A principios del 2000 asistimos a una época dorada para los superdeportivos. Parecía que el cambio de siglo había servido para reforzar las ganas de los fabricantes por superarse y la guerra por hacer el coche más rápido estaba servida. En esa época vieron la luz algunos ejemplares tan destacados como el Bugatti Veyron, el Ferrari Enzo, el Mercedes-McLaren SLR, el Porsche Carrera GT, el Lamborghini Murciélago, el Koenigsegg CCXR o el exótico Gumpert Apollo. Sin embargo, hubo una pequeña marca que sorprendió a todos: Saleen.
El origen de esta firma data de 1983, cuando Steve Saleen quiso convertir sus andaduras con diferentes vehículos en carrera profesional. Este ex-piloto de la Fórmula Atlantic seguía siendo un aficionado con mucha experiencia en la preparación de coches para competición y fue realizando sus primeras creaciones. Como buen americano, el Mustang era su modelo fetiche, y no dudó en aportarle un extra de potencia gracias a la sobrealimentación. El Saleen Mustang sería de sus primeras creaciones exitosas.
Los primeros años consistieron en diversas preparaciones exitosas, que le dieron cierto renombre. En 1990 lanzaría Saleen Performance Parts, con un catálogo de componentes que podían mejorar modelos de serie. Seguiría con derivados de Ford principalmente, con creaciones el motor S351 de 5.7 litros, pero también lanzando preparaciones para ejemplares más mundanos como el Focus. sin embargo, la ambición de Steve Saleen le llevó a no conformarse con mejorar otros vehículos, quiso hacer el suyo propio.
En el 2000 presenta el Saleen S7, un superdeportivo de motor central con desarrollo propio que cambió las reglas del juego. De repente, la marca pasó a estar en el radar internacional y el modelo a jugar en la liga de los más grandes. Se trataba de un espectacular coupé que tenía una serie de innovaciones a nivel técnico que le permitieron tener unas prestaciones brutales. Sobre un chasis de acero ligero se asentaba una carrocería de fibra de carbono con un diseño muy de la época. Sus líneas, que recordaban al McLaren F1, y las puertas de mariposa encandilaron al público.
Contaba con un motor V8 de 7.0 litros que era un derivado del Windsor de Ford, aunque con una mayor cilindrada y potencia que el bloque del que partía. Desde un principio se mostró muy capaz al conseguir una potencia de 557 CV y 710 Nm de par. Siempre con una caja de cambios manual de seis velocidades, aceleraba de 0 a 100 km/h en 4 segundos y tenía una velocidad máxima de 320 km/h. Para los que no fuera suficiente, en 2005 lanzaron la versión Twin Turbo.
Sumaban dos turbocompresores Garrett a la mecánica del Saleen S7 de modo que la potencia aumentaba hasta los 760 CV y 949 Nm de par. Con unas mejoras en su carrocería para incrementar la carga aerodinámica en un 60 %, este ejemplar conseguía una aceleración de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y anunciaba una velocidad máxima (no verificada) de 399 km/h. Fue una declaración de intenciones gracias a esos números y también les permitió entrar en competición.
Entre el 2000 y el 2007 estuvieron en varios campeonatos como el FIA GT o las 24 Horas de Le Mans con el Saleen S7-R. Se ajustaba a las necesidades de la competición e incluso llegó a conseguir buenos resultados, teniendo en cuenta que eran coches de muy reciente creación. Mientras que estaban con esta andadura, la empresa también obtuvo un contrato de ensamblaje y pintura para el Ford GT de la época, convirtiéndose en proveedor oficial de la firma del óvalo. Con el paso del tiempo llegaron a producirlos por sí mismos y también llegarían a hacer los trabajos de pintura del Dodge Viper.
Sin embargo, la década de 2010 fue muy dura para Saleen. Sus éxitos iban en parte ligados a los de otros por esos trabajos que tenía subcontratados y las ventas de superdeportivos estaban bajando. Buscaron otros socios e incluso se llegó a un acuerdo de distribución de vehículos a China. En esa época crearon alguna peculiaridad como el Foursixteen, que era un Tesla Model S preparado. Estaban muy endeudados y al borde de la bancarrota, algo que derivó en que le retiraron el registro de valores en Estados Unidos.
En 2017 comenzaría una nueva andadura con la creación de Jiangsu Saleen gracias a la colaboración con Rugao, una empresa china. La cosa no salió del todo bien, a pesar de recibir capital por parte del gobierno y de anunciar varios modelos, el único que llegaría a producción sería un microcoche eléctrico. Resulta que Charlie Wang, uno de los socios en la andadura china de Saleen, había malversado millones de dólares y en 2020 fueron confiscados los activos de la empresa y cerradas dos fábricas.
La empresa tuvo que dejar atrás la etapa en China y volvió a sus orígenes: las preparaciones. En la actualidad tienen modelos como el Saleen 302 (basado en Mustang), el Sportruck (basado en F-150) o el Saleen Bronco. También tienen anunciado el Saleen S1, otro deportivo de desarrollo propio que no ha terminado de despegar. También está trabajando en otras vías como los motores de combustión de hidrógeno para la competición del futuro. Sin embargo, parece que nunca recuperarán el esplendor de los 2000 ni el brillo del Saleen S7.
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