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María Guzmán

Mi primera vez en un superdeportivo

Poca gente tiene la oportunidad de subirse a un súperdeportivo pero ¡yo sí! Cuando me dijeron que íbamos a rodar con tres grandes del asfalto me hizo tanta ilusión, por que yo esos súperdeportivos, os hablo del Mercedes AMG GT S, el Audi R8 V10 Plus y el Porsche 911 Carrera 4S, hasta entonces sólo los había visto en fotos.

Muy temprano y en un día soleado nos pusimos en marcha, os tengo que decir que en esta aventura también nos acompañó un BMW Serie 2 M235i, la versión más potente del Serie 2 Cabrio, yo estaba más contenta que unas castañuelas como os podéis imaginar, y con este inciso, al descapotable que me subí y con mi melena al viento fuimos a recoger a las tres fieras protagonistas.

Cuando ya estuvimos todo el equipo pusimos rumbo a un helipuerto pero con unas vistas preciosas para empezar a trabajar. Allí estuvimos unas cuantas horas dándole a la cámara, que si prueba el micro y ahora más fotos, la verdad que una estampa preciosa con la pista de aterrizaje, el campo muy floreado y nosotros disfrutando como niños.

Del helipuerto pusimos rumbo a un tramo cortado de carretera para quemar el asfalto con estos ases de la velocidad, que os juro que con tan sólo pisar un poquito ya imponen. Pero antes de todo eso y que no aguantaba mis ganas de subirme a los deportivos, hice el juego de La Oca y me fui cambiando de coche porque me toca hasta llegar de vuelta a casa. Del descapotable serie 2 al Porsche que me fui.

No es bonito comparar pero en este caso lo voy a hacer, el 911 Carrera es el que menos llamó mi atención, quizá porque es el más asequible de los tres y el que más puedes llegar a ver por la carretera pero igualmente yo ahí subida iba encantada, y además el habitáculo me resultó cómodo aunque he decir que lo de ir tan bajita en un coche no está dentro de mis handicaps a la hora de elegir un coche y mira que este modelo lleva incorporado un sistema elevador para tener una mayor distancia del suelo. Ahora, cuando el conductor pisó el acelerador su rugido me ganó por completo, el sistema de escape deportivo con salidas centrales evoca los orígenes del 911 en el circuito de competición ¡una delicia!

Del color rojo del Carrera 4S me fui al verde mate del Audi R8, desde que le vi salir del concesionario ya me estaba llamando y que deciros… me enamoré, abiertamente declaró mi amor, definitivamente ese coche está hecho para mí, mi madre cuando vio la foto me dijo que me pegaba y todo, es que ni siquiera me importa que vaya al ras de la carretera, es precioso. Tanto el interior como el exterior son de una elegancia deportiva que te deja embobado.

El volante fue una de las cosas que más me gustó porque se parece más a uno de carreras con tanto botón que a uno convencional, y encima el cambio de marchas iba con levas algo que a mí me pareció súper complicado aunque luego no tendrá dificultad alguna, de todas formas si este coche me lo regalasen no le pondría pega alguna a las levas. Lo que menos me gustó es que los controles de la radio, aire acondicionado etc, se realizan a través del Audi virtual cockpit que se encuentra de frente al conductor en una pantalla y eso para una copiloto Dj como yo es un fastidio, porque sólo es posible manejarlo a través de la rueda táctil o de los botones de la consola central y eso me parece un rollo.

¡Y lo mejor! 3,2 segundos es todo lo que necesita mi pequeño R8 para convertir una primera impresión en una realidad, hasta mi jefe que lo condujo iba alucinado de la potencia que transmite sólo con pisar un poquito el acelerador,  y a mí me llevaron a 200 km/h, ¿Y qué se siente a esa velocidad de infarto? Sentí que mi corazón estaba en mi garganta, literal. Una sensación de adrenalina mezclada con miedo. Recuerdo que lo primero que le dije a Jose, el piloto, cuando frenó el coche fue: “¿Este coche puede volcar?” Yo iba como en tensión, cagada de miedo pero disfrutando, una sensación extraña.

Profundo e intenso es el rugido de los 610 CV de este bicho. Clarísimamente en el R8 me quedé todo el tiempo que pude. Del verde mate al amarillo que me fui. El Mercedes AMG GT S, lujosa deportividad. En el Mercedes el habitáculo está en posición muy atrasada, así yo tenía mucho espacio para ir con mis piernas bien estiraditas, es el primer coupé de Mercedes-AMG con diseño clásico de carrocería fastback, una maravilla. Del Mercedes me agobiaba un poco tener el ‘culo’ del coche tan cerca del asiento, osea es que giraba la cabeza y ya tenía la luneta trasera pegada a mi cara, es un decir pero que espacio cero detrás de los asientos o así lo recuerdo yo.

Aunque con menos potencia que el R8, este motor V8 biturbo acelera de 0 a 100 km/h en cuatro segundos y también tuve la oportunidad de sentir su potencia, y un miedo que pasé en las curvitas a tanta velocidad que ya he llegado a la conclusión que mi conducción es como la de una abuela…¡qué le voy a hacer!

La gente nos miraba, flipaba de ver a ese escuadrón de circuito por la carretera y encima uno detrás de otro, tipo Fast&Furious, alguno hubo que nos paró para preguntarnos, incluso la mismísima Benemérita antes de poner rumbo al helipuerto. Lo típico que ves y dices ¿Quién irá en esos cochazos? Fijo que son famosos, pues ahí iba yo, una periodista novel en el mundo del motor.

Y con esto y un bizcocho doy por finalizada mi experiencia que seguramente vaya ser la única en mi vida…o no, quién sabe. Y de los tres sin duda el R8 fue el que más me impresionó, aunque me quedaría con todos.

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