Hijo y nieto de clérigos británicos, Henry Francis Stanley Morgan decidió que la religión no era lo suyo y estudió ingeniería. Hace ahora 111 años abría las puertas de su garaje en Malvern Link, Worcestershire, donde vendía Darracqs y Wolseleys, entre otros.
Pero quería vender sus propios automóviles. Así, en 1908 fabricaba el más famoso coche de tres ruedas de la historia, el Morgan 3 Wheeler, con dos ruedas al frente y una sola rueda detrás, usando un motor de moto Peugeot, con una sencilla transmisión, sobre un chasis muy ligero. Entonces aún se llamaba Cyclecar y se trataba de un vehiculo sencillo, funcional… y asequible, que abrió a muchos la puerta al mundo del motor.
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Particularmente novedosa era su suspensión delantera independiente, de pilar deslizante, en la que la rótula de la dirección se sujetaba, arriba y abajo, sobre el eje de pivote (kingpin), adaptado para permitir movimiento vertical, suspendido contra los resortes helicoidales. La técnica sobreviviría en los coches de Morgan durante más de un siglo, mientras el resto de fabricantes que lo empleaba… abandonaría esta solución.
El primer modelo de producción se mostró en la Olympia Exhibition en West Kensington, Londres, en noviembre de 1911. HFS, como se dió a conocer en el mundo del automovilismo, había fundado un par de años antes, en 1909, la Morgan Motor Company con la ayuda económica de su padre. El público quedó asombrado y los pedidos comenzaron a llegar, avivados por el éxito en competiciones en pista y carretera.
En un principio todos los Morgan eran biplaza, impulsados por variopintos motores. En 1923 se incluyeron los frenos en las ruedas delanteras y la producción alzanzó las 40.000 unidades. En 1925 se sumaba un modelo «familiar», con un pequeño asiento trasero, y este pequeño, economico y deportivo modelo fue la columna vertebral de la empresa hasta los años 50.
En ese momento de auge, principios de los años 30, llegó un nuevo diseño de chasis y una caja de cambios de tres velocidades, esta vez con marcha atrás. En noviembre de 1933 se produjeron aún más cambios, con llegada de un Morgan de cuatro cilindros, esta vez impulsado por un bloque Ford de 933 cc de 8 CV. Era el Morgan F (de Ford) que se mantuvo incluso cuando llegó el primer Morgan de cuatro ruedas en 1935.
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El Morgan F fue el único que continuó fabricandose tras el obligado paréntesis que supuso la Segunda Guerra Mundial, hasta 1952. Se fabricaron modelos de dos y cuatro asientos y, ya partir de 1937 el Morgan F-Super motor de 1.172 centímetros cúbicos nominal a 10 CV. Es el protagonista de las imágenes que ilustran este artículo, una de las 129 unidades construidas tras la Guerra Mundial.
Totalmente restaurado (el proceso duró dos años) desde que su actual propietario, un coleccionista y restaurador lo adquirió en 2005, hoy luce impresionante. El chasis de madera fue renovado, la mecánica revisada a fondo y todos los detalles (paneles, pintura y tapicería) tratados con mimo. Ha ganado un sinfín de premios y no nos extraña que pidiesen entre 35.000 y 40.000 dólares por él en la subasta celebrada en Amelia Island el pasado 11 de marzo.
Fuente: RM Sotheby’sGalería de fotos: Ryan Merrill, cortesía de RM Sotheby’s