Porsche y TAG Heuer han colaborado en el pasado para diversas actividades, pero las dos marcas nunca han formalizado esa asociación hasta el momento. Presentados oficialmente como socios estratégicos, ambas están lanzando el encantador y costoso TAG Heuer Carrera Porsche Chronograph para consumar el matrimonio, una pequeña pieza de orfebrería que rememora tiempos pasados, los cuales vamos a abordar ahora mismo.
Las historias de ambas compañías se han cruzado durante más de medio siglo. Los parecidos en su tradición se remontan de hecho a sus dos padres, Edouard Heuer y Ferdinand Porsche. El primero fue el responsable del primer cronógrafo que se fabricó, y el segundo construyó un motor eléctrico alojado en el buje de las ruedas. Ambos logros obtuvieron medallas en las Exposiciones Mundiales de París con 11 años de diferencia. Heuer fue galardonado en 1889, mientras que el Lohner-Porsche hizo lo propio en 1900.
Sin embargo, las verdaderas piedras angulares de la asociación actual son los descendientes de los fundadores de las dos marcas. El hijo de Ferdinand Porsche, Ferdinand “Ferry” Anton Ernst, se unió a la oficina de ingeniería de su padre en 1931 a la edad de 22 años y, en 1948, fundó la marca de coches que lleva el apellido de la familia. En pocos años, el nombre de Porsche estaría indisolublemente ligado a los éxitos en los circuitos de todo el mundo, incluida la victoria en la recorrido de la Carrera Panamericana de 1954.
El bisnieto de Edouard Heuer, Jack, dirigió la empresa de su familia durante décadas. En 1963, creó el primer cronógrafo Heuer Carrera, diseñado para que los pilotos pudieran ver la hora de un vistazo en plena acción. Jack Heuer también fue responsable del reloj Heuer Monaco, el primer cronógrafo automático cuadrado y resistente al agua. Como imaginarás, su nombre evocaba el Gran Premio de Mónaco, así como el famoso Rallye de Montecarlo, que Porsche ganó durante de 1968 a 1970 con su modelo 911.
Al igual que el Porsche 911 en el mundo del motor, el Heuer Monaco rompió los códigos de diseño de la relojería tradicional. Sus innovaciones requirieron una importante inversión económica y, en lugar de una costosa campaña publicitaria, Jack Heuer consolidó aún más el vínculo de su marca con el fabricante alemán. Firmó un creativo acuerdo de patrocinio con el piloto y distribuidor de Porsche, Jo Siffert, de la localidad suiza de Friburgo. En 2005, Heuer recordó los términos del suculento contrato firmado:
“A cambio de 25.000 francos, pondría nuestro logotipo en su coche y en su mono. Además, podía comprar nuestros relojes a precios de mayorista y revenderlos a sus amigos con un beneficio considerable. Lo hizo con gran éxito porque, al final de la temporada de 1969, la mitad del paddock llevaba relojes Heuer”. Por esta razón, el ya consagrado actor y piloto Steve McQueen [en galería] comenzó a llevar el logotipo de la casa relojera en su mono, durante el rodaje de Le Mans en 1970, en el que conducía un Porsche 917.
Con su venta al Grupo TAG a mediados de la década de 1980, Heuer se convirtió en TAG Heuer. En esta época, tanto esta como Porsche desarrollaron y produjeron conjuntamente el motor TAG-Turbo que permitió al McLaren ganar tres títulos consecutivos de Fórmula 1, con Niki Lauda en 1984, seguido por Alain Prost en 1985 y 1986. En 1999, la relación entre Porsche y TAG Heuer se fortaleció aún más con las competiciones de la Porsche Carrera Cup y la Supercup, seguidas del Campeonato del Mundo de Resistencia.
Más recientemente, en 2019, Porsche creó su propio equipo de Fórmula E con TAG Heuer como socio principal, lo que supuso un punto de partida para una colaboración aún más estrecha y de mayor alcance. Además de las competiciones físicas, TAG Heuer participa en carreras virtuales apoyando la Esports Supercup, e interviene también como socio global en los eventos y rallyes para clásicos de la firma de Stuttgart. Incluso comparten pasión por el tenis (Porsche Tennis Grand Prix) y el golf (Porsche European Open).
Volviendo a la actualidad, ya sabemos que el icónico nombre Carrera está ligado a Porsche y a TAG Heuer desede hace generaciones, por lo que era una elección natural para la primera nueva colaboración creativa. El susodicho cronógrafo, un tributo a la herencia de las dos marcas, toma como base el diseño del reloj Carrera Sport Chronograph, con su característica escala taquimétrica grabada en el bisel, pero añadiendo rasgos inspirados en la esencia del diseño de Porsche.
El bisel cuenta con la inscripción “Porsche” grabada con la misma tipografía utilizada en los índices. El reloj incorpora en todos sus elementos los colores rojo, negro y gris –evocando también los modelos Heuer históricos–, mientras que, por detrás, un cristal transparente permite vislumbrar la masa oscilante, en este caso rediseñada en homenaje al volante de Porsche. Como tal, la esfera muestra un efecto de asfalto y los dígitos arábigos nos hacen recordar a los del cuadro de instrumentos de los deportivos alemanes.
Este reloj hace gala de una correa de piel de becerro, con un pespunte que quiere evocar el interior de un Porsche. Si no te gusta, existe la opción de montar un brazalete de “líneas de eslabones aerodinámicas”. El modelo se completa en sus entrañas con el movimiento de manufactura propia Calibre Heuer 02, que proporciona una reserva de marcha de 80 horas. Finalmente, todo el conjunto mecánico queda encerrado en una caja de acero 44 milímetros como último broche y guiño al mundo de las cuatro ruedas.
Dado que se trata de un reloj de edición especial, el cronógrafo TAG Heuer Carrera Porsche se entrega en un estuche a medida, cuyos colores y estilo concuerdan con la máquina que va en su interior. La caja, de color negro, exhibe en un tono blanco los logotipos de TAG Heuer y de Porsche. Dentro de ella hay un estuche de viaje con dimensiones a medida y un interior rojo. ¿El precio? Bueno, como toda obra de orfebrería, no es económico. Disponible en dos formatos, tendrás que desembolsar un mínimo de 5.500 euros.
Fuente: Porsche
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