El argentino Alejandro De Tomaso fue un apasionado del motor que pretendió revolucionar el mundo de los superdeportivos. Tras gestar el Vallelunga llegaría el Mangusta, un bello vehículo diseñado por Giugiaro y que supuso el punto de inflexión para su compañía, pues pudo adquirir las carrocerías Ghia y Vignale… al mismo tiempo que comenzaría a trabajar codo con codo con Ford y a gestar su vehículo más famoso, el De Tomaso Pantera.
El Mangusta ya era propulsado por un potente motor de la firma del óvalo. De Tomaso había colaborado con el gigante americano en el diseño del Ford Mustang, asesorando a Lee Iacocca y eso facilitó las cosas. Pero quería ir más allá… A finales de los años 60 del siglo XX, Henry Ford II ya no soñaba con hacerse con alguna gran marca italianas, como Ferrari o Lancia, ya que con el Ford GT 40 había demostrado en las 24 horas de Le Mans, ganando las ediciones de 1966, 1967, 1968 y 1969, que podía superarlas.
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El heredero de Henry Ford llegó en septiembre de 1969 a un acuerdo con De Tomaso para adquirir el 80% de la empresa del argentino (y un 100% de Ghia), que implicaba la cesión de mecánicas al tiempo que se hacía con la distribución en Norteamérica del primer coche de la sociedad, a través de la red Lincoln-Mercury. Se presentó en el Salón de Nueva York en abril de 1970. Su carrocería, diseñada por Tom Tjaarda, fue fabricada por Vignale y ensamblada en Modena.
Contaba con un chasis autoportante y, en posición central trasera, un motor V8 Ford de 5.769 cc que entregaba 310 CV mediante una caja de cambios ZF de cinco velocidades. Contaba con frenos de disco asistidos en las cuatro ruedas y como apenas pesaba 1.330 kg tenía unas prestaciones soberbias.
En 1972 camió su nombre al de Pantera L, al tiempo que se sumaba una versión más potente, el Pantera GTS de 350 CV, así como una de competición, el Pantera GT 4 de 500 CV. Un año más tarde, en 1973, la potencia llegaría a los 330 CV en la versión básica… pero justo entonces comenzaba la crisis energética. Los altos precios del combustible hicieron que los compradores mirasen hacia otro lado y se pasó de 2.718 unidades fabricadas en 1971 a apenas 196 en 1974.
El divorcio entre De Tomaso y Ford era inminente. Al fabricante norteamericano no le interesaba un deportivo caro y «tragón», a pesar del indudable beneficio en imagen. Eso puso a los coleccionistas sobre aviso. En especial al mayor apasionado de Ford de los 70, Floyd Moore, de Glenville, Illinois. Nutría su colección de primeras y últimas unidades de sus modelos (cuenta con variso Lincoln numéros uno o el último FoMoCo convertible), de ahí que en cuanto se enteró de que el último Pantera iba a ser fabricado, se dispuso a comprarlo.
Moore encargó el último De Tomaso Pantera en un color naranja nada discreto. Contaba con transmisión de cinco velocidades, frenos de disco de cuatro ruedas, aire acondicionado, ventanillas eléctricas, cristal tintado, instrumentación completa y ruedas de magnesio. Y, preocupado por un posible retraso en las aduanas, exigió que fuese almacenado en interior, para evitar que se deteriorase.
Obviamente, desde entonces se ha conservado igual de bien, en un estado inmaculado, con sus neumáticos Goodyear originales y apenas 16.905 millas en su odómetro (27.205 km). Se trata quizá del Pantera mejor estado de los que quedan. Será subastado el 19 de agosto en Monterrey y esperan que alcance un valor de entre 125.00 y 175.000 dólares. Nada excesivo por este «falino» ¿no crees?
Fuente: RM Sotheby´s
Galería de fotos (por Drew Shipley, cortesía de RM Sotheby’s):