La ahora famosa tracción integral Symmetrical All-Wheel Drive (S-AWD) de Subaru tiene casi 50 años. Al contrario de lo que cabría esperar, los primeros modelos que lo emplearon no fueron coches de carreras que luchaban contra el barro y la nieve, sino coupés asequibles y familiares que, por las condiciones climáticas de Japón, necesitaban agarre adicional. La compañía nipona se ha comprometido con esa idea desde que presentó su primer sistema en 1972.
Tras casi 20 millones de unidades fabricadas y 48 años después de su lanzamiento, la legendaria tracción a las cuatro ruedas sigue siendo la gran seña de identidad de la marca japonesa junto con el motor bóxer de cilindros horizontalmente opuestos. Hoy día, todos los vehículos que se venden en España (salvo el coupé BRZ) equipan de serie esta tracción integral permanente, incluyendo la gama híbrida ecoHYBRID, que, dice la compañía, mantiene intactos los valores que los “subaristas” esperan de un verdadero Subaru.
Pero como íbamos diciendo, todo empezó con el Leone Estate Van en septiembre de 1972. Hasta ese momento, la tracción a las cuatro ruedas se limitaba a los coches todo terreno, pero Subaru se diferenció de sus competidores apostando por incluir la variante de tracción total S-AWD en turismos de producción en masa. Pero no se trataba de una tracción integral permanente, sino de un tracción delantera con la opción de conectar las cuatro ruedas a través de un botón en el lateral izquierdo del volante, junto a la palanca de cambios.
Otra de las grandes aportaciones de este modelo, que hoy en día está presente en muchos vehículos, fue el control de arranque en pendiente. Estas innovaciones hicieron que pronto el Leone Estate Van se convirtiera en el vehículo de tracción total más vendido a nivel mundial. Y del Leone vino el BRAT (un acrónimo de Bi-drive Recreational All-terrain Transporter), que era básicamente un Leone El Camino con un motor de gasolina de 1.6 litros primero y una unidad de 1.8 litros después destinado al mercado norteamericano.
En 1980, viendo el éxito que había tenido la tracción integral, Subaru introdujo mejoras en su segunda generación, con el objetivo de mejorar el control de la tracción, principalmente, en caminos en mal estado. Por ello, el Subaru Leone 1.8L 4WD trajo consigo una caja de cambios con Dual-Range, una transmisión manual de cuatro relaciones y dos desarrollos distintos para cada marcha. En los años 80, Subaru lanzó en el segmento kei el Rex, que en algunos países de Europa se comercializó con los nombres de Mini Jumbo, 600 y 700.
Por otro lado, el fundador de Subaru Tecnica International (STI), Noriyuki Koseki, decidió entrar en el Campeonato del Mundo de Rally con tres versiones del Leone. Solo corrían unas pocas citas por temporada, pero en 1986, fueron los únicos que usaban tracción total, turbocompresor y un motor bóxer de 1.8 litros. Fue en 1987 cuando llegó al mercado el primer Subaru en el que la tracción integral funcionaba de forma permanente: el Alcyone. Este aterrizó en 1985, y tomaba su nombre de la estrella más brillante de las Pléyades.
Después de darle el Rex de tracción total permanente y un diferencial de deslizamiento limitado en el eje trasero para una mayor tracción, aunque todo hay que decirlo, como opción, Subaru comenzó una nueva historia de éxito en 1989 con el Legacy. La tracción integral era opcional en toda la gama, mientras que el modelo RS tenía un motor turboalimentado de cuatro cilindros y 2.0 litros con 217 CV y, casualmente, era rival directo de dos marcas nuevas que habían llegado a Estados Unidos para hacer con un cacho de tata del segmento premium: Infiniti y Lexus.
El SVX fue el hijo de Subaru y Giorgetto Giugiaro. Como primer intento de ingresar al mercado de lujo de la marca, fue bastante impresionante desde el exterior y muy avanzado bajo el metal. Con un seis cilindros de 3.3 litros que producía 230 CV y 309 Nm, el sistema AWD tenía mucho para manejar, mientras que algunas versiones del mercado nacional incluso tenían dirección en las cuatro ruedas, sí como eso que ofrecía en su día Renault y, desde hace unos años, Porsche, pero en 1991. Como curiosidad, Nissan ya ofrecía esta característica en 1989 en su Skyline GT-R (R32).
