La semana pasada veíamos cómo los fabricantes europeos ajustan sus políticas industriales ante la ralentización de las ventas de los eléctricos. Una de ellas, Mercedes. El director general del grupo Mercedes-Benz, Ola Kallenius, afirmaba en febrero que el objetivo fabricar solamente coches eléctricos para 2030 no se podría alcanzar en las condiciones actuales del mercado, ya que la demanda no mantendría el ritmo.
Así pues, Mercedes espera desarrollar coches eléctricos y de combustión interna en paralelo durante más tiempo, hasta bien entrada la década de 2030. Su ritmo de la transformación estará determinado por las condiciones del mercado y los deseos de sus clientes. De hecho, Kallenius decía la pasada semana que «los modelos con motor de combustión interna podrían venderse hasta bien entrados los años 30 si hay suficiente demanda».
¿Cómo afecta esto a los futuros modelos?
Para empezar, Mercedes-Benz ha detenido, según el periódico económico alemán Handelsblatt, el desarrollo de la plataforma totalmente eléctrica MB.EA Large para modelos como la Clase S y la Clase E. Con la transición a los vehículos eléctricos frenada, los costos de desarrollo de los vehículos eléctricos aumentan. Esa arquitectura estaba prevista para 2028, pero ahora se seguirá desarrollando la actual arquitectura de vehículos eléctricos EVA2. Por ahora aún planea lanzar un Clase G eléctrico, tras presentarlo en el Salón de Beijing en abril.
En el primer trimestre la empresa anunciaba una caída del 30 % en las ganancias antes de intereses e impuestos. Los gastos de su sistema opeerativo MB OS crecen, los competidores chinos no cesan y al tiempo revisa su modelo de ventas, pasando a un modelo de agencia en el que es el fabricante quien controla el stock y ofrece precios fijos online.
La guerra de precios eléctricos afecta a los márgenes y al no paralizarse las ventas de eléctricos las marcas «empezaron a tener un poco de miedo y ahora están dando marcha atrás en sus compromisos iniciales con la electrificación», apunta Pedro Pacheco, analista de Gartner.
El resultado es ponerse a la defensiva, volviendo al mercado tradicional y exprimir más esa fuente de ingresos conocida y dominada. Está por ver si alguno de los fabricantes tradicionales se atreve a tomar más riesgos y cómo veran los compradores e inversores que los fabricantes apuesten por dos categorías de productos diferentes. Hay que tener en cuenta que Alemania, el mayor mercado europeo, ha retirado los incentivos y ayudas al coche eléctrico… y que de volver a implementarse podrían cambiar el panorama.
Vía: Handelsblatt