finalmente se uniría en este aventura, el diseñador del Lamborghini Diablo, Marcello Gandini. Finalmente se fabricaron 19 unidades. Tres de las cuales, acabaron en la otra punta del mundo.
Seis Ferrari FX
¿No te suena el Ferrari FX? Normal, fue un encargo exclusivo del sultán a la firma de Maranello, con el apoyo de Pininfarina. En cuanto a sus prestaciones técnicas, alberga un motor bóxer de 12 cilindros proveniente del Testarossa, y una transmisión de 7 velocidades que viene directamente de los Fórmula 1 del equipo Williams del 96. Si esto ya es suficientemente espectacular, lo realmente único es obviamente su diseño. El cual no responde a la medida de las exigencias del sultán, sino pensando en su hijo Abdul Azim.
Un Jaguar XJR-15
Icono de la marca, y con apenas 50 unidades fabricadas a principios de los 90, sería para su diseñador, Peter Stevens, la antesala del McLaren F1 (sería diseñador-jefe del proyecto).
Con un motor central, y cubierto por una carrocería ligera, su aerodinámica optimizaba su potencia hasta el punto de que se quedaba al límite de poder considerarse un coche de competición.
Dos versiones operativas del Ferrari Mythos Concept
Entre el Ferrari Testarossa y el F50, hubo un punto intermedio que no pasó de la fase de prototipo que era el Ferrari Mythos. Concebido por Pininfarina, fue tal la fascinación del Sultán por el mismo, que solicitó a la marca dos unidades operativas del prototipo únicas en el mundo. Una unidad en rojo y la otra en azul. Si bien el Mythos se planteó como un roadster sin capota, el Mytos del Sultán se modificó de tal manera que el techo era cerrado.
Un Bugatti EB110
El último suspiro de Bugatti Automobili antes de ser filial de Volkswagen, fue un superdeportivo que pese a su espectacularidad cogió polvo como consecuencia de la inestabilidad de la marca en esos momentos.
Algunos incluso evocan al EB110 como el acelerador de la quiebra anunciada de la marca. Siendo su producción una agonía excesivamente costosa y para nada rentable.
Sea como fuere, lo cierto es que técnicamente, y hablando en parámetros de sus homónimos superdeportivos de los 90, es un fuerte golpe sobre la mesa.
Con una potencia 561 CV, era capaz de hacerse los 0 a 100 km/h en menos de cuatro segundos. Un listón que rompería en dos, el Chiron.
Un Lamborghini Diablo SE30 Jota
A pesar de que se fabricaron 28 unidades, se estima que actualmente existan solo 15 unidades en todo el mundo. Y sí, obviamente el sultán tiene una en su posesión. Con una cotización que roza los 700.000 euros, hablamos de una versión que aumenta en potencia al ya extremadamente potente Lamborghini Diablo.
El que seguramente sea el Lamborghini Diablo jamás fabricado, es una bestia indomable, excepto para aquellos que sepan manejar un coche capaz de hacer los 0 a 100 en menos de cuatro segundos, y con una velocidad máxima de 340 km/h.
Un Ferrari 456 Speciale Venice Station Wagon
Recientemente, os hablamos de él. Y es que el Ferrari 456 Speciale Venice Station Wagon, es como indica su nombre, un coche familiar fabricado por la marca de Il Cavallino Rampante. Una exquisitez o un sacrilegio (según se mire) fabricado a medida y cuyo importe podría haber sido de nada menos que 1.5 millones de dólares.
Aunque bueno, hablando en los términos en los que nos situamos, ya casi ni nos sorprende la cifra. En fin. Quién fuese sultán.