Es en esta época en la que el creciente prestigio se hacía patente gracias a la eficaz tracción de Subaru, que dio el salto al mundo de la competición con impresionantes resultados, venciendo a los mayores constructores del mundo. También explotaba las virtudes de las versiones de calle, cuyo bajo centro de gravedad, eficaz tracción, rigidez y fiabilidad fueron claves en el éxito en competición. Sus tres títulos mundiales como fabricante en el World Rally Car (1995, 1996, 1997) más otros tres en la categoría de pilotos (1995, 2001, 2003) así lo atestiguan.
Mientras que el Leone fue reemplazado por el Impreza en 1992, Subaru todavía usaba el Legacy como base para sus coches de competición. Colin McRae ganó el Rally de Nueva Zelanda con la primera victoria de la marca en el campeonato del mundo, pero al año siguiente, el Impreza de Prodrive se convirtió en la nueva estrella del campo. Subaru introduce el nombre “STI” en sus vehículos de calle, versiones con motores potentes, transmisiones acordes y una puesta a punto específica de la suspensión y los frenos. Nace así el famoso emblema rosa.
Con la ayuda del equipo británico Prodrive, Colin McRae se hace con el Campeonato del Mundo de Rally en 1995. El coche azul con las ruedas doradas y el número 555 (los anuncios de tabaco todavía estaban permitidos en ese momento) es recordado como uno de los mejores competidores de rally jamás producidos, ya que Subaru ganó otros tres campeonatos consecutivos con él. Colin McRae se fue después de 1998 para continuar su trayectoria con Ford, con quien no consiguió ningún título, pero si nueve victorias.
Para el gran público, el Outback y el Forester fue uno de los primeros SUV del mercado, llegando uno y tres años después del Toyota RAV4 (1994), respectivamente. El primero aportaba una carrocería familiar (basada en Legacy), y el segundo, a pesar de su aspecto, se conducía bien sobre asfalto, pero gracias a su altura elevada y su sistema de tracción total (enviaba hasta el 50 % del par a las ruedas traseras), superaba a sus rivales en campo abierto. Fue un éxito instantáneo, asegurando la imagen de Subaru como el fabricante japonés más avanzado.
En el 2000 se lanza el nuevo Impreza. Se parece un poco a una rana con esos faros redondos, y las versiones más básicas venían asociadas a un motor de atmosférico de 1.5 litros y tracción delantera: Pero, realmente, a nadie le importa demasiado, porque también hay mecánicas bóxer turboalimentados, con tracción total permanente, y con los sellos WRX y STI, e incluso una versión con carrocería familiar muy práctica. En el mundo de las pistas de tierra, Richard Burns ganó el campeonato del mundo en 2001.
El último gran paso en la historia de la tracción integral permanente de la casa de Ōta ha sido su implementación en la gama ecoHYBRID, siendo la clara referencia en cuanto a vehículos híbridos con este tipo de configuración. La tecnología, bautizada como e-Boxer, toma como punto de partida las dos señas de identidad de Subaru, la tracción integral permanente simétrica y el motor de cuatro cilindros en disposición bóxer, y se le añade un motor eléctrico de 12,3 kW que ayuda no solo a reducir el consumo y las emisiones, sino la respuesta de entrega de potencia en un 30 %.
¿Cómo funciona el sistema Symmetrical All-Wheel Drive de Subaru?
El mecanismo S-AWD envía la mayor parte del par del motor a las ruedas delanteras, aunque las traseras siempre reciben algo también. Para ello, un embrague multidisco electrohidráulico se mueve de adelante hacia atrás según sea necesario. Los modelos orientados a altas prestaciones como el STI se benefician de una tracción en las cuatro ruedas con distribución variable de par. Esta disposición incluye un embrague controlado electrónicamente con un engranaje planetario. En este caso, la división de fuerza es de un entre un 50/41 % delante y un 50/59 % detrás.
En el resto de los modelos, la distancia que se recorre hasta que se activa el sistema de tracción integral no permanente circulando a 120 km/h puede llegar a los 10 metros. Este sistema ofrece un plus de seguridad más allá de la conducción off road, sobre hielo o nieve, pudiendo marcar la diferencia entre tener o no un accidente. Un sistema como el S-AWD de Subaru con reparto activo de par distribuye de forma óptima y permanente la energía entre las cuatro ruedas en todo momento, lo que se traduce en tranquilidad y un control estable en todo momento.
Fuente: Subaru
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