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Ciudad Trafico
Luis Blázquez

Las muertes por emisiones de vehículos se han reducido sustancialmente en la última década

Todos sabemos que uno de los grandes motivos por los que estamos haciendo la transición a la movilidad eléctrica es por contaminación. Sin abrir el debate de que el coche eléctrico también genera emisiones de forma indirecta, parece que está quedando reflejado que evolucionamos hacia un planeta más limpio y sostenible. Una prueba de ello la encontramos en el descenso de muertes por emisiones contaminantes generadas por los “sucios” motores de gasolina y diésel.

En base a un nuevo estudio de Harvard, las muertes por emisiones contaminantes de vehículos de combustión cayeron de 27.700 en 2008 a 19.800 en 2017 en Estados Unidos. El documento, se publicó recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America [fuente], y encontró que las muertes no solo disminuyeron en casi 8.000 en el transcurso de nueve años en el país, sino que habrían sido 2,4 veces más elevadas en 2017 si la coches hubieran tenido el mismo nivel de emisiones que 2008 en ese período de tiempo.

El estudio utilizó la evidencia epidemiológica y los inventarios de emisiones más recientes para llegar a sus estimaciones. Además, descubrió que, como resultado de la mejora de los efectos en la salud de la población, en EE. UU. vieron 270 mil millones de dólares (239.000 millones de euros) en beneficios económicos. Estas cifras, aunque son referidas al otro lado del charco, se pueden extrapolar a nuestro lado. De hecho, gracias a las estrictas normativas de emisiones de la Unión Europea (UE), los coches vendidos aquí son todavía más “limpios” si cabe.

Porque, a pesar de que la reducción en materia de emisiones ha derivado en un claro beneficio para la salud, las ganancias aún podrían haber sido mayores. “Aún con el progreso sustancial en la reducción de emisiones, se tiene este efecto de contrarrestar la población y los vehículos más grandes”, manifestó a Associated PressErnani Choma, investigador de salud ambiental en Harvard y autor principal del estudio. “Por lo tanto, será difícil lograr un progreso sustancial si no promulgamos políticas más estrictas”. Veremos cómo está la situación en 2035

Además, los beneficios ambientales de las mejoras de la industria automotriz no fueron tan grandes como sus beneficios para la salud. Según los expertos, los enfoques para reducir las emisiones del transporte se han centrado más en abordar la contaminación del aire, no el cambio climático. De hecho, Choma y sus compañeros recomiendan políticas más estrictas para ayudar a abordar el cambio climático por parte de las firmas automotrices y estados. Sin no se combate, los beneficios de un aire más limpio serían bastante efímeros al final.

Fuente: PNAS

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