Recientemente hemos hablado de BMW Individual haciendo referencia a las nuevas pinturas que se ofrecen en los Serie 1 y Serie 2. Aprovechando la ocasión, hemos indagado un poco más en los orígenes del departamento de personalización de la marca alemana, que acaba de cumplir tres décadas. En 1992 un cliente muy especial, les hizo un encargo que marcaría su hoja de ruta. Karl Lagerfeld, un reputado diseñador de moda alemán, solicitó realizar algunas modificaciones en su BMW 750iL y así pusieron la primera piedra en el proyecto.
Aquel Serie 7 de Lagerfeld fue pintado en dos tonos y recibió un equipamiento muy especial que cumplía con sus exigencias. Contaba con un fax en la guantera y fue un adelantado a su tiempo, ya que por aquel entonces los fabricantes no hacían este tipo de encargos. Aunque oficialmente, el primer BMW Individual llegaría unos años más tarde. Fue en el año 2000 con la siguiente generación del modelo, con un Serie 7 E38 que fue realmente algo único, además, en la versión más exclusiva que había sido lanzada.
El diseñador de decantó por el L7, una variante extralarga y de edición limitada de la que apenas se hicieron 899 unidades. Montaba el motor V12 de 5.4 litros y tenía nada menos que 326 CV y 490 Nm de par, una potencia ejemplar para mover sus 2.215 kg de peso. Pasaba de 0 a 100 km/h en 7 segundos y recibió una personalización de lo más aparente. En el exterior se viste de una combinación de los coloresChestnut Brown y Gold Orange, llamativa y elegante a partes iguales, mientras que el interior es lo más destacado.
Todo el habitáculo está revestido de cuero marrón chocolate, mientras que las costuras van en naranja haciendo contraste. Por otro lado, se han montado paneles de madera para mejorar su calidad y un equipamiento que eclipsaría al de la mayoría de vehículos actuales. Sobre todo en la parte trasera de esta berlina de representación, que casi podría ser tratada como una limusina. Los asientos son más cómodos que los de serie y se pueden reclinar, incluso se beneficiaban de un sistema de entretenimiento para los pasajeros.
El BMW L7 de Karl Lagerfeld contaba con un fax, televisor, reproductor de VHS, un sistema de sonido más potente, nevera, caja fuerte e incluso un dispensador de pañuelos en la puerta. Queda claro que el primer BMW Individual fue un one-off, un vehículo único que fue hecho con la supervisión del cliente y del que no hubo más reproducciones. Curiosamente, lo que empezó hace dos décadas ahora se está aplicando de manera generosa en el sector, sobre todo en las marcas de lujo.
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